June no pegó un ojo en toda la noche. Estuvo tan ocupado editando su canción que ya era de mañana antes de que se diera cuenta.
Así que, cuando volvían en coche a Seúl, estuvo inconsciente durante todo el viaje.
Y cuando despertó y se vio en el espejo del coche, soltó un buen taco al ver garabatos atroces por toda su cara.
Debería haber sabido que no era buena idea dormirse en un coche lleno de gamberros.
—¿Pero qué coño? —exclamó, mirando a los demás, furioso.
Observó su cara una vez más y sintió un tic en el ojo.
—Malditos chicos —maldijo, mirando el genital masculino mal dibujado en su mejilla derecha.
Los demás contenían la risa mientras lo miraban.
También le habían dibujado en la frente caca con moscas, ¿y luego en la otra mejilla había un bulto negro sin identificar?
—Eso es Luther —dijo Casper, confesando su crimen.
June apretó el puño y no pudo contenerse. Lanzó su puño a la persona que tenía al lado, que por fea coincidencia resultó ser su mánager dormido.
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