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Trabajo en Equipo (Parte 1)

Eran cerca de las 6:00 de la mañana y en un determinado lugar del bosque que rodea la pirámide de NERV, dentro del Geo-Frente, se encontraba un grupo de hombres que en otros tiempos sirvieron como parte de Las Fuerzas Espaciales Aerotransportadas de la madre Rusia. Eran hombres aguerridos, veteranos de guerra condecorados, con tanta experiencia en el campo de batalla, que eran capaces de pelear la Tercera Guerra Mundial con un simple cuchillo y salir victoriosos. Los ex-militares vestían tenida de combate y hacían una revisión de rutina a sus armas, antes de… lo que sea que fueran a hacer.

Frente al grupo de rudos ex-militares se encontraban los tres Pilotos EVA, vistiendo también tenida de combate, una pistolera con una Beretta 92 sujeta en la pierna derecha, y un fusil de asalto M4A1 en las manos, salvo Rei Ayanami, que cargaba un fusil de Francotirador SVD Dragunov. Shinji y Asuka miraban con algo de preocupación al grupo de aguerridos ex-comandos rusos, mientras que Rei tenía su usual rostro inexpresivo a prueba de balas.

— Tengo un mal presentimiento sobre todo esto — comentó Shinji a la pelirroja.

— Solo mantente alejada de mi, baka. No quiero que me estorbes — dijo Asuka dándole una mirada estrecha al chico.

— ¡¡ATENCIÓN!! — dijo el Sargento Boris con voz fuerte y marcial, cuando hizo su aparición Balalaika, también vestida con tenida de combate, lo que aumentó la preocupación de Shinji y Asuka.

Todos se cuadraron ante la mujer, incluidos los Pilotos EVA, que ya habían aprendido los formalismos militares. Balalaika asintió y les devolvió el saludo a sus hombres, para luego caminar hasta quedar de frente a los jóvenes Pilotos EVA.

— Pero miren lo que tenemos aquí… Nada mal. Hasta podrían pasar como soldados — comentó Balalaika con una media sonrisa, ganando una mirada estrecha de Asuka, la cual debió guardarse su enojo al recibir una penetrante mirada por parte de la rubia.

Balalaika sacó un habano de uno de sus bolsillos, lo encendió y exhaló una bocanada de humo con placer, luego de lo cual volvió a dar una mirada seria al grupo de tres chicos frente a ella.

— Bien niños. Supongo que se estarán preguntando de qué va todo esto — comentó Balalaika con un tono de voz que sonó demasiado feliz para ella, lo cual reafirmó los temores de Shinji y Asuka; sobre todo al llamarlos "niños". La rubia amplió su sonrisa antes de hablar — Vamos a jugar.

— ¿Qué? — preguntaron Shinji y Asuka, sin poder creer lo que habían escuchado. Rei solo dio un par de pestañadas en señal de sorpresa.

— Lo que escucharon. Vamos a jugar "juegos de guerra" — contestó la rubia con una sonrisa un tanto perversa — La idea de este juego es medir sus capacidades para trabajar como una unidad y salir adelante en una situación hostil en el campo de batalla enemigo.

— ¿Y eso que tiene que ver con machacar Ángeles? — se atrevió a preguntar Asuka.

— ¡Todo! — respondió Balalaika dedicándole una dura mirada — ¿Acaso no recuerdan lo que pasó en la última batalla? Por el irreflexivo actuar por tu cuenta, pelirroja; el Ángel que los atacaba se dividió en dos y luego por poco y acaba con ustedes. Solo se salvaron porque la ONU le arrojó una mina N2 a esa cosa.

— Pero luego baka Shinji y yo matamos a esa bazofia cuando lo enfrentamos por segunda vez — dijo Asuka, aún avergonzada al serle recordado su estrepitoso fracaso en esa primera batalla contra el Séptimo Ángel — Aunque pude haberlo acabado yo sola — añadió al final.

— No hubieras podido. Y ese es precisamente el punto — señaló Balalaika — Solo analicen los hechos. Las dos primeras batallas que peleó Shinji por su cuenta, las ganó únicamente porque tuvo suerte; muy buena suerte a decir verdad. Sobre todo en la primera batalla, ya que ni siquiera habían garantías de que pudiera hacer funcionar el EVA. Pero en las batallas contra los Ángeles siguientes, al trabajar como equipo, las cosas fueron muy distintas — apuntó la rubia dándole una mirada seria a los tres chicos — Ustedes son un equipo y deben aprender a trabajar como tal, hasta convertirse en una máquina aceitada y letal, que no le de la más mínima oportunidad a esos Ángeles hijos de puta. ¡¡Sargento!!

— ¡Capitán! — respondió Boris en forma marcial, dando unos pasos hacia delante para tenderle un mapa a los Pilotos EVA.

— En ese mapa están señalados los emplazamientos de vigilancia donde estarán posicionados mis hombres, en torno al lugar donde yo estaré esperándolos. La finalidad del juego es capturarme o matarme — señaló Balalaika con seriedad — Las armas que llevan están cargadas con balas de pintura, al igual que las de mis hombres. Tienen 20 minutos para planear una estrategia y comenzar su ataque. Los camaradas Boris, Sakharov y Kolshinsky no participarán de este ejercicio. Como sus instructores se limitaran a observar y ver cuales son sus puntos débiles para luego reforzarlos. Eso es todo. 

Luego de esas palabras, Balalaika dio media vuelta y se retiró seguida de sus hombres, que miraban con una sonrisa burlona a los jóvenes Pilotos EVA, que quedaron de pie apenas creyendo lo que habían oído, frente a sus instructores que los miraban de forma seria.

— Ya escucharon a la Capitán — dijo Boris — Usen estos minutos para idear una estrategia. No olviden que son un equipo. Trabajen unidos y saldrán adelante.

Luego de esas palabras del Sargento Boris, los tres hombres se retiraron hasta un punto elevado, desde donde supervisarían los juegos de guerra que había dispuesto la Capitán Balalaika para los Pilotos EVA. Atrás, los tres chicos miraban como los hombres se retiraban, momento en que Asuka dio una pequeña risa que causó que Shinji y Rei le dedicaran una mirada un tanto extraña.

— ¿Asuka? — preguntó Shinji.

— Jejeje… finalmente hoy podré demostrarle a esa perra cicatrizada quien es Soryu Asuka Langley. Gracias al entrenamiento del instructor Sakharov, ahora soy invencible — dijo la pelirroja levantando un puño — Y ustedes no se metan en mi camino o les juro que les pesará.

— Ejem, Asuka. ¿No se supone que esto es trabajo en equipo? — comento Shinji.

— Precisamente, kinder. ¡¡Manténganse alejados de mi, par de perdedores!! Ese será su trabajo en equipo — sentenció la pelirroja, quitándole el mapa a Shinji de las manos para estudiarlo mientras se alejaba de los otros Elegidos.

— ¿Qué haremos nosotros? — preguntó Rei a Shinji.

— Ya la oíste, Rei. Haremos exactamente lo que ella dice — respondió Shinji con una media sonrisa, presintiendo de alguna manera como terminaría todo para la pelirroja.

 

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— ¡¡¡BAJENME DE AQUÍ, MAL NACIDOS!!! — gritó una furiosa pelirroja, que estaba amarrada de pies y manos a un largo madero que era sostenido en hombros por dos de los hombres de Balalaika.

— Les dije que debíamos amordazarla — dijo uno de los ex-mafiosos, con resignación.

La Directora de Operaciones miró con un tic en su ojo derecho a la chica, que parecía un cordero listo para asarlo en una hoguera.

— ¿Y los otros dos? — preguntó Balalaika.

— Sentados en el punto de partida — dijo otro de los rusos, logrando que la rubia estrechada la mirada.

— Tráiganlos — dijo Balalaika con voz peligrosa.

No pasaron mi 5 minutos cuando la Primera y Tercer Elegidos fueron llevados ante Balalaika, que esperaba de pie en medio de un claro en el bosque, luego de haber amordazado a Asuka para que dejara de gritar; la cual, sea dicho de paso, seguía amarrada al madero, que ahora estaba apoyado contra una roca. Shinji no pudo reprimir una sonrisa al ver Asuka amarrada, pero su rostro se volvió serio al ver la penetrante mirada de Balalaika. Ella estaba enojada y él sabía que eso no era bueno.

— ¿Se puede saber que hacían ustedes mientras capturaban a su camarada? — preguntó la rubia, mordiendo el habano en su boca.

— Trabajo en equipo — respondió Rei, con seriedad.

— ¿Qué? — preguntó Balalaika.

— La piloto Soryu pidió que no interfiriéramos con ella. Dijo que eso era trabajo en equipo — respondió Rei, con toda naturalidad.

El habano cayó de la boca de Balalaika, mientras Shinji sonreía con nerviosismo y los rusos retrocedieron con cautela. Rei ni siquiera pestañeó.

— ¡¡¡PELIRROJA!!! — ladró Balalaika, haciendo saltar de susto a buena parte de los presentes.

 

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— Estos juegos de guerra no están resultando como la Capitán había planeado — comentó Kolshinsky, bajando los binoculares con los que había observando el desastroso ejercicio.

— Espero que la Capitán no termine matando a Asuka antes de que termine él día. Ya comenzaba a caerme bien la chica — comentó Sakharov, con resignación.

— Así como van las cosas, sería un milagro si no mata a los tres chicos… y a nosotros junto con ellos — comentó Boris, logrando un estremecimiento por parte de los otros dos ante esa idea, que bien podía transformarse en realidad. 

 

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Los tres Pilotos EVA estaban nuevamente en el punto de partida, luego de salvarse de la muerte solo porque Dios es grande, sobre todo Asuka, que vio pasar su vida frente a los ojos al ver la furibunda mirada que le dio la rubia Directora de Operaciones de NERV. Finalmente les había dado una nueva oportunidad y aquí estaban ahora, planeando su estrategia. 

— Está bien. Si esa perra rusa quiere que lo hagamos juntos, entonces le daré en el gusto, pero no olviden que soy la líder aquí, así que ustedes harán todo lo que yo diga. ¿Está claro? — preguntó Asuka, con seriedad.

— ¿Eso es trabajo en equipo? — preguntó Rei.

— Así es — afirmó Asuka.

— Entendido — respondió Rei, con un asentimiento de cabeza.

— Estamos muertos — dijo Shinji, apenas audible.

 

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Un nuevo tic se formó en ojo derecho de la Directora de Operaciones, cuando vio aparecer a dos de sus hombres cargando a Asuka, nuevamente amarrada a un largo madero, como si fuera un cordero para asar. Distinta a la vez pasada, la pelirroja no dijo una sola palabra cuando vio a la rubia, ya que sabía que eso no ayudaría en nada a su precaria situación.

— ¿Y bien? — preguntó la rubia.

— La chica atacó de frente. No hubo estrategia ni… ¡Rayos, Capitán! No hubo nada. Fue como quitarle un dulce a un niño — informó uno de los hombres.

— ¿Y los otros dos? — preguntó Balalaika.

— Tomaron una posición más atrás y no se han vuelto a mover desde que esta loca inicio su ataque suicida — comentó otro de los rusos.

— Tráiganlos — dijo Balalaika con voz peligrosa.

Pasaron cerca de 15 minutos para que otros dos rusos aparecieran con Shinji y Rei, con su ropa teñida por la pintura de las balas que le dispararon los ex–militares. Balalaika estaba nuevamente de pie en medio del claro en el bosque, con una aún amarrada y amordaza Asuka al largo madero, que había sido puesta sobre otros maderos a modo de soporte. Ahora si que la chica parecía un cordero listo para la hoguera. Solo faltaba amontonar leña bajo ella y prenderle fuego.

— ¿Se puede saber por qué ustedes dos se quedaron atrás a cubierto, mientras su camarada era hecha prisionera? — preguntó una ceñuda Balalaika.

— Esa fue la orden de la piloto Soryu — respondió Rei.

Balalaika estrechó la mirada y volteó hacia Shinji esperando una respuesta más clara.

— Bien Capitán… Asuka dijo que era la líder y que hiciéramos lo que ella decía. Nos ordenó tomar una posición y defenderla mientras ella iba a explorar — explicó Shinji.

— La piloto Soryu nunca regresó — comentó Rei.

— Obvio que no regresó, porque la muy "Sterva" (1) decidió atacar por su cuenta sin apoyo y sin un plan definido — dijo Balalaika con rabia.

— Los otros dos chicos no lo hicieron tan mal, Capitán. Dieron una buena pelea defendiendo su posición. Incluso la chica mató a Benin e hirió a Filitov antes de caer. Sabían que no podían ganar, así que el chico hizo de señuelo para que ella pudiera bajar a algunos de nosotros antes de todo acabara — comentó uno de los rusos, ante la sonrisa de los demás y la vergüenza de los aludidos.

Balalaika miró a Rei luego de escuchar esas palabras. La chica estaba de pie con su rostro inexpresivo de siempre. Cargaba el SVD Dragunov, tal cual ella le había enseñado, eso le hizo sentir algo de orgullo; después de todo, ella la estaba entrenando como Francotirador. A su lado, Shinji estaba cubierto de pintura de arriba a abajo, un tanto avergonzado ante el comentario favorable que habían hecho sobre él. Era patente que seguía siendo algo introvertido, pero ya se podía notar en forma más visible su cambio de actitud. También su mirada había cambiado. Ya no era la de un niño desvalido, ahora estaba en buen camino a ser la mirada de un hombre hecho y derecho. En cuanto a la pelirroja… la Directora de Operaciones caminó hasta quedar frente a Asuka que seguía amarrada al madero.

— Pelirroja… ¿Qué mierda voy a hacer contigo? — se preguntó Balalaika, mirando con fiereza a la Segunda Elegida, que tembló de miedo ante esas amenazadoras palabras.

 

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Desde una colina elevada, Boris, Sakharov y Kolshinsky observaron todo el ejercicio sacando sus conclusiones sobre como corregir las deficiencias de sus alumnos.

— Shinji y Rei no lo hicieron mal. Se complementan muy bien. El trabajo en equipo es natural para ellos. Es como si pudieron entenderse sin hablar — comentó Boris.

— Es verdad. Tal nivel de confianza y complementación se logra luego de mucho tiempo trabajando juntos, incluso luego de años — comentó Kolshinsky — Es sorprendente que ellos lo hayan logrado después de tan poco tiempo de conocerse. Es como… como si hubiera algo que los conectara a un nivel más personal.

Boris le dedicó una mirada Kolshinsky, creyendo en un inicio que el hombre se refería a una relación de tipo romántica, pero luego de recordar la forma de ser de Rei y ver la expresión pensativa de Kolshinsky, intuyó que su camarada se refería a algo distinto.

— ¿Qué voy a hacer ahora? De seguro la Capitán va a querer matarme luego de cómo se comportó Asuka en este ejercicio — se lamentó Sakharov. 

— Te voy a extrañar, camarada Sakharov — comentó Kolshinsky, con una sonrisa.

— "Sratiyi" (2) — respondió el aludido, arrancando risas de sus dos colegas.

 

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Boris ingresó al bar luego de un largo y extenuante día de trabajo en NERV. Se sentó ante la barra y pidió un vodka tónica. El bartender sirvió el trajo prontamente al hombre, que echó un buen trago dando un exclamación de placer ante el agradable sabor que descendía por su garganta. Sin duda era vodka de excelente calidad, algo muy distinto al vodka barato con el que tuvo que conformarse durante los años que pasó en el campo de batalla, en guerra tras guerra luego del Segundo Impacto.

— No está mal para ser Japón — comentó para si el hombre, dejando el vaso sobre la barra.

El rudo ex-mafioso paseó la vista de forma despreocupada, considerando el lugar donde había ido a parar. El bar estaba en el interior de Geo-Frente. Era elegante y tenía grandes ventanales desde donde se apreciaba todo el Geo-Frente y los edificios que colgaban del techo, de hecho, ese bar estaba localizado en uno de los edificios que colgaban del techo, o al menos es lo que suponía, ya que aún no conocía por completo ese gigantesco complejo donde había terminado trabajando siguiendo a su Capitán. Fue entonces que la vio.

La mujer estaba sentada sola ante una mesa, junto al ventanal. Vestía una minifalda oscura, una blusa azul, medias color negro y zapados de taco bajo. Era la misma ropa que solía verle todos los días en NERV, pero no por eso dejaba de verse bien; a decir verdad, se veía demasiado bien. Boris echó un nuevo trago sin despegar la vista de la mujer, que miraba distraídamente por el ventanal.

Ritsuko Akagi llamó la atención del Sargento Boris desde el primer momento en que la vio. ¿Cómo no hacerlo? Era la mujer más hermosa y sensual que había conocido en su vida y; rayos, había conocido muchas. No pasó mucho para que Boris se encontrara haciendo esfuerzos para no mirar con demasiada insistencia a la mujer cuando coincidían en un lugar. No pudo dejar de sentirse algo estúpido por su reacción. Él no era un adolescente inexperto, el problema es que su experiencia en cuanto a mujeres, se limitaba a rudas mercenarias, asesinas, militares tan hurañas como la misma Balalaika o prostitutas de bar. Ritsuko Akagi, por el contrario, es una mujer totalmente opuesta a eso. Es una mujer elegante, altamente sofisticada y a todas luces brillante. No por nada es la jefa del Departamento Científico de NERV. He ahí lo que frenaba al rudo ex-mafioso. No sabía como abordar a una mujer como ella.

— Las cosas eran más fáciles en Roanapur. Si te gustaba una mujer, la tomabas y fin del asunto — comentó para sí el hombre, entonces vio como Ristuko trataba de encender un cigarrillo infructuosamente. El hombre lo pensó unos segundos, terminó de un trago su vodka tónica y se puso de pie.

Ritsuko peleaba con un encendedor que no tenía más de 4 días de uso, hasta que lo lanzó sin mucha diplomacia sobre la mesa. Estaba por ponerse de pie e ir a la barra a preguntar si le podían facilitar fuego, cuando un encendedor sostenido por una fuerte mano apareció frente a ella. Levantó la vista solo para encontrarse con el serio rostro del Sargento Boris, la mano derecha de Balalaika. La mujer lo observó unos segundos antes de aceptar y prender su cigarrillo con el fuego que ofrecía el hombre.

— Gracias, Sargento — dijo Ritsuko, con una sonrisa.

— De nada — respondió Boris con un asentimiento de cabeza, haciendo el amago de retirarse.

— ¿Le gustaría acompañarme, Sargento? — pregunto la mujer con una sonrisa gentil.

— Será un honor — respondió Boris, sentándose en la silla ante la mujer.

No pasó mucho para que un garzón se acercara y les ofreciera otro trago, mientras Ritsuko observaba con interés al rudo y fornido hombre ante ella, ya que su ropa no podía ocultar una complexión similar a la de un fisicoculturista. La mujer no pudo dejar de preguntarse cómo se sentiría pasar las manos por los firmes pectorales del ex–militar. Sin duda sería algo mucho más interesante que hacerlo por el plano y sin gracia torso del Comandante Ikari. La mujer fue sacada de sus pensamientos cuando el garzón regresó con un margarita para ella y un vodka tónica para Boris. 

— Bien, Sargento Boris. ¿Qué le ha parecido Tokio-3 hasta ahora? — preguntó la rubia, para iniciar la conversación.

— Es una ciudad impresionante, como sacada de una película imperialista norteamericana. Nunca imaginé ver algo así, mucho menos ver algo como el Geo-Frente, NERV o los EVA. Me siento como en…

— Una película imperialista norteamericana — completó Ritsuko, divertida por ese comentario tan propio de la vieja URSS.

— Usted lo ha dicho, doctora Akagi. 

— Deje de lado los formalismos. Puede llamarme Ritsuko — dijo la mujer con una sonrisa seductora, que para su sorpresa, arrancó un leve sonrojo en el duro hombre frente a ella.

 

— Entonces usted puede llamarme Boris… a secas — respondió él, devolviendo una sonrisa algo tímida, echando un trago de vodka.

— Gracias Boris… y por favor, quita el "usted". Deja los formalismos para cuando estemos trabajando — dijo Ritsuko, ampliando su sonrisa.

 — De acuerdo… Ritsuko — respondió el hombre, con una pequeña sonrisa de satisfacción por la confianza que le estaba dando esa bella mujer.

— Entonces, tomando en cuenta lo que acabas de comentar, deduzco que te ha gustado vivir en Tokio-3 — comentó la mujer.

— Bien, no es un mal lugar para vivir este Tokio-3, pero no puedo dejar de extrañar Roanapur.

— Detecto un tono melancólico en tu voz, Boris — comentó Ritsuko, repentinamente interesada en conocer más sobre ese rudo hombre sentado ante ella.

— No es melancolía. Es solo que extraño un poco el lugar donde vivía hasta antes de llegar aquí. No era el mejor lugar del mundo; de hecho, no te lo recomiendo en lo absoluto. No es lugar para una mujer tan distinguida como tú, pero un sujeto como yo encajaba bien ahí — comentó Boris echando un trago de su vodka tónica.

— Gracias por el cumplido, Boris — respondió Ritsuko, ampliando su sonrisa.

Boris se maldijo a si mismo al sentir como sus mejillas ardían ante la sonrisa de la bella científica.

— ¿Por qué no te quedaste allá si te gustaba tanto ese lugar? — preguntó la mujer.

— No es que me gustara, solo me sentía cómodo ahí. Y lo dejé para seguir a la Capitán. Mi lugar está a su lado — respondió Boris con seriedad.

— ¿La amas? — preguntó Ritsuko, con interés.

Boris escupió su trago ante esa pregunta. El garzón que casualmente pasaba por ahí, se salvó por poco de quedar cubierto de vodka tónica. Luego de toser para despejar su garganta, el aguerrido ex-militar y ex-mafioso, le dedicó una mirada seria a la científica. 

— ¡¡Claro que no!! No la amo. Ella es mi Capitán.

— ¿Y eso justifica seguir a esa mujer a donde quiera que vaya y hacer todo lo que ella dice? ¿Incluso morir por ella?

— Ya lo dije. Ella es mi Capitán.

Ritsuko miró con seriedad a Boris, considerando sus palabras. Era un hombre duro, eso podía verse claramente en su cara y en sus ojos. Para la científica quedó claro que este hombre iría hasta el mismo infierno por Balalaika y moriría por ella si fuera necesario. Una punzada de envidia atravesó a la mujer.

— No eres militar, Ritsuko, así que no creo que puedas comprenderlo. No has pasado por todo lo que mis camaradas y yo. Peleamos una guerra tras otra luego del Segundo Impacto: La guerra civil, las campañas del Cáucaso y del Asia central, hasta que todo terminó en Afganistán… en ese desierto infernal. La Capitán nos guió en todo momento. Sin ella, no hubiéramos salido adelante. Mis camaradas y yo, le debemos mucho a la Capitán — dijo Boris, sumido momentáneamente en sus recuerdos.

— Tienes razón, Boris. No lo comprendo. La camaradería que se logra en el campo de batalla, es algo que solo los soldados pueden comprender — dijo Ritsuko observando al hombre, que asintió con la cabeza.

— Es algo más fuerte que la amistad, o lo que se puede sentir por un hermano. Es algo que te haría atravesar un infierno de balas, con tan de ir por un camarada en apuros, aún a costa de tu propia vida — comentó Boris.

— O algo que te haría seguir a tu Capitán a donde quiera que fuera — comentó Ritsuko, con una sonrisa triste — Balalaika es una mujer afortunada al tener a un hombre como tú a su lado, Boris… muy afortunada.

— Ritsuko, ya te dije que yo no…

— Lo sé, lo sé. No lo decía en ese sentido. Es solo que… olvídalo — dijo Ritsuko, observando su margarita con una mirada triste en los ojos, al darse cuenta de cuan injusta podía ser la vida. Ante ella estaba un hombre que sería capaz de dar su vida por una mujer que no ama. En cambio ella, que lo había entregado todo, era tratada como basura por el hombre que ama… o que cree amar.

— Me disculpo si dije algo indebido — dijo Boris totalmente complicado, al ver la repentina y dolida mirada de la mujer sentada frente a él. 

— No es tu culpa Boris, soy yo — dijo Ritsuko, tratando de hacer a un lado los recuerdos de su desastrosa vida personal.

Ritsuko se sorprendió cuando vio que el hombre frente a ella le ofrecía un pañuelo. Solo en ese momento la mujer se percató de que se le habían escapado un par de lágrimas de sus ojos.

— Perdón… no sé qué me pasa hoy — se disculpó Ritsuko, aceptando el pañuelo para secar sus rebeldes lágrimas.

— Todos tenemos malos días de vez en cuando — dijo el hombre con una sonrisa comprensiva, pero interiormente conmovido por la mirada dolida de la mujer.

Boris miró fijamente a la mujer mientras esta trataba de recuperarse. Él no era un hombre que se conmoviera fácilmente, mucho menos luego de trabajar para la mafia rusa en Roanapur, pero había algo en la mirada de esa mujer que lo hizo estremecer. Esa mirada le hizo recordar su propia soledad, que había relegado al olvido a favor de sus responsabilidades y de su Capitán. 

— Perdón por este exabrupto. Lavaré el pañuelo y te lo devolveré mañana — dijo finalmente Ritsuko ya más repuesta.

— No te preocupes. Puedes quedártelo.

— Gracias — dijo la científica con una sincera sonrisa.

— ¿Te siente mejor? — preguntó Boris, con genuino interés.

— Sí, ya estoy mejor. Solo tuve un mal día — dijo Ritsuko, tratando de restarle importancia al asunto.

— Sí, sé lo que es eso. Acabo de tener uno — comentó Boris, recordando a su furiosa Capitán, a la que tuvo que disuadir con mucho tacto, de no filetear en trozos a la Segunda Elegida, luego de los desastrosos "juegos de guerra" de esa mañana.

— Eso parece interesante. ¿Quieres hablar de eso? — pregunto Ritsuko con renovado interés.

Boris observó a Ritsuko por unos segundos, considerando si hablar o no sobre los ejercicios de esa mañana, pero ante la mirada de la mujer, algo dentro de él le hizo saber que no podía negarse ante esos hermosos ojos.

— Sí, por supuesto. No hay problema — respondió el hombre, apartando la vista con un leve sonrojo en las mejillas — Bien, todo comenzó a eso de las 6 de la mañana, ya que la Capitán había decidido hacer unos "Juegos de guerra" el día de hoy y, bien, las cosa no salieron como ella planeó.

 

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Era ya entrada la noche en medio del bosque que rodeaba a la pirámide de NERV, en las profundidades del Geo-Frente y, ahí, justo en medio de un claro del bosque, una desesperada pelirroja gritaba pidiendo ayuda, como había hecho toda la tarde, sin resultados, sea dicho de paso.

— ¡¡AUXILIO!! ¡Alguien que me ayude! ¡¡AUXILIO!! — gritaba Asuka, enterrada hasta el cuello en medio del claro. Solo su cabeza era visible fuera de la tierra — Esto no es justo. Ella no puede hacerme esto a mí… ¡¡YO SOY LA GRAN SORYU ASUKA LANGLEY!!!

— ¿¿QUIERES CALLARTE DE UNA VEZ?? — gritó un ya hastiado Sakharov, también enterrado hasta el cuello junto a la pelirroja, que cerró la boca ante la mirada furiosa de su instructor.

Para Asuka y Sakharov, esa sería una larga noche.

 

 

Continuará…

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Notas del Autor: Finalmente, acá está la continuación de esta historia. En los siguientes capítulos podremos ver algo del entrenamiento de los Pilotos EVA para trabajar como equipo, junto con explorar algo más sobre sus motivaciones y sentimientos. Otra cosa interesante, es que al final de este capítulo se mostró lo que puede ser el inicio de algo entre Boris y Ritsuko. Ya vendrán más cosas sobre esos dos en los próximos capítulos, además, ya está cada vez más cerca el arribo del nuevo integrante de NERV, importado directamente desde la compañía Lagoon.

Por ahí estoy pensando incluir a más personajes de Black Lagoon en esta historia, no permanentemente, solo como para hacer la vida de Shinji un tanto miserable por un par de días. Tengo en mente a cierta asesina malas pulgas experta en cuchillos. Ya veremos qué pasa.

- 1: Sterva: Puta.

- 2: Sratiyi: Vete a la mierda.