En Antares, había un lugar especial que normalmente estaba completamente prohibido.
Era un lugar de belleza sin igual, donde uno podía encontrar una tranquilidad del tipo que no se podía lograr en ningún otro lugar.
Este lugar era el jardín en la azotea de la difunta reina Rea, y realmente era su orgullo y alegría.
Ubicado en la parte superior del palacio real, había un gran domo de vidrio que parecía tener unos 100 metros de largo y cincuenta pies de altura.
Dentro del domo había una abundancia de vegetación que a primera vista parecía ser de otro mundo.
Tras un examen más detallado, uno se daría cuenta de que, aunque este jardín parecía estar lleno de plantas raras, en realidad eran bastante ordinarias.
Rea Draven había impregnado este jardín con tanto amor y cuidado que reflejaba la cantidad de tiempo que había invertido en él.
Unterstützen Sie Ihre Lieblingsautoren und -übersetzer bei webnovel.com