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~Argonauta y El contrato con el espíritu~

A la mañana siguiente, Argonaut propuso visitar el santuario del Espíritu para que les diera su poder. Olna descartó la idea inmediatamente como solo un rumor pero el joven se negó a creer que fuera falsa. Para sorpresa de los dos, Crozzo afirmó que había un Espíritu cerca y accedió a guiarlos hasta el. Mientras lo seguían Argonaut le preguntó a Olna cuanto tiempo les quedaba para poder salvar a Ariadne y se alegró al enterarse que todavía les quedaba mucho, agregando que su habilidad como adivina era increíble. Ella reveló que no tenía tal poder y negó saber la razón por la que era aceptada en la capital como invitada a pesar de no tener ningún valor.

En Lakrios, el rey estaba alterado debido a que aún no habían recuperado a Olna, ordenando enviar más soldados para buscarla. Elmina pidió que la dejara a buscarla pero su petición fue declinada, siendo en su lugar encargada con vigilar a los candidatos a héroes. Una vez que se fue, el rey, furioso, juró que haría a Argonaut pagar por llevársela.

Tras un arduo viaje, el grupo finalmente llegó a una cueva dentro de la cual se encontraba el santuario del Espíritu. Al entrar se encontraron con un gran grupo de monstruos mucho más fuertes que los de afuera, los cuales Crozzo se dispuso a enfrentar. Mientras lo observaban luchar, Argonaut se sorprendió por su fuerza, preguntándose si no bastaría con su ayuda para rescatar a Ariadne. Olna expresó su disgusto por el hecho de que dependiera tanto de él, pero también agregó que su poder parecía tener un límite, cosa con la que él estuvo de acuerdo. Su conversación fue interrumpida cuando unos monstruos se le escaparon al herrero y fueron tras ellos, forzándolos a correr.

Una vez que terminó con los monstruos y rescató a sus amigos, Crozzo comentó que el Espíritu parecía haber invitado a los monstruos como una prueba para aquellos que quisieran verlo. Olna se sorprendió por ello y le preguntó si a pesar de ello el Espíritu todavía los ayudaría, a lo que él respondió que tendrían que verlo para comprobarlo. Argonaut mencionó que lamentaba ser débil y que tuviera que depender en él, diciéndole que lo admiraba y era como un héroe. El herrero le dijo que eso no era cierto y no tenía interés en volverse un héroe ni el destino del mundo, dispuesto a dejarlo perecer si era lo que iba a pasar. En su lugar, pensaba en sí mismo como un arma que salvaría y apoyaría a quien quisiera. Concluyo con que su poder no era en realidad suyo, diciéndole que tenía que probarse a sí mismo frente al Espíritu si quería ser como él.

Habiendo llegado al fondo de la cueva, el grupo se encontró justo en frente del santuario del Espíritu. Argonaut se paró frente a este y llamó al Espíritu, pidiéndole su apoyo. El chico estaba emocionado por estar a punto de ver al Espíritu en persona, preguntándose si sería una chica, pero pronto su ánimo se transformó en decepción al ver que era más bien un anciano.

El Espíritu se presentó como Jupiter e igualmente mostró decepción al ver que su invocador era un hombre y no una chica. Crozzo y Olna expresaron su sorpresa ante la actitud ruidosa y brusca de Jupiter, ocasionando que este les reclamara que era un Gran Espíritu.

Al ver que Olna era linda le ofreció formar un contrato con él pero ella lo rechazó fríamente. Tras esto decidió optar por Argonaut y formó un contrato con él pese a las múltiples e insistentes protestas del chico. Finalizado el proceso, Jupiter se convirtió en una espada dorada brillante.

Mientras tanto en la capital, al enterarse que todos los soldados enviados habían sido derrotados, el rey ordenó a su comandante que pusiera a Feena en un lugar público y anunciara su ejecución para atraer a su hermano. Más tarde, en la prisión, Ryuulu le contó sobre ello a la Mitad Elfa, diciéndole que sería en tres días. Ante esto, ella le pidió que la matara pero Ryuulu se opuso, argumentando que Argonaut no la perdonaría si lo hiciera y seguramente él estaba planeando como rescatarla. Ella respondió que esa era precisamente la razón por la que quería que la matara, ya que no quería que lo atraparan y ser una carga para él.

Intrigada por ello, Ryuulu le preguntó como se habían conocido, diciendo haber estado interesada por su relación y el profundo lazo entre ellos desde el principio, señalando que no parecían estar relacionados por sangre. Feena le contó que había nacido en una ciudad llamada Elcos y había sido ocultada por sus padres desde pequeña por temor a la reacción de la gente a que era Mitad Elfa.

Un día la ciudad había perecido ante un ataque de monstruos y pese a sus constantes pedidos de ayuda nadie acudió a su rescate debido a que era una mestiza. Sin embargo, él la había salvado y desde entonces los dos habían viajado juntos, con ella eventualmente comenzando a referirse a él como su hermano. Ryuulu le agradeció por contarle su historia y le aseguró que Argonaut iría a salvarla.

Dos días después, en las afueras de la ciudad, luego de preguntarle sobre su progreso en el dominio de su nueva espada, Olna interrogó a Argonaut sobre si venía de una familia real, señalando que sus creencias eran similares a las de alguien proveniente de una.

Él lo negó y afirmó ser solo una persona cualquiera proveniente de una aldea cualquiera, diciendo que todo lo que debía saber de él estaba en su diario y no necesitaba tragedia o tristeza en su historia, solo comedia. Habiendo regresado de su misión de reconocimiento en la ciudad, Crozzo les informó sobe la ejecución de Feena y que tomaría lugar al día siguiente. Decidido a rescatarla, Argonaut partió para ir por su hermana.

El día de su ejecución, Feena fue abordada por Elmina quien quería saber como se había vuelto tan cercana a Argonaut pese a no tener relación de sangre. Ella le respondió que había sido gracias a que se habían entendido mutuamente y que pasaron varios años juntos. Tras escuchar su respuesta, Elmina pensó un poco en ella y luego se fue. En otro lado, Olna le preguntó también a Argonaut por su relación con su hermana, admitiendo que nunca pasaba tiempo con la suya y no sabía como dirigirse a ella. Aunque no estaba de entender por completo su situación, le recomendó simplemente hablarle y decirle lo que verdad sentía.

Ya en las afueras de la ciudad, Olna le preguntó a Argonaut cual era su plan mientras que Crozzo ofreció algunas ideas para evitar que Feena fuera llevada al lugar de su ejecución, sin embargo, ambos quedaron estupefactos cuando Argonaut sugirió que no hicieran nada. En vez de ello, optó por tomar un camino secreto al interior del castillo, habiendo deducido de antemano que existía uno como salida de emergencia y que Olna sabía de el.

Ella lo interrogó sobre que estaba buscando en la armería en la que se encontraban, a lo que él respondió con otra pregunta, preguntándole como veía a un héroe la gente. Ella respondió que como un hombre fuerte y honorable, incitándolo a explicarle que aunque con uno de verdad era así, ese no era el caso con uno que no lo era, juzgándolo en su lugar por como lucía y sonaba.

Debido a ello, la gente podía terminar viendo como un verdadero héroe a alguien que no lo era. Con Olna aún confundida, el joven reanudo su búsqueda entre las varias piezas de equipo hasta que encontró lo que buscaba. Con ello en sus manos, los dos se marcharon de ahí.