Entre el grupo de chicas, Aria destacaba quizás como la más centrada y ordinaria. Al enterarse de la inminente llegada de otra diosa y su madre, ciertamente experimentó un shock, pero su reacción no fue tan intensa como la de algunas de las otras.
Sin embargo, fue la reacción de Amber la que fue la más sorprendente. Cuando la noticia de la inminente llegada de Sasha y su madre Lilith llegó a sus oídos, una sensación peculiar acudió al pecho de Amber, causando que su ojo derecho se contrajera involuntariamente. Una mezcla de emociones la invadió, pero predominantemente, la molestia burbujeó en la superficie.
«Lo sabía», pensó, una frustración interna hirviendo dentro de ella. «Ese bastardo dice no ser un mujeriego, pero se ha rodeado de hermosas diosas.» Amber no podía explicar del todo el tumulto que sentía. No estaba dirigido a Sasha o Lilith; más bien, estaba enfocado en Aditya mismo.
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