Julie sintió que Román tomaba el extremo suelto de su vendaje, enrollándolo alrededor de su cuello mientras ella lo miraba fijamente.
Román observó los ojos marrones de Julie que se habían agrandado por unos minutos, y podía escuchar su corazón latiendo en su pecho. No necesitaba mirar debajo de su rostro para ver cómo se veía con el disfraz de momia porque ya lo había hecho antes cuando estaban en la pista de baile.
Cuando Román había instruido en la carta que se pusiera el disfraz de vendaje, no había tomado en cuenta que terminaría acentuando las curvas de su cuerpo. Había notado cómo todos la miraban.
—¿Román? —Julie susurró su nombre como si tuviera miedo de que alguien los escuchara cuando solo estaban ellos aquí.
—¿Mm? —Román respondió, donde sus manos se habían detenido, y no había rasgado el vendaje de ella.
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