—¿Qué debemos hacer al respecto? —preguntó uno de los Ancianos.
Todos los ancianos se miraron unos a otros y no dijeron nada. Todos esperaban que el maestro de Mia hablara primero. Después de todo, este asunto involucraba a su estudiante.
Casi todos los ancianos de la secta habían sido convocados para discutir este asunto. Después de todo, no era un asunto menor que pudiera dejarse de lado y simplemente olvidarse. Este incidente había traído vergüenza y humillación a la Secta de los Jinetes Nocturnos.
Lily Elizabeth Kim era una de las ancianas más respetadas en la Secta de los Jinetes Nocturnos. Se destacaba por su elegancia y autoridad. Vestía un prístino kimono blanco que fluía grácilmente a su alrededor, enfatizando su belleza y el aire de dignidad que llevaba consigo. A pesar de tener miles de años, Lily parecía notablemente joven, como si estuviera en sus treinta años. Su piel era clara, casi porcelana. Brillaba con una luz etérea que parecía desafiar el paso del tiempo.
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