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[Señor. Farías]

En un local prestigioso, situado en la zona central. Era ostentoso y suntuoso, planeado tanto arquitectónicamente como decorativamente.

"Alta Flor", era un restaurante sólo disfrutado por la alta clase social. Los principales herederos de las familias nobles o individuos inmensamente ricos.

El centro de Athenas era la zona de menor tamaño, comparativamente con las otras cuatro zonas. En la superficie sólo contenía a cuatro fuerzas organizativas; pero existía la oportunidad de que únicamente familias nobles de gran estatus y riqueza, pudieran conmemorar locales enfocados al servicio o entretenimiento en la misma.

'Alta Flor' era dirigida y financiada por la Familia noble Venz; está se componía por tres sitios: Exterior, interior y vip.

En la zona exterior se disponían sillas y mesas, dirigidas a individuos que quisieran disfrutar el ambiente, clima y paisajes.

La zona interior se situaba en el interior del establecimiento. Lujoso y elegante, dirigido al entretenimiento.

La zona vip se hallaba en el segundo piso del establecimiento. Uno incluso debía ser un cliente habitual para acceder a ella, pagando inmensas cantidades de dinero. Para disfrutar de una cómoda y tranquila sala para compartir tiempo con otros.

En una de las mesas en el exterior había un individuo almorzando cómodamente. Cortaba en pequeños trozos un bistec, alimentándose con modales de mesa. Cada cierto tiempo dirigía su mirada a las entradas del Palacio atheniense.

El restaurante Alta Flor se ubicaba en la calle que dirigía al Palacio. La familia Venz desembolsaba cantidades enormes de dinero anualmente, para rentar este sitio.

Finalmente cuando el individuo estaba disfrutando un postre a medio terminar, se levantó de su asiento, llamando a un camarero para pagar su cuenta pendiente.

Él era uno de los hombres empleado por el Mayordomo Liu. Su equipo había trabajado conjuntamente durante unos días intentando averiguar una forma de asestar un golpe al Joven Príncipe, Federick.

Su trabajo eficiente había dado frutos, descubriendo una "variable"; como una aguja en un pajar, "Leonardo Bicąncio Battlemman".

Un joven adulto, hijo adoptivo de la Familia Battlemman. Su familia personal era pequeña, conformada por sus padres adoptivos y un hermano pequeño. Sin ningún respaldo cercano.

Él había salido del Palacio, debido a que era un trabajador interino a tiempo parcial, con el fin de familiarizarse con ese tipo de entorno.

Cuando finalmente abandono las afueras de 'Alta Flor', ya conocía su tarea actual, perseguirlo. Se le había encomendado persuadirlo para que hostigue al Príncipe, asegurándose que no entré más por las puertas del Palacio por un tiempo largo.

¿Por qué se le evaluaba tan alto, y como "variable"? Debido a una serie de factores extremadamente agradables... Para ellos.

Se regocijaba de ello, porque él había sido quién había descubierto estos puntos interconectadas.

En la familia Battlemman se cultivaba la creencia del "Espíritu filial", por lo que existía el favor a su familia adoptiva. Él había compartido gran parte de su vida junto a sus padres adoptivos, así como unos pocos pero sustanciables años con su hermano menor.

Quién había recibido una evaluación extremadamente alta en la Prueba Ancestral de la Familia Battlemman, finalmente ocupando un lugar en la facción "inteligente". Hecho que en su momento se volvió un escándalo debido a la conmoción

Evento público que se había filtrado debido al extremo llanto de la Madre del joven talentoso, pero infortunio.

Era muy probable que un rencor se hubiera cultivado en silencio, esperando a ser recogido con algunas promesas...

Lentamente lo persiguió, siguiendo sus pasos como pistas. Pero cuando abandonaron las cercanías del Palacio, rápidamente lo alcanzó. Tocándole el hombro para llamar su atención, dispuso su mejor sonrisa.

"Hola, ¿qué tal, joven? Un gusto, soy el Mayordomo de la noble familia Wesley". Pronunció elocuentemente, para dirigir su mano para estrecharlas.

"Hola, un gusto. ¿Para qué me buscas?". Preguntó amistosamente el joven.

"Puede llamarme Farías. Sé tu nombre, Leonardo, un gusto, reitero".

Esto tocó las fibras sensibles del joven, después de todo, era una figura pequeña. No era normal que extraños conocieran su nombre.

"Sé que estás en un periodo de prueba bajo el Señor Mazza. Por eso te busco, necesito que entregues un urgente mensaje". Su tono de voz era miserable y su expresión se distorsiono a una de preocupación.

"Lo siento, Señor Farías, pero no creo que sea conveniente entregar un mensaje de extrema importancia a un aprendiz de prueba". Dijo Leonardo, listo para desenvolverse de cualquier matriz molesta.

"Por favor, escucheme, estimado Leonardo. Es un asunto de extrema urgencia que conviene a las tierras sureste, en el condado Wesley. Para entrar al Palacio y citar al Señor Mazza, debería pasar por un registro que duraría bastante tiempo; Usted en cambio, no. Por favor, ayúdeme". Imploró el Mayordomo Farías.

Leonardo sintió que era una coartada bastante tosca la del señor Farías. Abarcaba varias lagunas y carecía de lógica en varias circunstancias. Pero aún así decidió acceder, debido a que se encontraban en la Zona central de Athenas; Por ende, no deberían existir peligros ocultos.

"Si es de extrema urgencia, mí deber como trabajador público es servir a la patria, sus ciudadanos. Por favor, expliqué la cuestión en detalle mientras guió el camino". Expresó Leonardo.

"No es necesario. En las cercanías existe un local aclamado por la clientela. Disfrutemos, para poder mantener la claridad mental, así explicarle la situación en detalle". La actitud del mayordomo tuvo un cambio de 180 grados.

Este hecho puso los pelos en punta de Leonardo, pero aún así decidió seguir adelante en su decisión.

Caminaron unas decenas de metros, mientras Farías platicaba la terrible situación en el condado Wesley. Hasta que finalmente llegaron a un local que servía alimentos.

Cuándo tomaron un asiento lejano a otros ocupados, una sonrisa apareció en el rostro del conocido como "Farías".

"Joven, mis tierras lloran como una madre desconsolada y sus antepasados la miran con decepción y cansancio". Expresó Farías en voz baja.

"Una fuerza se levantó en ellas, fuerza natural, que llevó al estado actual de nuestras amadas tierras". Habló en plural con una risita, Farías.

"Un sentimiento de rencor se levantó en el espíritu comunal del condado, debido a nuestra solidaridad vecinal... Jaja, las madres lloran, los antepasados se decepcionan y la fuerza natural devastadora permanece. ¿Qué hacemos?". Finalizó con una sonrisa desquiciada Farías.

El corazón de Leonardo saltó ante sus palabras, pero mantuvo la calma.

"Sus palabras actuales, Señor Farías... No las entiendo. Puede ser más explícito, por favor". Dijo un poco ansioso Leonardo.

"Queremos una promesa de solidaridad, apoyo y protección. Así como nuestros abuelos y bisabuelos trabajaron por promesas de éxito, riqueza y crecimiento... Jeje, lo siento, mí educación, así me criaron". Finalizó con una gran risa Farías.

"Eres inteligente, Joven Bicąncio. La decepción en la mirada del antepasado permanece, la mujer desconsolada no cambia... Batalla contra la fuerza devastadora, para cumplir las promesas de nuestros queridos y cercanos ciudadanos". Terminó Farías.

El discurso de Farías estaba hallando un clímax, hasta una camarera lo interrumpió. Había traído sus pedidos.

"Buenas, buenas. Para el joven, para el señor". Dijo y se retiró.

Unos comestibles simples, caseros y para combatir el calor.

"Sabes, nuestros antepasados debían pasar por un meticuloso serie de pasos, para conseguir comida. Hoy, simplemente debemos pedirlo... ¿Será por eso que estén decepcionados?". Dijo con una sonrisa Farías.

"Mencionas que soy inteligente, ¿me conoces, señor?". Dijo Leonardo mientras comía.

"Conozco a los antepasados y madres de nuestro pueblo, ¿cómo te desconocería?". Mencionó Farías tentativamente.

"Eres bastante temerario, pero tienes una memoria sobresaliente". Dijo Leonardo mientras cortaba su aperitivo.

"Olvidas mi habilidad de juzgar sobresaliente". Dijo Farías riendo.

"La cadena alimenticia es implacable... Este fenómeno social, incluso se repite en nuestra sociedad no bárbara. Me preguntó, ¿qué es más dañino, las fuerzas naturales o el cetro de la nobleza? En mí juventud, un amigo me hizo esa interrogativa". Dijo Farías finalizando su aperitivo.

Antes que Leonardo pudiera dar respuesta alguna, Farías se levantó abruptamente, dirigiéndose a la salida.

Ante este acto, incluso la reacción de Leonardo fue lenta. Pero rápidamente se recompuso, tomando la delantera de Farías.

"Señor, en su vida, ¿ha formulado alguna respuesta a está interrogativa de antaño?". Dijo Leonardo ansiosamente.

"Los sabios prueban a sus discípulos... Afortunadamente no soy un sabio, pero sí, benevolente. La respuesta será tardía, así que por el momento, piensa por tú mismo". Finalizó Farías con una sonrisa para retirarse.

Personalmente no me dejaría persuadir... Tal vez sólo por piedras de poder.

¡Gracias!

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