—¡Argghhh! —extendió sus manos y gritó Mauve. Estaba aburrida hasta la médula. No había nada que hacer dentro de su aburrida habitación pero aún no quería dejarla. Podría encontrarse con Jael.
—Arggh —gimió de nuevo y cubrió su rostro con las manos. Era demasiado difícil pensar en ello.
No sabía por qué lo estaba evitando pero no estaba lista para enfrentar lo que había sucedido ese día. Se tocó el cuello, las marcas de la mordida no dolían, se sentían completamente sanadas. Solo había dolido cuando él rompió su piel.
Suspiró y se giró. Se preguntaba si debería preguntarle a Vae cómo se sentía cuando Damon la había alimentado. Sacudió vigorosamente la cabeza. Se sentía injusto preguntarle a Vae cuando ella no quería contarle lo que había pasado entre ella y Jael.
—Uh, princesa, ¿está segura? —Mauve saltó de la cama y casi choca la cabeza con Vae pero afortunadamente, la criada se movió a tiempo.
—¡Vae! —exclamó sorprendida—. Estoy bien —intentó componerse de inmediato.
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