—Es Belcebú —dijo Leviatán con gran dificultad—. Él ya ha...
Asmodeo asintió antes de que ella pudiera terminar y se levantó justo cuando Yara llegaba corriendo a su lado. —¿Están bien? ¿Qué está pasando?
—Son ellos.
El nefilim no se explayó más, pero considerando todo, apenas necesitaba hacerlo.
La expresión en su rostro era tan aterradora que Yara inmediatamente supo de quién estaba hablando.
Asmodeo abrió un portal gris oscuro hacia el dominio de la gula y se preparó para atravesarlo.
Casi había entrado y salido del otro lado cuando sintió un movimiento detrás de él.
Al darse vuelta, se sorprendió al encontrar a su esposa Yara con una expresión aún más irritada que la suya.
Detrás de ella venía su único hijo, Abadón.
Preocupado por su seguridad, inmediatamente intentó persuadirlos para que no lo siguieran. —Ustedes dos deberían...
—Ni lo intentes.
—Hace tiempo superé la edad en la que puedes darme órdenes.
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