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Capítulo 3

El padre Ragnar Starwind decidió llevar a sus hijos a conocer el reino de Arcadia. Sabía que pronto entrarían a la academia más prestigiosa, donde podrían expandir y mejorar sus habilidades prometedoras, y quería que Ash y Kai se familiarizaran con el lugar. Mientras salían de la aldea en su carruaje, tuvieron una pequeña conversación en el camino.

— Papá, ¿cómo comenzó este conflicto entre los reinos? —preguntó Ash, aprovechando la oportunidad para aprender más sobre este mundo.

— Sí, hijo mío. Hace mucho tiempo, en una batalla contra demonios y otras razas, fuimos traicionados por dos reinos: Etharia y las Sombras. En ese entonces, ambos poseían a los héroes más fuertes. Rompieron la tregua y nuestro reino de Arcadia se vio obligado a aliarse con Alquimia y Acero. La guerra se prolongó sin fin, plagada de traiciones y bajas —respondió Ragnar con una mirada seria.

— Según tu abuelo —continuó Ragnar—, en una batalla decisiva, nos enfrentamos a seres de poder inigualable, como dioses peleando entre sí en los cielos. El cielo se iluminó con una luz cegadora y meteoritos llovieron del firmamento. Muchos perecieron, pero nosotros tuvimos la ventaja: los héroes de Etharia y las Sombras fueron aniquilados en la explosión.

— Muchos años después de ese incidente —relató Ragnar—, llegué a la batalla junto a mis tropas y conocí a tu madre. Juntos, nos convertimos en La Parca y La Hechicera de la Penumbra, sembrando terror y ganándonos el respeto de todos. Sin embargo, algo inesperado sucedió: los reyes de los reinos se reunieron y firmaron una tregua. Tras ese evento, decidimos dejar atrás esa vida, nos alejamos del reino y formamos una familia. Ahora tengo una hermosa esposa y dos hijos fuertes — dijo con una sonrisa llena de lágrimas de alegría.

Los hermanos continuaron escuchando la historia de su padre, fascinados por las batallas épicas y los héroes legendarios. Finalmente, llegaron al reino de Arcadia. La ciudad era un bullicio de actividad, con carruajes circulando por las calles, gente comprando y vendiendo en los mercados, y un ambiente vibrante que contrastaba con la tranquila vida que habían llevado hasta ahora. Primero, se dirigieron al mercado, donde probaron todo tipo de comidas exóticas y deliciosas. Luego, visitaron el gremio de aventureros, la herrería y las bibliotecas, donde Kai se deleitó con libros antiguos y mapas misteriosos. En pasadizos escondidos, descubrieron tiendas que vendían pócimas mágicas y otros tesoros. Después de explorar y disfrutar de las maravillas de la ciudad, llegaron a la plaza principal, donde una fuente de agua cristalina refrescaba el ambiente. Ash, intrigado, se acercó a una estatua imponente que se erguía junto a la fuente.

 — Papá, ¿Quién es este hombre? — preguntó Ash.

 — Ese es el antiguo héroe Ayato, Era un hombre fuerte, pero con un carácter un tanto áspero. Gracias a él, disfrutamos de la paz que ahora vivimos — respondió Junio con nostalgia

Sin embargo, la conversación fue interrumpida por Kai, quien se dirigía hacia un joven de armadura dorada que parecía incómodo con la atención de un grupo de mujeres. Distraído, Kai tropezó y cayó de lleno en la fuente, mojando a todos a su alrededor. Las mujeres, enfadadas, se marcharon profiriendo insultos, Ragnar y Ash corrieron hacia el joven para disculparse por la torpeza de Kai.

— Mil disculpas — exclamaron Ragnar y Ash.

El joven, en lugar de enojarse, comenzó a reír a carcajadas.

— Jajaja, no se preocupen… un momento, ¿acaso no eres Ragnar Starwind? Un gusto verlos de nuevo.

—¿Eh? ¿Disculpe?, ¿Nos conoce?—preguntó Ragnar confundido.

— Perdón por no presentarme antes. Me llamo Ezra Grimoire, soy el héroe de este reino. Mi padre sirvió en su ejército, aunque lamentablemente ya no está con nosotros. Pero tuve la oportunidad de conocerlo cuando era pequeño. ¿Cómo no recordar al hombre que un día conocimos como La Parca? — El joven héroe sonrió con calidez.

—Jajaja, basta por favor, me sonrojas. El honor es todo mío, héroe Ezra — Ragnar se sonrojó, avergonzado por la atención.

Kai, intrigado por la espada que portaba Ezra, decidió hacerle una pregunta.

— Disculpe, héroe, pero ¿por qué su espada está brillando? — preguntó Kai.

— Oh, esto? — Ezra levantó su espada, que emitía un resplandor suave pero perceptible. — Suele pasar cuando estoy en aprietos, pero gracias a ustedes pude salirme de ese aprieto — respondió con una sonrisa enigmática.

Mientras charlaban animadamente, un grupo de soldados se acercó e interrumpió la conversación.

— Héroe Ezra, le dijeron con urgencia, el rey lo necesita. Es algo importante — dijo uno de los soldados, visiblemente fatigado.

Ezra se despidió de la familia Starwind con una sonrisa y se marchó con los soldados.

— ¿Así lucen los héroes? — se preguntó Ash con admiración. — Tenía un aura brillante, su armadura dorada con muchos detalles y una insignia en su pecho. Su cabello largo y ojos amarillos, tonalidades claras, lo hacían alto y con una gran sonrisa. La espada, a pesar de que en ese momento comenzó a brillar, tenía un mango con la forma de un león, la boca abierta y dentro de ella estaba el filo de la espada, pulido, la espada optaba de varios colores tanto dorados y plateados como tonos azules como el cielo. Realmente fue impresionante conocerlo.

El día transcurría rápidamente, y antes de regresar a casa, los hermanos Starwind decidieron explorar el palacio del rey. Era una estructura imponente que se alzaba como un castillo, con una entrada flanqueada por dos majestuosos pilares que sostenían la insignia del reino. Soldados vigilaban la zona, y en la punta del castillo, había algo parecido a campanas de una iglesia, aunque en lugar de campanas, murales misteriosos. Mientras observaban el palacio, Ash no podía evitar pensar en la historia que su padre les había contado sobre la guerra entre los reinos, de quienes eran esos dioses y por qué estaban peleando. Un sinfín de preguntas inundaba su mente, alimentando su curiosidad y su deseo de aventura. Los hermanos regresaron a casa con el corazón lleno de emociones y la mente rebosante de ideas. El mundo que los rodeaba se abría ante ellos como un libro por descubrir, lleno de misterios, desafíos y oportunidades. El futuro era incierto, pero una cosa era segura: Ash y Kai estaban listos para embarcarse en una aventura épica que los convertiría en héroes legendarios.