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El Ultimo Sol Naciente

Versión en español del fanfiction The Last Rising Sun. Alek Gusev es un investigador científico de alto nivel que creó uno de los mayores inventos de la humanidad. Sin embargo, el destino quiso que esta misma creación destruyera todo lo que conocía, matándolo en el proceso. Ahora se ha reencarnado en el Mundo Shinobi sin sus recuerdos. ¿Qué ocurrirá en la nueva vida de nuestro protagonista? Vol. 1-3 : Toda la historia de Naruto. Vol. 4 : Fate/Zero Vol. 5 : Lord El-Melloi II Case Files Vol. 6 : Fate Stay Night (Próximamente) Vol. 7 : NieR:Automata (Próximamente)

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Capítulo 94: Risa de agonía

Tocando suavemente la arena con sus pies, Deidara miró al brillante cielo del desierto. Suspiro para un segundo después rascarse la cabeza impacientemente.

Sasori miro esto y supo al instante lo que sentía su compañero de equipo, pero negó con la cabeza y continuó caminado, después de todo, pensar en lo que paso al final de la guerra entre la Aldea del Engrane y la Aldea del Candado era inútil.

'Aunque al principio Deidara odiaba a Toru, parece que eso último que pasó lo hizo cambiar de opinión. Ese niño… es extraño…'

-Hace 15 horas-

La guerra estaba a punto de llegar a su fin. Toru se reía mientras asesinaba a cada ninja que se le cruzaba en su camino. La sangre salpicaba de un lado a otro, pintando el suelo con el color de la muerte y desesperación. Levemente el brillo en sus ojos comenzó a extinguirse, pues los enemigos dejaron de aparecer, temerosos por el poder de este chico.

Esta era su victoria. Además, la sangre cubría su cuerpo, dándole una extraña sensación que perturbada a cualquiera que lo mirara.

"¿Qué les parece mi arte?"

Con un brillo peligroso en los ojos, Toru sacudió las dagas para quitarles la sangre que se había adherido a las hojas metálicas.

Al mismo tiempo, Deidara y Sasori terminaron con su parte del trabajo, por lo que no había más ninjas con los que pelear, después de todo, los pocos que quedaron corrieron por sus vidas. Con esto en mente, caminaron a donde Toru estaba, pero se detuvieron al ver la expresión en su rostro.

***

Dentro de su propia mente, como si esto se superpusiera con la realidad, su ojos veían claramente como el sol se tornaba rojo carmesí, como el cielo se oscurecía y cientos de sombras comenzaban a levantarse desde el suelo, saliendo de los cadáveres repartidos por el campo de batalla. Los ojos de las sombras brillaron intensamente mientras lo miraban.

No se movió de donde estaba, perdió toda capacidad sobre su cuerpo, esto le impidió moverse libremente.

Esas sombras comenzaron a acercarse a Toru. Algunas levantaron sus armas y otras lo miraron con expresiones iracundas en sus sombríos rostros. Cada paso que las sombras daban, parecía como si sus propias almas tuvieran un gran peso como para poder moverse, aún así, a pesar de eso, las sombras se movían, acercándose a el lentamente.

Toru no podía hablar, no podía moverse, mucho menos defenderse, así que solo miro esto en silencio, con una expresión de ojos abiertos. El sudor comenzó a caer por su frente y en sus ojos la luz de la muerte se intensificó.

'¡¿?!'

Una de las sombras clavo la espada en el estómago de Toru. Esto provocó que un extraño líquido negro saliera de la herida. Lo mismo pasó con su boca, la cual expulso una gran cantidad de ese líquido negro, el cual era tan espeso como la sangre, tan caliente como el fuego, tan frío como el hielo, tan doloroso como mil agujas con veneno.

No podía moverse, se mantuvo ahí y siguió observando mientras estas sombras le provocaban todo tipo de heridas.

Una tras otra, golpes, cortadas, cualquier herida que podrías imaginar se mostró en el cuerpo de Toru. Al mismo tiempo, la voces, decenas de cientos, cientos de miles, lloraban, gritaban, insultaban y maldecían a este chico.

Las voces hicieron eco en su mente, haciéndolo caer de rodillas mientras su cuerpo mutilado seguía expulsando esa gran cantidad de sangre negra. Sus huesos se mostraron a través de sus heridas. Los músculos desgarrados, los tendones completamente rotos, sus venas expulsando la sangre negra y la expresión de dolor en su rostro.

No podía hacer nada y las sombras lo vieron con sonrisas. Poco a poco, una y otra vez, repitieron esto cientos de veces , miles, millones en un solo segundo.

***

Y afuera de todo esto, Sasori y Deidara observaron en silencio.

Toru, de pie en ese lugar completamente rodeado de cadáveres, reía a carcajadas, carcajadas que parecían gritos de agonía. Una expresión de dolor inmenso se mostró en su rostro, una expresión que dejó salir una lagrima de sangre mientras la X dentro de las pupilas de sus ojos giraba lentamente dentro de su propio eje.

Ellos no sabían que estaba pasando. De hecho, creyeron que esto era una especie de ritual como Hidan suele hacerlo, pero rápidamente se dieron cuenta de que eso no podría ser cierto.

Toru de alguna manera estaba sufriendo. Su risa descontrolada y llena de locura demostraba como su mente se rompía mientras miraba a estas sombras torturarlo.

El se llevó la mano a la cara y se clavo las uñas en la frente. Una pequeña gota de sangre cayó en su brillante ojo azulado y de inmediato todo regreso a la normalidad. Observó el cielo, el suelo y todos los alrededores con preocupación. Después de eso, suspiró cansado y se llevo la mano al pecho.

"Duele…"

La inexpresividad regreso a su rostro, sus ojos cambiaron lentamente, volviendo al color plateado de siempre. Sin embargo, solo por unos segundos, sus ojos se miraban vacíos y sin color, un color opaco que no mostraba vida.

Pero después de todo esto que vio, una sonrisa sombría se formó en su boca mientras se cubría la mitad del rostro con la mano.

'Desde que obtuve estos ojos, todo esto se ha estado repitiendo tantas veces que ya he perdido la cuenta. En estos últimos dos años, día tras día, cada vez la muerte cubre mis manos… esto ocurre… no se que hacer al respecto…'

Clavándose las uñas en el rostro, Toru miró toda la muerte que se extendía a lo largo del campo de batalla. Se sentía placentero, se sentía doloroso, se sentía extraño. Diferentes emociones inundaron su corazón, pero dejó de lado los pensamientos debido a que aún estaba en medio de esta guerra que ya había concluido.

Giró la cabeza lentamente, aún cuando la sangre salía de las heridas que se había provocado con sus propias manos.

Suspiró nuevamente…

"Parece que ya terminamos, vayamos por nuestra recompensa"

Con el mismo tono de voz sin vida, Toru pasó al lado de Deidara y Sasori sin mirarlos, mientras se limpiaba la sangre en su rostro con su bufanda.

Deidara lo miró y no dijo nada al respecto. Solo lo siguió sin prestarle atención. Sasori por otro lado, sintió curiosidad al ver a este chico en esa situación. Se preguntó a si mismo que es lo que había pasado y si esto tenía que ver con esos brillantes y extraños ojos.

"Hm… supongo que no debo involucrarme en asuntos de otras personas"

Con esto dicho, el equipo de tres ninjas abandono el campo de batalla, desapareciendo entre los cientos de cadáveres que habían en el lugar.

-15 horas después-

"¿Estas preocupado por él?" Sasori preguntó, haciendo que los ojos de Deidara se abrieran mientras lentamente frunció el ceño.

"No me preocupo por nadie, mucho menos por el idiota de Toru"

"Yo nunca mencione a ese chico"

"¡¿?! … olvídalo"

Evitando el contacto visual, Deidara miró al cielo, preguntándose una y otra vez que fue lo que había visto en el campo de batalla. Esa risa descontrolada, la expresión en el rostro de Toru y el asqueroso y peligroso brillo en sus ojos. Nada tenía sentido, esto que había visto era completamente nuevo, aunque no debía pensar tanto en eso, pues en Akatsuki casi todos son bichos raros, Toru no era la excepción.

Así que, con una pequeña risa burlesca, observó el camino, el cual estaba lleno de arena… y muerte.

-Al mismo tiempo en Amegakure-

Su misión en el País de las Llaves había terminado, por lo que no tuvo más opción que regresar a Amegakure.

Caminado tranquilamente por los pasillos del gran edificio, Toru observó las paredes con atención, las toco con sus manos sintiendo el metal y de alguna forma comprobó que seguía con vida. Estaba vivo, podía sentir el frío material en las yemas de sus dedos. Podía ver los colores claramente y sentía que la vida rebosaba en su cuerpo.

Aun así, cerro los ojos y se tomó un respiro. Toru estaba cansado porque también se sentía muerto, después de todo lo que vio hace poco, era como si en verdad hubiera muerto cuando vio las sombras salir de los cadáveres, pero también parecía que esto no lo afectaba en lo más mínimo, pues sus ojos brillaron con sed de sangre y se lamio los labios con una sonrisa.

"Se me ocurrieron algunas cosas para mantenerme ocupado, además esto me ayudara a alcanzar mi objetivo final… la muerte de Danzo. Por lo pronto, debo pedirle permiso a Pain para salir de esta aldea sin ser vigilado. Si lo consigo, podre ir a lugares a los que aun no he ido y conseguir más información sobre el pasado de Konoha, también podré saber más sobre él"

Con sus ojos brillando en ese extraño y místico color azul, la sonrisa sombría en su rostro se agrandó. Esto se estaba volviendo parte de él, esa expresión asesina y maníaca, con una sonrisa sádica que le congelaba la sangre a cualquiera que lo mirara. Toru se estaba hundiendo lentamente en un infinito poso oscuro, el se estaba perdiendo en el abismo eterno de la locura. Así que, mirando al camino con sus ojos brillantes, trato de buscar a Pain en este inmenso edificio.

-Minutos después-

Abriendo sus ojos con aquel extraño patrón de onda, Pain sintió como alguien se acercaba al observador del edificio. Así que, se dio la vuelta y espero a que este intruso apareciera. Aunque más que un intruso, era alguien que caminaba descuidadamente, con las manos en los bolsillos y con una extraña y potente sed de sangre.

Sin embargo, con el pasar de los segundos, se dio cuenta de quien era, así que lo ignoro por unos segundos, hasta una voz se escuchó hacer eco en el lugar.

"Pain-san, hay algunas cosas de las que quiero hablar. ¿Tienes algo de tiempo?"

El dueño de esa voz era Toru, quien tenía una cara inexpresiva en su rostro, al mismo tiempo que sus ojos brillaban con la luz de la muerte en ellos.

Al mismo tiempo, Pain se quedó callado y no respondió, en ves de esto, asintió levemente con la cabeza. Esto hizo que Toru diera algunos pasos hacia delante, quedando a tres metros de distancia.

"Termine mi misión en el País de las Llaves, así que decidí regresar. Pero se me ocurrieron algunas cosas en el camino que debo hacer. Konan y tu me prometieron que no iban a meterse en mis asuntos personales cuando me uní a Akatsuki, por lo que quería decirte que voy a estar fuera de Amegakure dos meses. Necesito realizar una investigación sobre Konoha y una persona en especifico. Si tienen información militar importante de Konoha, me gustaría tenerla en mi posesión, mi investigación se volverá más fácil así"

Mirando a Pain a los ojos, la luz de la muerte se intensificó. Toru se cruzo de brazos y espero su respuesta.

"Tenía pensado asignarte un compañero y un Bijū al que tendrás que capturar. Sin embargo, los demás miembros de Akatsuki ya están en busca de las Bestias que nos faltan, por lo que, tendrás esos dos meses para terminar lo que tengas que hacer, después de eso, regresaras y comenzarás tu búsqueda del Bijū. Si nos traicionas, lo único que te esperara es dolor…"

Escuchando esta amenaza, Toru sonrió y se cubrió los ojos con una mano, después de eso, se levantó el flequillo permitiendo ver su rostro con claridad.

"Entiendo. No voy a traicionarlos, después de todo no tengo otro lugar al que ir. Además…" Con una sonrisa sombría, acompañado del brillo peligroso en sus ojos, caminó en dirección a la salida, pero antes se dio la vuelta mirando a Pain una vez mas. "Cuando regrese, quiero hablar con el verdadero Pain, pues tu no eres el real, ya que percibo vida falsa en tu cuerpo. Así que, cuando termine lo que tengo que hacer, me gustaría conocerte…"

Saliendo del observador, la capa de Toru bailo al ritmo de sus rápidos movimientos.

Pain por otro lado, entrecerró los ojos, pues esto era algo que nadie sabía, así que se preguntó a si mismo como Toru pudo descubrir la verdad detrás de su cuerpo revivido.