Daniel había intentado en vano sacudirse la sensación de malestar que lo había perturbado la noche anterior. A pesar de haber dormido apenas unas pocas horas, se levantó decidido a retomar su trabajo en la novela. Sin embargo, algo en el aire parecía diferente esa mañana. Una tensión palpable se había instalado en la pequeña habitación, como si estuviera rodeado por una neblina invisible de inquietud.Decidió salir a dar un paseo para despejar su mente. Mientras caminaba por las tranquilas calles del vecindario, una sensación de claustrofobia lo invadió. Las sombras de los árboles parecían más oscuras de lo habitual, y el silencio que reinaba en las calles era casi opresivo.De repente, una figura se materializó frente a él, emergiendo de la niebla como si hubiera estado esperando su llegada. Daniel dio un paso atrás, sorprendido, pero la figura no se movió. Era una mujer joven, de cabello oscuro y ojos penetrantes que lo miraban fijamente."¿Quién eres?" preguntó Daniel, sintiendo un escalofrío recorrer su espalda.La mujer sonrió, pero no había alegría en su expresión. "Soy parte de tu historia", dijo con una voz que parecía resonar en el aire. "Una sombra en la noche, una presencia que te persigue incluso en tus sueños más profundos."Daniel retrocedió, sintiendo el corazón latir con fuerza en su pecho. ¿Qué estaba pasando? ¿Acaso estaba perdiendo la razón?Antes de que pudiera decir algo más, la figura se desvaneció en el aire, dejando a Daniel solo en la calle desierta. Temblando, se apresuró a regresar a su apartamento, preguntándose si lo que acababa de presenciar era real o simplemente el producto de su imaginación perturbada.Una vez más, se sentó frente a su computadora, pero esta vez la pantalla permaneció en blanco. La historia que había estado fluyendo con tanta facilidad ahora parecía estar fuera de su alcance, como si algo lo estuviera impidiendo. Y en lo más profundo de su mente, una voz susurraba palabras que no podía entender, palabras que parecían arrastrarlo hacia la oscuridad.