Las puertas del salón se abrieron de par en par, con el Anciano Donovan y el Anciano Luciano entrando en la habitación como si compitieran por ver quién llegaba primero. Donovan miró a las personas que estaban reunidas en la sala, notando el profundo ceño fruncido que ahora adornaba el rostro de Dante.
—¿Qué está pasando? —preguntó Donovan.
—Es la reunión de la que hablé antes —Luciano rodó los ojos como si Donovan fuera lo suficientemente tonto como para no recordarla.
Donovan caminó hacia un lado del sofá vacío, y empujó su abrigo hacia atrás antes de tomar asiento. Solo después de unos segundos se dio cuenta de que la directora de Veteris no apartaba la mirada de él.
—¿Qué? —la cuestionó.
—Anciano Donovan, Anciano Luciano —comenzó la señora Dante, donde el vampiro Anciano rubio tomó asiento en el lado opuesto del sofá.
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