Okita Namikase, prometida de uno los fallecidos lideres de los doce Guardianes. Al igual que la mayoría de los matrimonios políticos, todo fue un arreglo de conveniencia. Dos clanes débiles estaban perdiendo su influencia dentro de los doce Guardianes, así que hicieron una alianza matrimonial. Okita se casaría con un tipo quince años mayor que ella, pero como el prometido era un hombre respetuoso y serio, ella nunca se quejó. El matrimonio estaba programado para realizarse cuando ella cumpliera catorce años, pero todo se vino abajo con la muerte de su padre, su suegro y su prometido.
En un principio ella pensó que lideraría a ambos clanes shinobis. No obstante, los parientes lejanos tuvieron una idea diferente al momento de decidir el liderazgo. Así que, en términos prácticos, su clan está vivo, pero todos le dieron la espalda. Como represalia, Okita se llevó a su hermano y se negó a respaldar a cualquiera de los líderes actuales. Ellos a su vez, influenciaron al resto de los clanes para que ninguno la apoyara. Por eso iba sola, como una leprosa, en el desfile de entrada a la Konoha. Su única compañía durante estos días es su hermano Mitsui de cuatro años.
Okita presenta los rasgos originales de su clan: piel clara, rubia, de pelo lizo y ojos celestes. Sus cejas son dos líneas estilizadas. De rostro ovalado, labios sensuales y figura esbelta.
Hoy por hoy, viste igual que la mayoría de los shinobis de Konoha; polerón manga larga, chaqueta verde pasto con el remolino rojo bordado en la espalda, pantalones bombachos y la bandana con la insignia de la Hoja atada al cuello.
Cuando Okita vino delante de Kain esperaba una solución milagrosa. Pedirle algo al niño, escapar sin deber nada y arreglárselas por su cuenta. Sin embargo, nada es tan fácil en la vida. Ella dijo que había pedido un plazo de una semana para volver a dar su examen. A lo que Kain le contesto que era tiempo más que suficiente.
No obstante, Okita le dijo que tendrían que empezar el entrenamiento por la tarde. Tenía que ir a ver a su hermano, el cual había dejado con una amiga. Kain le dijo que estaba bien y si tenía muchas complicaciones, podía traer a su hermano. Okita dudo durante un par de segundos y al final le dijo que lo pensaría. De esa manera, se separaron y Kain se fue a su casa.
Ya por la tarde, con un día nublado y unas una brisa fresca, Okita camino por la avenida principal, descendiendo en el mapa hasta llegar al distrito civil. Okita enarco las cejas al ver las casas pobres y se preguntó en que estaba pensando. A lo mejor, fue una terrible idea haber confiado en ese enano.
Después de media hora de caminata, encontró la gran puerta Torii, pintada de rojo, como si fuera la entrada a un sitio sagrado. "Esto si era mejor" pensó por dentro. Avanzo por un camino empedrado, el pasto y las flores a los lados le daban la bienvenida. Llego frente a la puerta corredera y llamo varias veces. Esperó durante cinco minutos, hasta que alguien la escucho y le abrió la puerta.
Okita pensó que debe haber sido el abuelo del niño de pelo blanco. El sujeto que le abrió la puerta era un tipo canoso, con la piel un tanto suelta en las mejillas y en la papada. Tenía una mancha hepática en la sien, del lado derecho. Era agradable a simple vista, como esos abuelos simpáticos que lo único que hacen es malcriar a sus nietos.
-Buenas tardes- dijo en anciano con voz profunda -¿Viene a ver a Kain?-
-Sí, buenas tardes- dijo Okita, gesticulando una sonrisa que parecía amable -dijo que me podría ayudar con mi entrenamiento-
El anciano asintió y dijo -Hashirama, mucho gusto-
-Soy Okita-
-Okita-san, será mejor que de la vuelta por fuera, así no tendrá que sacarse y ponerse las sandalias. Kain está en el patio trasero-
-Entiendo, muchas gracias por la información-
-No es nada-
Entonces Okita avanzo bordeando la casa por la derecha. Había un largo camino empedrado que funcionaba como un camino guía. Dentro de todo, a Okita le dio cierta envidia la casa. Estaba lejos de ser mansión de un señor feudal, pero tenía un ambiente agradable. Las plantas, césped y arboles estaban bien cuidados. Al mismo tiempo, la casa era de una arquitectura tradicional. Sin embargo, se sorprendió al llegar al patio trasero; era enorme. Ideal para entrenar cualquier tipo de técnica sin tener que preocuparse por molestar a los demás. Por otro lado, al final del gran patio había un bosque. Esto ocasiono que Okita se replanteara la posición de Kain en su mente. Parecía un pequeño shinobi de vida acomodada. Sin embargo, después de esto, pensó que era el hijo de alguien importante. Había que hacerse amigo, pensó Okita "¿Quizá el abuelo que abrió la puerta era alguien influyente en su juventud?"
Okita miró el patio a lo ancho y vio al pequeño de cabellos blancos al centro del patio. Había hecho un camino de diez metros con diez pilares a cada lado. Cada pilar tenía tres metros de distancia entre sí, y si no le fallaba la visión, el muchacho estaba conectando cada pilar con el del frente a través de un hilo muy delgado. Okita avanzo, miraba a todos los lados por si había alguien más cerca, pero al final, se dio cuenta que solo era el pequeño de cabello blanco.
-¿Qué haces pequeño?- pregunto Okita cuando estaba a dos metros de los pilares
Kain estaba conectando el séptimo pilar en ese momento. Tenía un cono con hilo de coser de color negro entre las manos. Kain levantó la mirada, vio a Okita y sonrió. Entonces siguió anudando el hilo en el pilar.
-Es tu campo de práctica, lo necesitas- dijo Kain
-Aha, ¿Y, cómo se supone que esto me va a ayudar?- preguntó Okita con cierto escepticismo. Volvía a tener las ganas de retroceder y retirar su solicitud de ayuda.
Kain levantó una vez más su rostro y le dio una breve mirada a Okita. Hizo una mueca algo frustrado, tenía sus inconvenientes ser un niño; parece que nadie te tomaba en serio. Después saco un kunais de su manga y cortó el hilo que conectaba el cono de hilo con el pilar. Se movió al siguiente pilar y dijo -sé que no lo entiendes, pero te recuerdo que la qué necesita ayuda eres tú. Si no estas convencida podemos luchar. Siempre he pensado que los puños hablan mejor que las palabras. Si aun sigues indecisa, puedes retirarte. Te recuerdo que yo no gano nada con esto-
Okita levantó los brazos en señal de rendición y dijo -ok, ok, lo que tu digas-
Kain asintió y siguió conectado los hilos. En cada pilar, era uno a la altura de los ochenta centímetros y otro al metro con sesenta centímetros. Esto a su vez generaría una pista de obstáculos que Okita tendría que sortear realizando piruetas o deslizándose por debajo o por encima de los hilos. Una vez que Kain termino de conectar todos los pilares, parecía que alguien había dejado que una araña tejiera sus redes.
Kain camino hasta Okita y se detuvo delante de ella. Ella medía 1,6 mts. así que Kain tuvo que levantar su rostro para mirarla a la cara.
-Bien, antes que todo ¿Lo pensaste?- preguntó Kain
Los labios de Okita hicieron una mueca, formando una línea con sus labios y dijo algo insatisfecha -si te soy sincera, no tengo idea de llevar un negocio. Soy buena con los números y no me hacen tonta con el dinero, pero hasta ahí llegan mis habilidades con el dinero. Ahora, así como lo planteaste, no parece tan difícil-
Kain asintió y dijo -no es tan difícil. Solo tienes que hacer los papeles que pida y atender la tienda. Los productos tendrán su precio y lo único que tienes que hacer es venderlo por la suma indicada. Entregas el producto y recibes el dinero a cambio. Por eso te pagare 1000 ryos al mes ¿Qué te parece?-
Okita levantó la ceja izquierda y preguntó -¿No crees que están siendo tacaño?-
Kain hizo una sonrisa astuta, se tapó la boca con la mano y tosió en un tono arrogante -perdón, te pagare 1000 ryos y tendrás un maestro shinobi-
-Aun así…- iba a decir Okita, pero Kain levanto la mano para detenerla.
-Puedes ganar más con las misiones shinobis- dijo Kain con un rostro serio -pero hacer una misión shinobi significa exponerse al peligro. Si trabajas para mí, será un trabajo 100% seguro, donde el mayor peligro será que se te caiga una caja encima o que te cortes cuando limpies las armas-
Okita agacho la mirada, pensando en su hermano y dio un leve asentimiento -está bien- dijo -pero quiero un lugar para vivir-
-La tienda cuenta con una habitación de dieciséis metros cuadrados. Antes la utilizaban como una bodega para cosas que ya no se ocupan, pero podemos rematar esas cosas o botarlas y hacer espacio- Kain tendió su mano y pregunto -¿Tenemos un trato?-
Okita levantó la ceja al ver la mano de Kain extendida. Esa era la manera de los civiles, los shinobis se sentaban a tomar té verde y hacían reverencias. Okita sonrió y le estrecho la mano -eres raro, pero tenemos un trato, jefe-
Kain negó, soltó la mano de Okita y dijo -soy tú sensei, tienes que llamarme como tal-
A Okita le dio verguenza. Llevo su mano derecha a la nuca y se rasco la cabeza. Hizo una sonrisa incomoda y dijo -podemos dejarlo solo en jefe-
Kain soltó un suspiro. Era como pensó, la gente te subestima cuando eres tan joven. Bueno, por dentro entendía a Okita. En estos momentos, él solo tenía nueve años. Era un poco más alto que el promedio, pero su rostro aún seguía siendo el de un bebé.
-Luchemos- dijo Kain -al igual que tú, tengo una reputación que mantener-
-¿Qué reputación va a tener un mocoso?-
-Ya lo veras- dijo Kain haciendo una sonrisa llena de confianza
Okita negó, retrocedió tres pasos y se puso en guardia -ok, "sensei", enséñame lo que sabes hacer-
Kain se movió hacia adelante, en un movimiento casi fantasmagórico. Okita solo vio a Kain avanzar hacia ella como si su figura se trasluciera. Lo vio acercarse en cámara lenta, como si se desplazara en lugar de correr. Kain llego a un metro de Okita, ella se puso tensa, esperando un ataque, pero de repente, solo sintió que le dolió el mentón y su vista empezó a girar. Cayó al suelo boca abajo sin saber que era lo que había pasado.
Okita apoyo las manos en el suelo, soltó un gruñido y trato de ponerse de pie, pero la cabeza le empezó a dar vueltas y cayó de cara.
-¿Qué me hiciste?- pregunto Okita como si estuviera emborrachada
-Solo te golpee en el mentón- dijo Kain bordeando a Okita -trate de ser lo más suave, pero aun así tu cerebro sufrió una conmoción-
Okita se quedó en el suelo, sintiendo que todo le daba vueltas y pregunto -¿Utilizaste un genjtusu?-
-Estás lejos de tener la habilidad para que yo necesite o me vea forzado a utilizar un genjutsu-
-Cuando lo dices así, me molesta-
-Siéntete molesta todo lo que quieras. Eres débil, por lo menos para mí. Ni siquiera eres una jounin de elite calificada, mucho menos posees el físico de uno de los grandes clanes. Estas demasiado lejos de ser mi rival-
-¿No te enseñaron a respetar a tus mayores?-
-Cuando uno toma a un maestro, se pone por debajo de él. La edad y estatus pierden su peso. Yo te guio y tú me escuchas ¿entendido?-
-No se vale- dijo Okita -me golpeaste a traición, quiero la revancha-
Kain soltó un suspiro y le dijo -bien, cuando puedas levantarte tendremos la revancha-
La dicha revancha, solo termino después de dos intentos más. En donde Okita paso besando el suelo en cada intento. Una vez que acepto que era más débil que Kain, lo llamo sensei.