la semilla de la obsesión

El sonido de las teclas de la máquina de escribir resonaba en la pequeña habitación, creando una melodía monótona que acompañaba los pensamientos del escritor. Daniel había estado encerrado allí durante horas, sumergido en el mundo de su última novela. La historia fluía a través de sus dedos con una facilidad que lo sorprendía, como si las palabras tuvieran vida propia y él fuera solo un espectador de su propia creación.El reloj en la pared marcaba las tres de la madrugada, pero Daniel apenas había notado el paso del tiempo. Estaba absorto en su obra, obsesionado con dar vida a los personajes y dar forma a la trama que había estado gestando en su mente durante meses.De repente, un escalofrío recorrió su espalda, rompiendo el hechizo de concentración que lo había envuelto. Levantó la mirada de la pantalla de la computadora y se encontró con su reflejo en el espejo que colgaba en la pared opuesta. Por un momento, sintió como si alguien lo observara desde el otro lado, una presencia invisible que lo llenaba de inquietud.Sacudiendo la cabeza para despejar sus pensamientos, Daniel intentó volver a concentrarse en su escritura. Pero la sensación de malestar persistió, como una sombra acechando en las profundidades de su mente.¿Qué estaba pasando? ¿Acaso su obsesión por la novela lo estaba llevando a imaginar cosas? Se obligó a apartar esos pensamientos de su mente y se sumergió nuevamente en el mundo de su creación, esperando que la sensación de inquietud desapareciera por sí sola. Sin embargo, algo le decía que aquella noche sería solo el comienzo de algo mucho más oscuro y perturbador.