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Trabajo en Equipo (Parte 2)

NOTA: Los derechos de las series Neon Genesis Evangelion y Black Lagoon NO me pertenecen. Esta historia fue escrita sin fines de lucro, solo como medio de esparcimiento. No me demanden.

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Misato miraba con ojos estrechos la información que se desplegaba en la pantalla del Tablet que tenía en las manos. Apenas podía dar crédito a la verdadera avalancha de información que desfilaba ante sus ojos, pero luego de conocer un poco más a la nueva Directora de Operaciones y su forma de hacer las cosas, encontraba que las piezas comenzaban a encajar en su lugar. Esto también era algo por demás preocupante, sobre todo al recordar el tipo de relación que esa rubia malas pulgas parecía tener con Shinji. Una punzada atravesó a Misato al recordar eso, pero logró hacer a un lado esos sentimientos. No era el momento para pensar en eso.

— ¿Dónde conseguiste toda esta información? — preguntó finalmente la mujer, sin dejar de revisar los archivos que se desplegaban en la pantalla del Tablet.

— Ya sabes Misato... tengo mis fuentes — respondió Kaji, con una sonrisa misteriosa.

— Sí, no lo dudo — respondió la mujer, dedicándole una mirada estrecha al hombre que estaba sentada junto a ella en su deportivo azul, para luego regresar la vista al Tablet — ¿El Comandante Ikari está al tanto de esta información?

— No te quepa duda de ello — respondió el hombre con seriedad.

— ¿Si él conoce el pasado de esta mujer, entonces cómo pudo contratarla? — pregunto Misato, apenas creyendo la información que Kaji le había facilitado.

— Supongo que lo determinante fue su currículum militar. Estuvo al mando de una unidad de Fuerzas Especiales Aerotransportadas, ha peleado en varias guerras y ganó batallas que cualquier otro hubiera perdido. Es ideal para el cargo y por lo que he oído, está haciendo un buen trabajo entrenando a los Pilotos EVA — comentó Kaji, ganando una mirada odiosa por parte de Misato.

— Eso no justifica el traer a una mafiosa a NERV — dijo una molesta Misato, extrayendo una tarjera de memoria de una ranura a un costado del Tablet, para guardarla en un bolsillo de su chaqueta de NERV.

— Ex-mafiosa — apuntó Kaji, a lo que Misato respondió devolviéndole el Tablet con muy poca diplomacia.

— Bien Kaji. Tú no reaparecerías después de tantas semanas perdido con esta información, si no quisieras algo a cambio. ¿Qué es lo quieres? Y no me digas que quieres una cita — dijo Misato.

— Pero que mala opinión tienes de mí, Misato — comentó Kaji con una sonrisa — No quiero nada a cambio. Solo quise conocer un poco más sobre esta tal Balalaika; como su verdadero nombre: Sofiya Pavlovena. Si vamos a trabajar con ella, es lo mínimo que deberíamos saber. En todo caso, al conocer su oscuro y sangriento pasado en la Mafia Rusa, pensé que sería prudente advertirte. Después de todo, esta información deja en claro que Balalaika es el tipo de persona que no dudará en mandar a matar a alguien, si siente que puede ser un obstáculo para sus planes — concluyó el hombre poniéndose repentinamente muy serio.

— Sabía que esa mujer era peligrosa apenas la vi — comentó Misato con enfado.

— Si el Comandante Ikari la contrató pese a saber esto, entonces debe tener algún plan de respaldo para tratar con ella de ser necesario. Será interesante ver como terminará esto — comentó Kaji, bajando del deportivo azul.

— Yo no le veo la gracia, Kaji. Esta Sofiya Pavlovena, o como se hace llamar ahora: "Balalaika" es muy peligrosa y no me gusta que esté cerca de los chicos... sobre todo de Shinji — comento la mujer, lo último más para ella que para el hombre.

— ¿Y eso? ¿Hay algo que deba saber? — preguntó Kaji, curioso por como Misato había terminado esa última frase.

— Nada... olvídalo — respondió Misato, con un leve sonrojo en las mejillas.

— Una última cosa — dijo Kaji, asomándose por la ventanilla del auto, pero archivando en su mente la última reacción de Misato — No creo que esta mujer dejara su posición en la Mafia Rusa solo por unos cuantos miles de dólares más, ni tampoco que la Mafia la dejara ir así como así. Esto puede ser mucho más complicado de lo que parece.

— Y aun así el Comandante la contrató.

— Ya te lo dije. Él sabe eso mejor que nosotros y si aún así la contrató, es que debe saber algo que nosotros no.

Misato le dedicó una seria mirada a Kaji, considerando sus palabras y asintió con la cabeza. La mujer articuló con un escueto "Gracias", echó a andar el motor su deportivo, aceleró y se perdió a la distancia, conduciendo como solo ella sabia hacerlo.

Atrás, Kaji quedo de pie observando como el auto de Misato se perdía a la distancia. Había pasado algunas semanas fuera atendiendo algunos asuntos para el Comandante Ikari, así como otros asuntos personales; por lo que ya venía siendo hora de ponerse al día con lo que pasaba en NERV. Con eso en mente el hombre ingresó en su deportivo descapotado, encendió el motor y enfiló por la carretera rumbo a la ciudad, tomando un camino un poco más largo. Las medidas de seguridad nunca estaban de más.

 

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Asuka estaba enojada, eso era algo palpable para todos en el salón de clases esa mañana. Hasta hace unos días la pelirroja había estado actuando distinto, de hecho hasta había parecido comportarse más relajada y mucho menos belicosa que en el pasado, por lo que verla volver a su vieja forma de ser, quería decir que su comportamiento anterior fue el producto de un montaje muy bien elaborado o que algo realmente malo había pasado. Lo que ninguno sabía era cuan malo fue lo que había vivido la pelirroja la noche pasada. Y es que pasar toda una noche a la intemperie enterrada hasta el cuello en medio de un bosque, no es algo que Asuka Langley quiera recordar.

— Perra mal parida — masculló la pelirroja entre dientes, pensando en la culpable de su mala noche, siendo escuchada de paso por Hikari, la cual miró con sorpresa a su amiga por semejante declaración.

Las clases continuaron, con el anciano maestro relatando por quincuagésima vez su viaje a lo que una vez fue la Antártica, mientras los jóvenes hacían como que ponían atención y Asuka seguía regañando por lo bajo, cuando la puerta del salón se abrió de golpe e ingresó una mujer de porte imponente, larga cabellera rubia amarrada en una coleta alta, costoso traje de ejecutiva, un sobretodo con galones militares y una vistosa cicatriz cruzando su ojo derecho.

— ¡¡Capitán Balalaika!! — dijeron los tres pilotos EVA poniéndose de pie, cuadrándose y saludando marcialmente a la Directora de Operaciones. Dos de ellos porque así les habían enseñado y la otra, más que nada para que no volvieran a enterrarla hasta el cuello en medio de un bosque, porque de gusto no lo hacía, eso estaba claro.

— ¿Puedo saber quienes son ustedes y qué significa esta intromisión? — preguntó el anciano maestro, molesto con la repentina irrupción.

— Somos de NERV. Venimos por unos Pilotos EVA — dijo Boris, que ingresó junto con la rubia, mostrando su credencial de NERV, para calmar al anciano maestro.

— Toma tus cosas Ayanami. Vienes conmigo. Vamos a ir a practicar puntería — dijo Balalaika con una sonrisa un tanto perversa.

— Si señor — dijo Rei tomando sus cosas, disponiéndose a dejar el salón.

— ¿Quién es esa mujer? ¿Y por qué no viene Misato-San a recoger a Ayanami? — preguntó un ceñudo Touji, al que no le gustó para nada la actitud de la rubia, pese a las señas que hacía Shinji para que guardara silencio.

— Es rusa. Su acento la delata. Además, lleva sobre los hombros un sobretodo del Ejercito Ruso con galones de Capitán, e insignias de formación de las Fuerzas Especiales Aerotransportadas. Por su paso marcial y forma de pararse, está más que claro que no es un simple adorno. Ella es militar, o lo fue en el pasado — explicó Kensuke, haciendo gala de sus conocimientos militares.

Tanto Balalaika como Boris levantaron una ceja al escuchar el certero y completísimo análisis del chico de lentes. La mujer esbozó una media sonrisa y le dio una calada a su habano.

— ¿Tu nombre, chico? — preguntó.

— Kensuke Aida — respondió este en forma marcial, pero entusiasmado.

— ¿Kensuke Aida? ¿Dónde he escuchado ese nombre antes? — se preguntó Balalaika, con las manos en las caderas, causando que a más de un chico presente casi le diera un infarto, por lo sexy que se veía la rubia en esa pose.

— Fue uno de los chicos que subió al EVA-01 en el ataque del Cuarto Ángel — dijo Boris.

— Gracias, Sargento — dijo la rubia, dándole otra calada a su habano y caminando hasta donde estaban los amigos de Shinji — Así que tú eres Kensuke Aida, y el otro impertinente debe ser Touji Suzuhara.

— ¡Hey! ¡No soy un impertinente! — repuso Touji mirando con mala cara a la rubia, lo que causó en esta una inmediata reacción, al ser pasada a llevar por un simple mocoso de 14 años.

— ¡¡MALCHANIYE!! (1) — ladró Balalaika, frente a Touji, logrando que se callara en el acto, pese a no entender lo que había gritado la rubia — Solo para dejártelo claro. Soy la nueva Directora de Operaciones de NERV y a diferencia de Katsuragi, no voy a tolerar que un mocoso entrometido vuelva a poner en riesgo una operación militar. Si la vuelves a cagar como esa vez con el Cuarto Ángel, cuando estabas fuera de un refugio sin autorización, yo misma te mataré.

— No puede hacer eso — repuso Touji, pero se arrepintió nada más ver la fiera mirada de la rubia, que lo levantó en el aire de las solapas con una sola mano, como si fuera un muñeco de trapo.

— ¿Qué no puedo hacerlo? — preguntó la rubia, mirándolo directo a los ojos con una mirada que hubiera tumbado a un toro, antes de hablar con voz afilada — Ya perdí la cuenta de las personas que he matado y las que he mandado matar. Deshacerme de un mocoso espinillento y pajero como tú, no representa nada para mí.

Touji cayó sentado al suelo cuando la rubia lo soltó y la contempló totalmente aterrado, a punto de mojar los pantalones.

— Ya estás advertido. Eso también corre para ti, cuatro ojos — dijo Balalaika, dando por terminada la conversación.

La rubia emprendiendo rumbo a la salida caminando de forma altanera, siendo observada con admiración, y también algo de temor, mientras era seguida por Rei Ayanami a la salida del salón.

— Toma tus cosas, Shinji. También tengo un entrenamiento especial para ti — dijo Boris con seriedad.

Shinji miró a su instructor, y al ver su cara supo que no era prudente hacerlo esperar, por lo que sin demora tomó sus cosas y se encaminó a la salida.

— ¿Qué hay de mi? — preguntó Asuka, al ver que era la única a la que no habían tomado en cuenta.

— Sakharov es tu instructor. Pregúntale a él — respondió Boris con sequedad, antes de salir del salón cerrando la puerta tras de si.

Nada más la Directora de Operaciones y su segundo al mando dejaron el salón, estallaron los comentarios de todos en el salón, mientras Hikari corría donde Touji, que aún estaba sentado en el suelo congelado del susto y sin poder moverse. Por su parte, una molesta Asuka regañó por lo bajo luego de ser dejada fuera de lo que sea que tenían planeado para ese día, aunque después de la noche pasada no estaba de ánimo para nada.

— Asuka ¿Quién es esa loca? — preguntó finalmente una enojada y asustada Hikari, junto a un aún congelado Touji, logrando que todos los ojos fueran en dirección de la pelirroja, que suspiró con resignación antes de hablar.

— Ya la escuchaste, Hikari. Es la nueva Directora de Operaciones de NERV.

— ¿Y qué hay de Misato-San? — preguntó Kensuke.

— Está bajo las órdenes de esta perra cicatrizada — respondió la pelirroja, enfadada — Y les aconsejo a ustedes par de chiflados, tomar muy en serio sus palabras. Esta perra en verdad es capaz de cumplir su amenaza si vuelven a meter la pata — dijo Asuka, con los brazos cruzados, observando seriamente a Kensuke y Touji — Ella es distinta a Misato. Es fría y calculadora. Si algo le molesta, lo quita y si alguien le estorba... ya te puedes imaginar.

— ¿Cómo pueden tener alguien así trabajando en NERV? — preguntó Hikari, horrorizada.

— Fue Capitán en el Ejército Ruso y estuvo al mando de una unidad de Fuerzas Especiales Aerotransportadas. Es veterana de guerra, además, es francotiradora y seguramente ha recibido más condecoraciones de las que puedas imaginar — respondió la pelirroja con fastidio.

— Si eso es verdad, entonces resulta bastante lógico que removieran a Misato-San. Un oficial de Fuerzas Especiales con experiencia en el campo de batalla, es ideal para dirigir las Operaciones Militares de NERV. Misato-San no le puede hacer el peso a alguien con semejante experiencia — dijo Kensuke.

A los chicos presentes no les quedó más que concordar con el razonamiento de Kensuke.

— A todo esto. ¿Qué fue eso de un entrenamiento especial? — preguntó Kensuke curioso.

La pregunta de Kensuke causó que la pelirroja recordara su pasada noche enterrada en medio de un bosque, y le dedicó una mirada fulminante a Kensuke, que consideró prudente no seguir tentando su suerte y guardar silencio, todo esto, mientras los comentarios de todos continuaban.

Al frente del salón, el anciano maestro trataba de llamar la atención de los alumnos para continuar con la clase, pero nadie le prestaba atención.

 

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Una molesta Asuka se retiraba de la escuela en compañía de Hikari, que iba en silencio junto a su amiga, conocedora de los cambiantes estados de ánimo de la pelirroja. En eso Hikari se congeló al ver a un apuesto hombre de pie en la entrada de la escuela, que era rodeado por un enjambre de chicas que literalmente babeaban frente al hombre.

— ¿Qué pasa Hikari? — preguntó Asuka, al ver que Hikari se quedaba atrás, con la vista perdida.

— No lo puedo creer... es David Beckham — comentó Hikari, impactada y un tanto sonrojada al ver al apuesto hombre.

— ¿Qué? — preguntó Asuka, cayendo recién en cuenta del hombre que estaba a la entrada de la escuela, rodeado de deseosas jovencitas — ¡¡Instructor Sakharov!!

— ¡Buenas tardes Asuka! Te estaba esperando — dijo el doble de David Beckham, versión ex–mafioso ruso, con una sonrisa seductora, que por poco les paraliza el corazón a las jovencitas presentes.

Asuka sonrió ante las palabras de su instructor y la mirada de sorpresa de todas las presentes al escuchar que ese monumento de hombre la esperaba a ella. La pelirroja esbozó una sonrisa de suficiencia. Se dio el gusto de caminar en forma altanera con la cabeza en alto, por entre el enjambre de chicas que la miraban muertas de envidia, para luego emprender el rumbo colgada del brazo de su instructor, esbozando una sonrisa de triunfo en los labios. A partir de ese día, Asuka Langley pasó a ser la chica más envidiada de toda la escuela.

 

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De pie sobre una pasarela de servicio situada en el techo del Geo-Frente, a varios cientos de metros sobre el suelo, Shinji Ikari mirada con los ojos como platos el lago, el bosque y la pirámide de NERV, que se veían demasiado pequeñas para su gusto. Junto a él, Boris sonreía casi con placer, ante lo que estaban por hacer. El aguerrido hombre había dicho que como su desempeño el día anterior había sido "aceptable", decidió darle un pequeño incentivo, concediéndole algo por lo que había manifestado interés al comenzar el entrenamiento. En ese momento, Shinji maldecía el día en que había señalado que saltar en paracaídas le resultaba algo interesante.

— Pon atención a todos los detalles, ya que saltaremos en "Tandem" una sola vez. La próxima lo harás tú solo — dijo Boris, revisando por última vez que todo estuviera en orden para el salto.

— ¿No podríamos considerar esto otra vez, Sargento? No creo que sea muy buena idea — comentó Shinji, con evidente temor en la voz.

— Todos sienten temor la primera vez antes de saltar, pero una vez le tomes el gusto comenzarás a disfrutarlo — dijo Boris, el cual efectivamente estaba disfrutando todo eso.

— Yo no sé si pueda llegar a disfrutar est...

Shinji no alcanzó a terminar lo que decía cuando Boris saltó al vacío, llevando consigo al joven Piloto EVA, que gritó a todo pulmón mientras iba en caída libre junto al ex-mafioso, que disfrutaba del paseo, pese a los gritos de su discípulo.

 

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Balalaika estaba tendida sobre el techo de un edificio mirando discretamente por unos binoculares. La mujer había cambiado su traje por unos pantalones tácticos negros, zapatos de caminata, una polera manga larga y cuello subido color negro. A su lado estaba tendida Rei Ayanami, vistiendo de forma similar a la rubia. La Primera Elegida estaba tendida ante un SVD Dragunov, mirando por la mira telescópica de fusil de francotirador de fabricación rusa.

Balalaika sonreía ante lo que estaban por hacer. Cuando llegó a NERV una de las primeras cosas que le dijeron es que los militares de las Fuerzas de Defensas Estratégicas de Tokyo-3 eran una constante patada en el culo para la gente de NERV. Ya había tenido la mala fortuna de acudir a una reunión con esa tropa de militares de escritorio, y había tenido que contenerse para no sacar su pistola Makarov y volarle la cabeza a un par de esos idiotas. El Sargento Boris le había recordado discretamente que ya no estaban en Roanapur, pero nada impidió que le partiera la nariz de un derechazo a uno de esos idiotas que hizo un comentario fuera de lugar respecto a las cicatrices de su cara. El idiota la había sacado barata pero ahora arreglaría cuentas y de paso, le daría un buen entrenamiento a su discípula.

— Reporte de estatus — solicitó Balalaika por un comunicador que tenía en el oído, con un pequeño micrófono que daba a la boca.

— Aquí Kolshinsky. Tejado despejado.

— Aquí Benin. Escaleras despejadas.

— Aquí Engel. Callejón despejado y vehículo listo para partir.

Balalaika amplió la sonrisa. Todo estaba en orden. Contemplando nuevamente por los binoculares, la mujer observó la ventana por donde se podían apreciar a 3 militares japoneses discutiendo en una oficina en torno a una mesa. Si bien estaban en un edificio oficial, la seguridad era asquerosa, tanto, que ella y su gente se habían apostado con toda tranquilidad en un edificio cercano y estaban listos para mandar un pequeño mensaje: "Nadie se mete con Balalaika".

— ¿Estás lista, Rei? — preguntó la rubia a la chica.

— Si señor. Blanco en la mira — respondió Rei, mirando por la mira telescópica, pero algo dentro de ella le decía que lo que estaban por hacer no era del todo corrector. Hace un tiempo hubiera acatado la orden sin cuestionarla, pero ahora, algo dentro de ella la hacía dudar — Señor... ¿Es correcto hacer esto?

Balalaika levantó una ceja ante el comentario de Rei ¿La chica estaba cuestionando una orden? Esa no era la Rei Ayanami que ella conoció al llegar a NERV, que seguía las órdenes sin cuestionamientos como si fuera un robot. Eso quería decir que el trabajo de Kolshinsky estaba dando sus frutos. La chica estaba despertando, pero eso no quería decir que tuviera permiso para cuestionar las órdenes de un superior.

— Correcto o no, eso no es algo que debas cuestionar. Esto ya no es un entrenamiento. Es una misión oficial de NERV. Tienes tus órdenes y debes cumplirlas. ¿Está claro? — explicó Balalaika con rostro serio, dándole una fiera mirada a la chica.

— Perfectamente claro, señor — respondió la chica peliazul, dejando de lado sus cuestionamientos, aseguró su blanco en la mira, quitó el seguro del Dragunov con un movimiento de uno de sus dedos, y luego cerró su dedo índice alrededor del gatillo, repasando en su mente la máxima de todo Francotirador: "Un disparo, una muerte"

— Preparados — dijo Balalaika, logrando que todos sus hombres se pusieran en alerta — A mi orden Rei... ¡Fuego!

Los tres disparos salieron con un sonido sordo, por efecto del silenciador con el que Rei había equipado el Dragunov. La primera bala impactó limpiamente en el hombro izquierdo de uno de los militares japoneses, lanzándolo de la silla donde estaba sentado. La segunda bala atravesó el hombro derecho del segundo hombre que estaba sentado de espaldas a la ventana, lanzándolo sobre la mesa. La tercera bala impactó en la pierna derecha del tercer militar, que corría a ponerse a cubierto, dejando atrás a sus heridos camaradas.

— Hermosos disparos, Rei — comentó Balalaika, dándole un par de palmaditas en el hombro a la chica que estaba tendida junto a ella — Misión cumplida. Nos retiramos.

Balalaika se puso de pie y se encaminó a la puerta de la azotea seguida de Rei, que cargaba el Dragunov en la espalda. Kolshinsky le dedicó un asentimiento con una sonrisa a la chica cuando pasó a su lado, para luego cerrar la puerta y descender por la escalera. Poco después Balalaika y Rei estaban dentro de una todoterreno negra, seguida de otra similar con el resto de sus hombres.

— Lo hiciste muy bien, Rei. Hoy demostraste que el entrenamiento que te he dado no ha sido en vano — comentó Balalaika con una sonrisa, mientras encendía un habano.

— Si señor — respondió Rei con seriedad, mirando fijamente adelante.

— ¿Qué pasa Rei? ¿Hay algo que quieras decir? –- pregunto Balalaika, pero al no obtener respuesta, le dedicó una mirada a la chica.

Por el rostro de Rei parecía que esta no estaba muy cómoda con lo que había pasado, lo cual no dejaba de ser algo sorprendente. Al parecer, la fría chica que conoció al llegar a NERV estaba poco a poco volviéndose más humana. Eso estaba bien para ella. Llegado el momento una Rei Ayanami que pudiera razonar sería bastante útil para sus planes.

— ¿Piensas que lo que hicimos no fue correcto? — se animó a inquirir Balalaika, volviendo al tema puntual, ante el prolongado e incomodo mutismo de la peliazul. Y si bien ella no expresó nada, le pareció ver en los ojos de la chica cierta expresión de sorpresa. Sea como fuere, Balalaika esbozó una pequeña sonrisa comprensiva antes de hablarle.

— Eso no es algo por lo que debas preocuparte, Rei. Como soldado, habrán ocasiones que recibirás ordenes que te harán dudar si está bien o no hacer tal cosa, pero debes entender que no es el deber de un soldado cuestionar las ordenes, sino ejecutarlas — explicó la rubia — ¿Lo has entendido?

— Si señor — respondió la chica, considerando las últimas palabras de la rusa.

— Para que te quedes tranquila, esta fue una operación de represalia. Esos sujetos hicieron algo que no debían, solo se los estamos devolviendo. También nos estamos cerciorando de que tu entrenamiento ha rendido frutos, de hecho, fueron tres hermosos disparos.

— Maravillosos disparos diría yo — comentó Kolshinsky con una sonrisa, mirando a la chica.

— No se podía esperar menos de ella. Tiene un buen maestro — dijo Balalaika con una sonrisa, esperando que de alguna manera la primera elegida reaccionara.

Si bien Rei no dijo nada ante los comentarios de elogio, para la rubia no pasó desapercibido el pequeño destello en los ojos de la chica ante esas palabras y un leve, casi imperceptible sonrojo en las mejillas. Definitivamente la chica estaba despertando.

— Bien, lo importante aquí es que la misión se cumplió a la perfección y le dimos algo en qué pensar a esos idiotas de las Fuerzas de Defensas Estratégicas — dijo Balalaika con una sonrisa, ignorando por ahora el comportamiento de la muchacha para regocijándose por el éxito de la misión.

— No sé Capitán... quiero decir, ¿no hubiera sido mejor matarlos? — preguntó Kolshinsky.

— Nada me hubiera gustado más, camarada Kolshinsky, pero no podíamos darnos ese gusto. Matar a esos tres de idiotas solo nos hubiera puesto en problemas con la ONU, ya que NERV es el único que tiene un motivo. La ONU se lanzaría como perro de presa sobre nosotros y no cejarían en su investigación hasta descubrir algo, o inventar las pruebas.

— ¿No se supone que NERV depende de la ONU? — preguntó el ruso que conducía la todoterreno.

— En el papel si, pero la verdad es que la ONU no posee el verdadero control sobre NERV. Las cosas aquí son bastante más complicadas, y eso es precisamente lo que lo hace tan interesante — explicó la rubia con una sonrisa un tanto perversa — Por eso lo de hoy fue solo una advertencia. Si vienen a reclamarnos, no tienen las pruebas para acusarnos y en última instancia, nuestro querido Comandante Ikari les diría que si quisiéramos matarlos, NERV no hubiera fallado.

— A si que al final solo les dimos una advertencia — dijo Kolshinsky.

— Así es la política — comentó Balalaika dándole otra calada a su habano, con un encogimiento de hombros.

 

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Para Asuka había sido una tarde bastante agradable, de hecho, había sido la tarde más agradable que había recordado tener en mucho tiempo. No solo se había dado el gusto de salir colgada del brazo del instructor Sakharov, delante de una horda de celosas chicas de su escuela, también había disfrutado de una tarde de compras en un centro comercial, siendo la envidia de todas las mujeres que se cruzaban por delante al ir con tan apuesto acompañante, luego habían ido al cine a ver una película romántica que ella llevaba tiempo deseando ver; y para finalizar, habían cenado en un lujoso restaurante. Asuka no dejaba de estar encantada con todo esto, pero no podía quitarse de la cabeza la idea de que había algo malo esperando para caer sobre ella en cualquier momento.

La pelirroja miró a su instructor, que caminaba junto a ella por un parque rumbo al departamento de Misato, cargando sus compras como todo un caballero. ¿Cuántas veces había deseado hacer algo así con Kaji? Demasiadas veces tal vez, pero el muy idiota nunca la tomaba en cuenta, en parte porque solo tenía ojos para Misato, pero más que nada, porque para él, ella era sólo una niña. Pero ahora que finalmente un hombre mayor y devastadoramente apuesto, le estaba dando lo que ella siempre quiso, no podía quitarse de la cabeza que algo andaba mal.

— Instructor Sakharov.

— Dime Asuka — dijo el hombre, con un acento ruso mucho más marcado que el de sus colegas.

— ¿Podría decirme, por qué todo esto? Digo, salir de compras, ir al cine, cenar en un buen restaurante... no es que me esté quejando. Lo he pasado muy bien el día de hoy, de hecho, hace mucho que no lo pasaba tan bien, pero... ¿Por qué? ¿Creí que estaría furioso conmigo por lo de ayer?

— Déjame adivinar — dijo Sakharov deteniendo sus pasos — ¿Creíste que iba a amarrarte a un poste y a golpearte con un látigo? ¿O que tal vez que iba a colgarte de los pies y a hundirte en un tanque de agua? Si lo quieres de ese modo aún estamos a tiempo de hacerlo.

— ¡No, no! Sólo era una pregunta — exclamó la pelirroja sintiendo que se le erizaban los vellos de la nuca.

— Lo sé — dijo Sakharov, esbozando una sonrisa un tanto siniestra — Lo cierto es que esta mañana, si te hubiera tenido a mi alcance, sin duda hubiera hecho alguna de esas cosas... o algo peor, pero luego lo pensé un poco y llegué a la conclusión de que lo mejor era relajarnos un rato. Después de todo ambos pasamos la noche en las mismas condiciones: enterrados hasta el cuello en medio de un bosque y sin un alma en kilómetros a la redonda.

Asuka descompuso su rostro ante el recuerdo, pero solo por unos segundos. La agradable tarde que había pasado junto a su instructor le había servido para calmar su disgusto y ahora sólo deseaba que las cosas siguieran siendo calmadas y agradables, al menos un rato más.

— Vamos a sentarnos allí. Hay algo de lo que me gustaría hablar contigo — dijo Sakharov, señalando unas bancas que estaban frente una pileta iluminada por luces, dando una hermosa vista del agua que subía y caía como una cascada.

Asuka asintió y la pareja se sentó en una de las bancas frente a una pequeña pileta. Sakharov dejó las compras de Asuka a un lado, sacó un paquete de cigarrillos, se llevó uno a la boca y lo prendió con un hermoso encendedor de plata.

— ¿Puedo? — se atrevió a preguntar la pelirroja, señalando los cigarrillos, sin saber en realidad por qué hizo esa petición, ya que ella no fumaba y nunca antes lo había considerado atractivo. ¿Un acto de rebeldía tal vez? Por su parte, Sakharov levantó una ceja ante la solicitud, pero para sorpresa de la pelirroja, le acercó el paquete de cigarrillo para que cogiera uno.

— ¿No me va a reprender y a decir que soy menor de edad para fumar? — preguntó la pelirroja sorprendida.

— ¿Por qué habría de hacer eso? — respondió el ruso encogiéndose de hombros — No soy tu padre. Además, si tienes edad para meterte en esa cosa gigantesca; el EVA, y salir a pelear a muerte con esos monstruos que llaman Ángeles, entonces también tienes edad para decidir lo que quieres o no quieres hacer. Después de todo, ya no eres una niña — dijo Sakharov con seriedad.

Asuka sonrió. ¿Cuántas veces había deseado que Kaji llegara a esa misma conclusión y dejara de tratarla como a una niña? Que la viera como la mujer que era en realidad. Alegre, la pelirroja tomó el cigarrillo con una sonrisa de triunfo y luego lo encendió con el fuego que le ofrecía su instructor. La chica se recargó en el respaldo de la banca y dio una calada al cigarrillo. No pasó mucho para que fuera presa de la tos al sentir como sus pulmones reclamaban por recibir algo a lo que no estaban acostumbrados. Sakharov rió de buena gana ante la reacción de la chica.

— Cof, cof... ¿Cómo... cof, cómo puede gustarle esta basura, cof...? — preguntó la chica.

— Te acostumbras con el tiempo, si decides volver a hacerlo — respondió Sakharov con una sonrisa, al ver que lejos de botar el cigarrillo, Asuka decidió seguir hasta terminarlo, pese a que era evidente que no lo estaba disfrutando. Era una chica terca, llevada a sus ideas y muy decidida... le recordaba a cierta mujer muy importante en su vida, de hecho, se parecían bastante.

Pasaron unos minutos sin que ninguno dijera nada. Solo se quedaron ahí, fumando cada uno su cigarrillo, hasta que Sakharov miró fijamente a la chica y decidió que era hora de hablar ya más en serio.

— ¿Por qué actuaste de esa forma en el entrenamiento de ayer? La Capitán ordenó que trabajaran en equipo, pero tú insististe en hacerlo sola. ¿Por qué?

Asuka estrechó los ojos ante la pregunta y lanzó la colilla del cigarrillo al suelo antes de responder.

— Porque soy la mejor. Puedo hacer las cosas sin la ayuda de esos dos tontos. Soy perfectamente capaz acabar con los Ángeles sin ayuda de nadie. ¡No necesito a nadie! — dijo la chica con furiosa seriedad.

Sakharov miró fijamente a su pupila. Como instructor había tenido acceso al archivo personal de Asuka y sabía que esas palabras, más que un alarde, eran un grito de dolor que provenía de lo más profundo de su corazón. Casi sintió pena por ella… casi.

— ¿Estás segura de lo que dices? — preguntó Sakhrov levantándose de su lugar, para dar un par de pasos adelante y luego voltear a mirar a la chica con seriedad — Primero desobedeces las ordenes de tu superior, luego abandonas a tus compañeros y ni siquiera estuviste cerca de llegar donde la Capitán.

 

— ¡¡Soy la mejor!! — rebatió la chica enfadada, poniéndose de pie.

— Estoy seguro de eso, porque soy tu instructor — dijo Sakharov con voz firme.

— ¿En verdad lo cree? — preguntó la chica, sorprendida.

— Por supuesto que sí — respondió Sakhrov cruzando los brazos sobre su pecho — He leído los informes sobre el entrenamiento militar que recibiste en Alemania. Todos tus instructores quedaron impresionados con tus habilidades y tu resistencia física, así como tu capacidad para resolver problemas sobre la marcha. Además, en lo académico, no eres menos destacada. De hecho, sé que te graduaste con honores en la Universidad de Berlín y que sólo asistes a la escuela porque la Teniente Katsuragi, creyó que sería bueno para ti mantener contacto con "chicos de tu edad".

Asuka se quedó sin palabras. Realmente no esperaba que su instructor supiera todos esos detalles sobre su vida en Alemania. Pero lo que más le sorprendió fue la forma en que Sakharov le habló al respecto, sin esa odiosa y falsa admiración con que la gente suele hablar de los "niños prodigio", sino con el respeto de alguien que reconoce el esfuerzo de otro para lograr sus metas.

— La Capitán también quedó impresionada cuando leyó tu historial. Por eso el entrenamiento que me ordenó darte es distinto al que reciben los otros dos chicos.

— ¿Distinto? ¿En qué sentido? — preguntó Asuka, con una punzada ante la mención de Balalaika.

— Shinji nunca había recibido entrenamiento militar, por eso el camarada Boris tuvo que entrenarlo desde cero, partiendo desde lo básico y progresando tan rápido como le fuera posible. Para sorpresa de todos, el chico puso el alma en el entrenamiento, progresado a pasos agigantados y de paso, dejando de ser un alfeñique llorón para ir volviéndose un hombre, y por sobre todo, un soldado. Con Boris como instructor, no te quepa duda que se volverá un soldado aplicado y totalmente letal en el campo de batalla.

Asuka se sorprendió ante esas palabras. ¿Tanto había progresado Shinji? ¿Tanto había cambiado?

— Con respecto a la otra chica, Rei… ella es obediente y no cuestiona las órdenes, en principio nada problemático y casi hasta ideal. Pero parecía un robot. Por eso el camarada Kolshinsky la está preparando de otra forma. Si bien tiene un entrenamiento militar, Kolshinsky pone especial atención en la parte emocional, para hacerla más despierta, más humana, si se quiere. Imagino que te habrás dado cuenta del cambio en ella, Ya no es tan fría como antes — dijo Sakharov, a lo que Asuka tuvo que concordar con un asentimiento de cabeza — Bien, fuera de eso, Rei es la que tiene peor índice de sincronización con EVA, pero en cambio es sumamente precisa y minuciosa en lo que hace. Por eso la Capitán la está entrenando como Francotirador. Rei Ayanami será el respaldo de Shinji y de ti. Ella cuidará sus espaldas.

— Muy bien, ¿pero qué hay de mí? ¿Cuál es el objetivo de mi entrenamiento? — preguntó Asuka, aún sorprendida por todo lo que había escuchado sobre sus compañeros Pilotos.

— Cómo dije antes, tú ya has recibido un entrenamiento militar apropiado. Por eso la Capitán me ordenó reforzar lo que ya sabias, para luego llevarte al siguiente nivel.

— ¿Siguiente nivel? — preguntó la chica, sin entender.

— Asuka, tal vez no te hayas dado cuenta, pero en este momento, estás a un nivel cercano al de las Fuerzas Especiales — respondió Sakharov con una sonrisa.

— ¿Fuerzas Especiales? ¿Yo? — preguntó la pelirroja cada vez más sorprendida.

— Así es. Shinji se ha vuelto muy bueno gracias al entrenamiento de Boris, pero no es rival para ti, ni pretendemos que lo sea, lo mismo va para Rei. ¿Por qué crees que la Capitán estaba tan cabreada contigo ayer?

— Pero... ¿Si saben que tan buena soy, entonces...?

— ¿Por qué no dejamos que te encargues tú sola? — terminó Sakharov, negando con la cabeza — Asuka, las cosas en el campo de batalla son muy distintas a como las presentan en esas estúpidas películas de Hollywood, con sus héroes tipo Rambo, que exterminan ejércitos enteros sólo con un cuchillo. En el campo de batalla, los que "juegan" a ser el héroe y actúan por su cuenta, siempre son los primeros en terminar con una bala en la cabeza antes de que termine su primer día. Eso fue exactamente lo que te pasó ayer. Dejaste a tus camaradas de lado y actuaste por tu cuenta, sin siquiera pensar las cosas. Tan solo atacaste como si fueras una loca.

Asuka no pudo evitar poner mala cara ante ese recuerdo. Realmente las cosas no habían salido como lo tenía planeado, pero... ¿Entonces qué era lo que tenía que hacer para demostrarles a todos lo que en realidad valía?

— ¿Entonces, cual es la idea? ¿Qué es lo que quiere esa mujer de mí? — preguntó Asuka, cruzándose de brazos y mirando seriamente a su instructor.

— Vamos Asuka, eres una genio. No debe ser tan difícil deducirlo para ti. Eres fuerte, decidida, la mejor preparada, la más inteligente... y la única que ha estado estudiando tácticas de guerra en forma intensiva durante el entrenamiento — señaló Sakharov, para que la chica uniera las piezas, lo que no tardó tanto, ya que los ojos de la pelirroja casi salen de sus orbitas cuando llegó a conclusión lógica.

— No puede ser... ¿Yo? ¿La líder del grupo? — preguntó Asuka sorprendida.

— Eres la más indicada para eso... Es decir, si antes corriges tu actitud y en vez de embestir como un toro embravecido, comienzas a pensar con la cabeza y trabajas junto con Shinji y Rei como un equipo. Tu equipo.

— Mi equipo — murmuro Asuka sin poder ocultar la emoción que aquella frase despertaba en su pecho.

— ¿Ahora entiendes por qué la Capitán Balalaika estaba tan enojada contigo ayer? No te estoy preparando para que seas una más del equipo, te estoy preparando para ser la "líder del equipo", y ayer fallaste miserablemente en eso.

— Pero... pero... yo...

— Entiendo que quieras salir y demostrarle a todos que eres la mejor, que puedes encargarte tú sola de esos Ángeles, pero piénsalo bien. Son un equipo y están estructurados como tal. Si trabajan unidos, no habrá enemigo que pueda contra ustedes... pero todo equipo necesita un líder, alguien que los dirija, que sea capaz de anticiparse a los movimientos del enemigo, que pueda visualizar lo que los otros no pueden ver, que sea capaz de tomar con claridad las decisiones que pueden marcar la diferencia entre la vida y la muerte. El líder es la parte más importante del equipo. Sin la cabeza, el resto del cuerpo se desorganiza volviéndose fácilmente vulnerable — explicó Sakharov.

— ¿Por qué yo? — preguntó Asuka.

— Porque eres la más preparada... eso, si antes corriges tu actitud y en vez de tratar de hacer las cosas por tu cuenta, comienzas a pensar las cosas y a trabajar con tu equipo como se debe — dijo el hombre, mirando fijamente a la chica, antes de encender un nuevo cigarrillo. Le ofreció otro a la pelirroja, pero esta declino, aún algo mareada por el que se había fumado a la fuerza — Nadie dice que no pelees, Asuka. Solo que sepas cómo pelear. Recuerda tus lecciones de tácticas de guerra: "No derrotas a tu enemigo con el primer golpe, lo haces con el último"

Asuka guardó silencio considerando todo lo que había escuchado.

— Te pareces mucho a la Capitán, ¿sabes? Tal vez por eso ella espera tanto de ti — comentó Sakharov con una sonrisa.

— ¿En que parezco yo a esa... esa... mujer? — dijo una enojada Asuka al escuchar que la comparaban con Balalaika, apenas conteniéndose de decir un improperio.

— Bien, para empezar, en el carácter — dijo el hombre, ampliando su sonrisa ante el sonrojo de la chica — Además, ambas son muy inteligentes, fuertes, valientes, decididas y no se detienen ante nada para lograr sus objetivos.

Asuka quedó de piedra ante esas palabras, sobre todo porque había mucho de verdad en ellas, mientras, Sakharov quedó momentáneamente perdido en sus reflexiones, al menos hasta que Asuka hizo una pregunta.

— ¿Por qué siguió a esa mujer hasta Tokyo-3? ¿Por qué obedece ciegamente lo que ella dice?

— Porque es mi Capitán... y porque le debo mucho. Todos le debemos mucho.

Asuka miró al hombre interrogante, y este asintió con la cabeza a la pregunta implícita en los ojos de la pelirroja.

— Tal vez no debería contártelo, pero de todas formas te lo diré. Rusia pasó por muchas penurias. Primero fue la desintegración de la Unión Soviética, donde de un día para otro todo en lo que creíamos se derrumbó de un golpe, pasando del comunismo al capitalismo en un abrir y cerrar de ojos. Todavía no nos recuperábamos de ese golpe cuando sobrevino el Segundo Impacto, con sus cambios climáticos, el hambre, sumada a la inestabilidad política y la corrupción desatada por tantos años, que nos llevo a la guerra civil; luego las eternas campañas en el Cáucaso y Asia central, para terminar regresando a Afganistán... ese desierto de los mil demonios — comentó Sakharov con un levísimo dejo de emoción en su voz, al recordar esos difíciles días — Pudimos morir en muchas ocasiones, pero si mis camaradas y yo estamos aquí hoy, es gracias a la Capitán. Ella nos mantuvo unidos, nos guió en la batalla y nos dio fuerzas cuando pensábamos que ya no podíamos más... hasta que llegamos a Afganistán. Fue en ese desierto infernal donde la Capitán ganó sus cicatrices, por causa de un ataque químico. Pero eso no la detuvo. Con su cara y cuerpo cubierto de vendas, aguantado el dolor, que debió ser insoportable, nos guió en la batalla y nos sacó victoriosos de ese lugar. Finalmente Rusia anexó Afganistán a su territorio y nosotros fuimos recibidos como héroes.

Asuka quedó sorprendida por lo que acababa de escuchar. Si lo que su instructor decía era verdad, y no le cabía duda de ello, ahora podía comprender porque ese grupo de aguerridos hombres seguían ciegamente a esa mujer.

— Pero luego de la guerra en Afganistán las cosas se complicaron –- continuó Sakharov, atrayendo otra vez la atención de Asuka — Los tiempos cambiaron, se estableció la paz y para el gobierno los acuerdos comerciales con las transnacionales terminaron valiendo más que la vida de cientos de miles de nosotros. De golpe pasamos de héroes patriotas a ser un problema indeseable, así fue como nos dieron de baja del ejercito y nos abandonaron a nuestra suerte. Realmente fueron malos tiempos para nosotros. Los más afortunados encontraron algunos empleos esclavizantes mediocremente pagados. Pero muchos de nuestros camaradas no pudieron soportarlo y terminaron sumidos en las drogas o el alcoholismo; otros simplemente optaron por saltar a las aguas congeladas de algún río o escapar de todo pegándose un tiro en la cabeza. Pero...

— ¿Pero...? — cuestionó la pelirroja al haber interrumpido el instructor bruscamente su relato.

— Pero cuando estábamos ahí, en medio de nuestra miseria, la Capitán fue por nosotros, nos sacó del fango y nos llevó con ella a buscar una nueva guerra que luchar, solo que ahora, pelearíamos por nuestra propia voluntad. Fue así como llegamos a Roanapur. Nuestra situación cambió para mejor con nuestro nuevo empleo, aunque debo reconocer que no era de los mas honesto, de hecho, era totalmente deshonesto y reñido con la ley; algo apropiado para esa ciudad sin ley y olvidada de Dios. Aún así, fueron buenos tiempos, y la Capitán siempre estaba ahí, a la cabeza, guiándonos y cuidando de nosotros.

— Yo... no lo sabía — comentó Asuka, viendo a Balalaika con otros ojos luego de escuchar esa historia. Si esa mujer fue capaz de hacer todo eso, de guiar a esos hombres a través de todas esas guerras, aún estando herida, y luego sacarlos adelante cuando su propio país los había olvidado, entonces era en verdad digna de admirar. Claro, eso no quería decir que tuviera que caerle bien.

— Por eso te digo que ustedes se parecen. Muchas de las cualidades de la Capitán las puedo ver en ti. Ella también se ha dado cuenta, es por eso que me ordenó prepararte para asumir esa responsabilidad — dijo Sakharov dando unos pasos adelante hasta poner sus manos sobre los hombros de Asuka y mirarla directo a los ojos — Muchos pueden ser soldados Asuka, como yo, Kolshinsky, Boris... o Shinji; pero no todos pueden ser líderes.

Asuka se apartó de Sakharov golpeada por esas palabras y dio unos pasos hacia la pileta, digiriendo todo lo que había escuchado. ¿Ella líder? Nunca se le había pasado por la cabeza. De hecho, más que ser líder, lo que ella en verdad quería ser era convertirse en la única responsable de la lucha. Pero ser líder era más complejo que andar dando órdenes por ahí, era toda una responsabilidad. ¿Sería capaz? La chica miró al su instructor, que la observaba con seriedad, esperando su reacción.

Muchas cosas pasaron por la cabeza de Asuka en ese momento, su pasado, su madre, Kaji, Misato, Shinji, la muñeca, NERV. Muchas dudas surgieron en su cabeza, pero había una cosa clara, algo que pudo rescatar de todo lo que había escuchado, que podía ver en la forma en que su instructor la estaba mirando en ese momento, la estaban tratando como una adulta. Misato y Kaji siempre la trataron como una niña, pero esta gente, Balalaika y el instructor Sakharov, la estaban tratando como una adulta. No había ambigüedades como con Misato, que la trataba como adulta cuando estaba en el EVA, para luego tratarla como niña cuando se bajaba del gigante rojo. Ahora en cambio, el trato era por igual, estando dentro del EVA, o fuera del EVA. Pese a todo lo malo que se le podía venir a la mente, tal vez había algo bueno después de todo. Asuka lo pensó unos minutos ante la atenta mirada de su instructor y tomó su decisión.

— Está bien. Daré mi mejor esfuerzo para seguir este entrenamiento y ser la líder de eso dos idiotas — dijo la chica con decisión.

— Me parece bien — dijo Sakharov con una sonrisa — Y no le digas nada a Shinji y Rei por ahora. Lo sabrán en su momento.

En ese momento el timbre de un teléfono celular se dejó escuchar, provocando que ambos se separaran para revisaran sus respectivos aparatos.

— Es él mío — dijo Asuka casi como una disculpa, mientras se alejaba unos pasos de su instructor — Hola, ¿Misato?

Sakharov se relajo al saber que no lo requerían a él y continúo fumando su cigarrillo, satisfecho con lo que había logrado. Por supuesto, no esperaba que Asuka cambiara de la noche a la mañana. Pero sin duda había logrado encaminarla en la dirección correcta.

— Sheisse (2) — exclamaba la pelirroja al tiempo que apagaba el celular y lo devolvía a su bolso.

— ¿Sucede algo? — preguntó Sakharov acercándose a ella — ¿Estamos bajo ataque?

— Ojalá fuera eso — dijo Asuka visiblemente molesta — La tonta de Misato organizó una especie de reunión y quiere que regrese al departamento.

— Ya veo — dijo Sakharov dando un suspiro — ¿Quieres que te lleve o prefieres tomar un taxi?

— No quisiera molestarlo.

— No es molestia. ¿Nos vamos? — dijo Sakharov al tiempo que se acercaba a la banca para recoger las compras de la pelirroja y enfilar sus pasos hacia el departamento de Misato.

Asuka caminaba orgullosamente al lado del ruso, sintiendo las miradas envidiosas de las mujeres que pasaban a su lado, lo cual le provocaba una sonrisa en los labios é incrementaba su decisión de convertirse en la gran mujer que creía estar destinada a ser. 

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Shinji Ikari caminaba por uno de los corredores de NERV luego de su clase intensiva de paracaidismo, dictada por su querido instructor, que luego de explicarle lo básico en tierra, lo arrastró hasta el techo del Geo-Frente para saltar con él. Con el primer salto casi se muere de miedo. El segundo salto fue igual fue aterrador. La sensación de ir cayendo al vacío era terrible, pero una vez liberado el paracaídas pudo relajarse un poco. En el tercer salto... bien, para qué negarlo, no estuvo tan mal, de hecho, hasta lo disfrutó un poco. Eso de sentir la adrenalina corriendo por sus venas era en verdad estimulante.

— Rayos, el Sargento tiene razón. En verdad podría tomarle el gusto a esto — comentó el chico para si mismo, dando la vuelta en un corredor.

— ¿Tomarle el gusto a qué, Shinji? — preguntó Kaji, apoyado de espaldas contra la pared, a la vuelta del corredor.

— ¡Kaji! Me asustaste — dijo Shinji luego de dar un salto al toparse repentinamente con el hombre.

— Lamento haberte asustado. No era mi intención — se disculpó Kaji con una sonrisa.

— No te preocupes. Yo debía poner más atención — respondió Shinji, restándole importancia — Por cierto, hace tiempo que no te veía por aquí.

— Si, estuve ocupado atendiendo unos encargos ordenados por el Comandante Ikari, pero ahora estaré más seguido por acá. Al menos hasta que deba atender algún asunto importante — comentó Kaji caminando junto a Shinji por el corredor.

— Ya veo — dijo Shinji, sin animo de seguir la conversación al salir su padre a colación.

— Por lo que veo me ausento unos días y todas las cosas cambian bastante por acá. Esta tal Balalaika tiene a todo mundo revolucionado. Al parecer sus métodos son muy distintos a los de Misato — apuntó Kaji, para tratar de sacar información de Shinji, el cual sonrió ante ese comentario.

— El estilo de la Capitán es distinto al de Misato, ya que ella fue militar, pero en el fondo las cosas no son tan diferentes. Tanto a Misato como a la Capitán les gustan las cosas hechas a su manera y que se hagan bien — comentó Shinji.

— Tal vez tengas razón en eso Shinji, pero no puedes negar que los métodos de la Capitán Balalaika son bastante más duros. Solo mira el entrenamiento al que tú, Asuka y Rei han sido sometidos.

— No estoy de acuerdo con eso — señaló Shinji, mirando seriamente a Kaji — A lo largo de estas semanas la Capitán ha probado su punto. No estábamos lo suficientemente preparados. Ella dispuso este entrenamiento para corregir esas falencias. En lo personal, el entrenamiento me a ayudado a superarme, además, el Sargento Boris es un gran sujeto. He aprendido mucho de él.

Kaji miró con sorpresa al chico. Por un momento no lo reconoció, dudando que este fuera el verdadero Shinji Ikari. El chico había cambiado un mucho en cosa de semanas. No solo se veía más fuerte y desarrollado físicamente, también su actitud había cambiado. Se lo notaba más seguro de si mismo y su mirada había cambiado de la de un chico desvalido, a la de un adolescente en camino a ser un hombre.

Shinji había cambiado y le alegraba eso, ya que este cambio era para bien, pero a Kaji no pudo gustarle la forma en que Shinji defendía a Balalaika, menos aún la forma en que hablaba del Sargento Boris. Había un tono de admiración en su voz. A la luz de lo que ahora sabía de ese grupo de rusos, eso no era una buena señal. Luego de pensarlo por unos segundos, el hombre decidió dejar las cosas hasta ahí y retomar el motivo por el que había ido por Shinji en primer lugar.

— Bueno, pasando a otro punto, estoy aquí para invitarte a un lugar.

— ¿Invitarme? ¿A dónde? — preguntó Shinji con interés.

— A casa de Misato. Sé que ahora vives solo, por lo que ella pensó que una comida todos juntos no estaría mal — dijo en hombre, recobrando su sonrisa.

— Siempre y cuando no sea comida instantánea — dijo Shinji.

— No te preocupes. Será comida china, encargada a un buen restaurante. Lo prometo.

— Eso suena bien — dijo Shinji, devolviéndole la sonrisa al hombre, continuando ambos su marcha por el corredor.

— Suena más que bien — dijo Kaji — Por cierto, Shinji. No respondiste mi pregunta. ¿A qué es eso a lo que podrías terminar tomándole el gusto?

Shinji miró al hombre y esbozó una sonrisa antes de responder.

— Saltar en paracaídas.

 

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Era entrada la noche, pero en una oficina dentro de NERV, el sub-comandante Fuyutsuki se encontraba revisando la documentación del hombre que acababa de llegar en un vuelo procedente desde Estados Unidos, para llenar la plaza que había dejado vacante Shigueru Aoda, luego de su trágico deceso.

— ¿Cómo estuvo su viaje desde los Estados Unidos? –- preguntó Fuyutsuki sentado tras un escritorio, revisaba los papeles que contenía la carpeta que le había entregado el hombre frente a él.

— Fue bastante cansador. Son muchas horas de vuelo hasta Tokyo-3, pero vale la pena para poder trabajar en NERV, sobre todo, trabajar con MAGI –- contestó el hombre con una sonrisa jovial, observando como el anciano revisaba minuciosamente los papeles, sabiendo de antemano que nunca podrían descubrir que toda esa información era falsa, después de todo, él la había preparado personalmente, hackeando todos los sitios donde sabía cotejarían la información, consultando referencias, junto con otros tantos sitios también, solo por si acaso.

— Bien... todo parece estar en orden — dijo Fuyutsuki cerrando la carpeta, para luego ponerse de pie y mirar al hombre — Bienvenido a NERV, Señor Benjamín O´Connor.

— Por favor, puede llamarme "Benny" — dijo el hombre de camisa hawaiana, barba de un par de días y cabello tomado en una coleta, mientras ajustaba sus lentes con una sonrisa en los labios.

 

 

Continuará…

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Notas del Autor: Finalmente el misterio se ha resuelto. El hombre que llegó desde la Compañía Lagoon no es otro más que Benny. Muchos creyeron que sería Rock y que llegaría con Revy para cuidarlo, pero si bien Rock se terminó descubriendo como un manipulador frío y calculador, se necesitaba alguien que pudiera lidiar con MAGI. Solo había una persona que daba con el perfil. Eso no quiere decir que Rock y Revy no puedan aparecer. Todo está en estudio.

1.- Malchaniye: Silencio.

2.- Sheisse: Mierda

Saludos y nos leemos.