Tercera persona POV:
*Pequeño flashback*
Mientras Deo estaba esperando a que las evoluciones de su ejército y Deacon terminasen, los espartanos que fueron mandados de vuelta a sus hogares, se encontraban con varias emociones esculpidas en sus rostros.
Algunos mostraban rostros de alivio tras haber podido regresar con vida, otros pocos con sonrisas tras volver con vida de la batalla y además de haber resultado en victoria.
Pero, sobre todo, la mayoría de caras tenían un rostro de incertidumbre, debido a que no sabían qué hacer con los hechos que acaban de presenciar. Tenían dudas de si el dios que se había presentado como Osiris venia con buenas intenciones o si se acercaba su fin.
Ya que tras presenciar el gran poder mostrado por Osiris y el resto de su ejército, sabían que su futuro no se encontraba en sus manos. Dado que, si Osiris decidiese acabar con Esparta, había poco que pudiesen hacer.
Y tras unos minutos que parecían volverse eternos, la mayoría de espartanos decidieron volver a sus hogares y disfrutar de la vida. Dado que diese igual que hiciesen, el resultado seguiría estando en las manos de Osiris.
Por otro lado, tenemos a Bemus, el amigo de Deacon que había ido a su casa para llamarlo a la batalla. Que se encontraba mirando a sus alrededores, esperando encontrarse con el rostro familiar de su amigo Deacon.
Desafortunadamente, Deacon parecía no estar presente, lo último que recuerda es ver algo negro envolviendo a Deacon y justo después aparecer en el centro de la ciudad.
'Recuerdo haber escuchado como lo llamaba su elegido, pero, ¿Qué es exactamente un elegido de un dios?'
Muchos tenían la misma pregunta en la cabeza, además de que también se preguntaban como elegiría Osiris a su próximo elegido.
Mientras pasaban los minutos, más espartanos decidían volver a sus hogares y contar lo sucedido a sus familiares.
Sin embargo, hubo una persona que no volvió a su hogar esa noche, Deacon, lo que hizo que Astoria no pudiese pegar ojo.
Con el motivo de su falta de sueño debido a su preocupación, no pudo evitar comprobar el bienestar de su único hijo, Deo.
Al que vio durmiendo bajo un trozo de tela que le cubría todo el cuerpo. O más bien, vio a un clon de Deo.
Querido o no, el sol emergió, dando lugar a un nuevo día.
La mayoría de la población de Esparta, había escuchado lo sucedido la noche anterior, por lo que es inevitable que el tema principal sea Osiris y los nuevos dioses. Y como Osiris había dicho que volvería a aparecer en la plaza principal hoy. Nadie sabía cuándo, pero esto no evitaba que la plaza principal se encontrase llena de espartanos esperando a los nuevos dioses.
Y así iban pasando los minutos, hasta que por fin algo cambio.
Toda la ciudad se vio envuelta por una gran cápside de oscuridad, haciendo que el ambiente pareciese haberse congelado.
Todos los habitantes presentes estaban intentados mantenerse lo mas quietos, pareciendo la viva imagen, de una presa viendo a su depredador, e intentado hacer todo lo posible por sobrevivir, pero siendo incapaz de moverse por miedo.
Lo primero que se pudo observar fue como figuras iban apareciendo poco a poco del suelo, en la entrada del templo.
El primero en aparecer fue Pumba, que tras echar una mirada a los humanos que tenia a sus pies, y procedió a esperar a los demás sin llamar demasiado la atención.
El siguiente en aparecer fue Bolt, que, tras aparecer y ver a los débiles humanos, decidió aullar.
Desgraciadamente para los humanos, al aullar, Bolt desprendió parte de su aura inconscientemente.
Algunos más débiles como los ancianos o niños muy jóvenes, no pudieron aguantar la presión y no pudieron evitar caer en los brazos de la inconsciencia.
Los demás no pudieron evitar sudar la gota fría, afortunadamente para ellos, Udyr que fue el siguiente en mostrarse, dio un pequeño golpe en la cabeza a Bolt, haciendo que se detuviera.
Tras desaparecer la presión sobre ellos, los espartanos volvieron a centrarse en lo alto de las escaleras, donde se encontraba la puerta al templo.
Descubriendo, que no solo Udyr había aparecido, si no que con el se encontraba una hermosa mujer con unas orejas de conejo y un pequeño cuerpo.
No era de extrañar, que cuando Ruby miro hacia abajo, ya había conseguido robar la mayoría de corazones de los hombres.
"Parece ser que nuestra Ruby ya se ha hecho popular, ¿eh?"
"Eso parece Nag."
Tras escuchar las voces, se pudieron ver como dos siluetas iban apareciendo, pero tras ver que no paraban de crecer en tamaño, muchos de los humanos no pudieron evitar dar un paso atrás inconscientemente.
Hasta que, por fin, tras unos segundos, aparecieron Nag y Shenlong en todo su esplendor.
Afortunadamente para ellos, Nag, Ruby y Shenlong no desprendieron ni una milésima de su aura.
"Te pediría Nag que dejases de hacer esas bromas de mal gusto."
Si las miradas matasen, Nag y Shenlong habrían sido cortados en mil trozos.
"Hay que tener sentido del humor Ruby, si no, ¿Cómo nos vamos a divertir en los próximos años?"
"¿Por qué no aprendes a contar buenos chistes antes de intentarlo de nuevo?"
Antes de que Nag pudiese responder de vuelta, se escucho una voz que resonó en toda la ciudad.
"Parece que ya están todos, ¿empezamos?"
Tras escuchar la voz, todos los generales se arrodillaron instantáneamente.
No obstante, no solo fueron los generales los que se postraron, ya que todos los humanos presentes en cuanto escucharon la voz y vieron a los dioses ante ellos arrodillarse, inconscientemente procedieron a hacer lo mismo.
"Mi señor"
Dijeron los generales a la vez.
"Veo que ya estamos todos, así que empecemos."
Deo Pov
En cuanto me aparecí ante el pueblo de Esparta, pude ver como todos se encontraban posados, incluso los que no se encontraban presentes en la plaza.
"Veo que ya estamos todos, así que empecemos."
Tras terminar de dar comienzo a la función, procedí a invocar nuevamente mi trono, no obstante, en esta ocasión invoqué dos tronos más para Nag y Ruby
"Como desee mi señor"
Nag procedió a levantarse y a mirar a los humanos, ya en su forma humana, mientras que Ruby procedía a sentarse a mi lado.
"Humanos de Esparta, muchos ya sabréis quienes somos debido a lo sucedido ayer, por lo que no lo repetiré. No obstante, dejadme presentaros al dios todopoderoso que ha decidido invertir en vosotros. El dios capaz de controlar la muerte y la vida. El dios más benevolente y justo jamás visto. El dios de la Muerte Osiris. Así que mostrar el respeto que se merece y no tengáis el valor de interrumpirle cuando se dirija hacia vosotros."
Tras terminar de hacer la pequeña introducción, Nag volvió a mirar por última vez a los espartanos mostrados ante mí y dio media vuelta para sentarse en el trono libre de mi derecha.
Podía ver como la mayoría de humanos presentes no tenían ni el valor de levantar la mirada.
Sigh
No pude evitar que se me escapase un suspiro.
[Te has pasado un poco con la introducción Nag.]
[ No era mi intención mi señor, le pido disculpas.]
[No hace falta que te disculpes por esto Nag, solo recuerda la próxima vez que los humanos ahora mismo son débiles, por los que hay que tener un poco más de cuidado]
[Entiendo]
[Pero todo dependerá de la situación, así que ten siempre la mente abierta para poder decidir. Eso va para todos.]
[Así será]
[Bien, ahora centrémonos de nuevo en lo importante.]
"Como ya ha dicho Nag, soy Osiris dios de la muerte y la vida. Se que muchos tendréis miedo de nosotros, miedo a lo desconocido, miedo a seres que se llaman a ellos mismos dioses y que sabéis que da igual lo que hagáis, podríamos acabar con vosotros con un chasquido.
Ante mis palabras, muchos de los humanos empezaron a temblar aún más, pero esperaba esta reacción.
"Pero no tenéis de que preocuparos, ya que no venimos a ser unos tiranos. Venimos en son de paz y estamos aquí para ayudaros."
"Como muchos ya sabréis, hay cosas ahí fuera, que vosotros como simples humanos no podéis vencer. Pero no os preocupéis, ya que hemos llegado nosotros. Traemos cambios que os ayudaran a evolucionar y avanzar hacia una Esparta más fuerte."
"Y para que veáis que nosotros no somos como otros dioses que nunca responden a vuestras oraciones y sacrificios. Traemos el primer cambio. Muchos lo conoceréis, algunos no, pero eso no importa, ya que dejadme presentarlo con su nueva identidad. Os presento a Deacon, mi elegido."
Tras hacer la presentación, chasquee los dedos, que hizo aparecer al nuevo Deacon.
Afortunadamente, antes de llegar aquí, Deacon se había ya despertado y le había puesto al día.
Como hubiese deseado que las cámaras existieran en esta época, ya que la cara que hizo Deacon, fue una que nunca se me va a olvidar.
Deacon se encontraba arrodillado, cuando le hice aparecer.
"Muchas gracias por elegirme, juro que nunca lo decepcionare."
"Eso espero, pero este no será el único cambio que ven- "
"DEACON!!!!!"
Escuche como alguien gritaba, mientras estaba hablando. Lo que obviamente hizo que todos los presentes pusieran su atención en ella.
Para ser exactos en Astoria.
[¿Qué quiere hacer en esta situación mi señor?]
Pude escuchar como Ruby me hablaba mentalmente.
Le hice un gesto para hacerle saber, que todo estaba bien.
"Veo que es tu mujer Deacon."
"Así es su santidad, le pido por favor que le perdone."
"Hahahahah, veo que, como tú, tu mujer es de gran valentía también."
Volví a chasquear los dedos, haciendo que Astoria, apareciese directamente enfrente de Deacon.
Aunque Astoria parecía sorprendida, esto no le impidió que se lanzase a abrazar a Deacon nada más verle enfrente suya.
"Ahora si, como iba diciendo, Durante eones, he sido testigo silencioso de vuestros actos valerosos, de vuestra devoción a la disciplina y a la gloria de Esparta. Sin embargo, incluso entre los más valientes, persisten sombras que deben ser disipadas.
La esclavitud injusta, esa cadena invisible que aprisiona el alma y oscurece la luz de la libertad, ha llegado a su fin en vuestras tierras. Os anuncio solemnemente que ningún espartano, grande o humilde, será considerado propiedad de otro. Cada corazón que late en esta tierra tiene derecho a la libertad y a la dignidad, y mi decreto divino así lo establece.
Pero la justicia no solo reside en la abolición de cadenas físicas, sino también en el florecimiento del conocimiento y la innovación. Por ello, os traigo la bendición de nuevas tecnologías y métodos que transformarán vuestra sociedad y la elevarán a nuevas alturas de prosperidad y sabiduría.
Imaginad un futuro donde las artes de la agricultura sean mejoradas por la mano hábil de la ingeniería divina, donde los caminos y puentes se erijan como monumentos a la conexión y al progreso. Visualizad un mundo donde el saber y la enseñanza sean accesibles para cada alma sedienta de conocimiento, donde la luz de la sabiduría ilumine cada mente y cada corazón.
Este camino hacia la libertad y el conocimiento no será fácil, pues ninguna empresa grandiosa lo es. Habrá desafíos que superar y pruebas que enfrentar, pero recordad que sois hijos de Esparta, valientes y resilientes ante la adversidad.
Que mi decreto inspire en vosotros la determinación de construir un futuro más justo y brillante para todas las generaciones venideras. Que la llama de la justicia arda eternamente en vuestros corazones, guiándoos hacia un destino de grandeza y realización."
Aunque pude ver como algunos no se terminaban de creer mis palabras, eso no hizo que el cambio comenzase a partir de ese día, donde por fin, la historia de Esparta seria completamente cambiada por mí.
Y sin que nadie se diese cuenta, 10 años pasaron.