El sol descansaba sobre todo, concediendole luz en una nueva ocasión a todos los seres sintientes. Brillando sobre el rostro de ancianos y adultos, que comenzaban un nuevo día laboral.
Los agricultores descansaban luego de regar sus plantas en pleno crecimiento. Una anciana con diferentes lastimaduras en sus manos, tejía con una aguja vieja hilos comunes. Algunos herreros empezaban su día afilando espadas y sables desgastados.
En una gran finca, donde se construía un establecimiento enorme. En un apartado de este, se encontraba una casa en soledad.
Los árboles se movían al ritmo del viento, las hojas caían y el agua hervía. En su punto de ebullición fue recogido por unas manos cubiertas por guantes. No sé podía observar detalle alguno del hombre a quién pertenecian, debido a que estaba cubierto por una larga túnica de color negra.
El hombre intimidante, que superaba el metro ochenta, ofreció respetuosamente el agua frente a un niño. Sirviéndole sobre una taza de té.
Ante está acción, el olor a hierbas se levantó. El rostro del niño permaneció impasible. Con una piel pálida moderada, nariz fina y ojos almendrados, tomaba en silencio su té.
No sé podía observar ningún cambio en el rostro del hombre, debido a que estaba cubierto por una máscara sin expresión. Simple como su túnica que cubría todo su cuerpo.
Permaneció en silencio, cual estatua. Incluso el ruido de su respiración era leve.
En silencio, el niño mantenía su taza en sus manos. Eran pequeñas y delgadas.
"Dime". Dijo con una voz infantil.
"Mí señor, todo ha concurrido correctamente. No han habido problemas más allá de la conmoción general; Todo esto en gran parte, debido a tus esfuerzos anteriores". Dijo el hombre con una voz extraña.
El niño ante la respuesta solamente observó, no hubo un cambio llamativo en su actitud. Permaneció impasible como un corazón forjado por olas.
Repentinamente se levantó, sin ver a su siervo, se dirigió a las afueras de su casa independiente.
Distintos factores convenieron a está situación. Por ejemplo, su determinación.
No escuchaba ningún ruido detrás de él, aunque había hojas por doquier, sabía que su siervo lo perseguía diligentemente.
"Sabes, este roble viejo ante cualquier mortal ignorante, es un objeto inanimado. Pero incluso tú sientes su vitalidad interior". Dijo el niño mientras acariciaba la madera.
"Sí Señor, así es". Respondió inmediatamente el hombre.
"Ahora préstame una de tus dagas". Dijo serenamente el niño.
"Inmediatamente, Señor". Respondió, entregándole una de sus dagas ocultas.
Al recibir la daga, el niño sin ninguna línea de pensamiento, impecablemente apuñaló la corteza del árbol. Penetró sin ninguna dificultad, las hojas seguían moviéndose sin ningún problema.
"Aunque las plantas contienen vida en su interior, no tienen una capacidad nerviosa similar al humano... Incluso sufriendo el destino de ser un elemento utilizado en poemas de afligidos".
"Pero tú eres diferente, Sombra, diferente a un árbol mileniar que soporta en silencio. Ahora dime en sinceridad... No debes temer a tu Amo". Finalizó el niño mientras le devolvía el arma punzante a su dueño, quedando desarmado.
"Señor... Me pareció un movimiento innecesariamente brusco, el empleado por usted. Esto bien podría ser causa de innumerables conspiraciones dirigidas a usted. Por ejemplo, ciertas familias nobles han enviado protestas en contra suya". Dijo el hombre con cierta preocupación tildando su voz.
"¿Innecesariamente brusco? Me pareció un movimiento genial e inteligente... je". Dijo el niño divertido.
De hecho, había sopesado pros y contras, pero no podía negar que gran parte de la razón era porque parecía genial en su mente...
Sí, era Federick. El presunto asesino del joven Leonardo Biçancio Battlemman por envenenamiento.
"No eres quién para preocuparte; Los arreglos ya están hechos con antelación". Dijo Federick de forma fría.
"Lo siento, Señor, no es parte de mí deber entrometerme en sus asuntos. Lo lamento". Rápidamente "Sombra" se disculpó.
"No me malentiendas; Simplemente me preocupó por ti". Respondió Federick con una brillante e infantil sonrisa, sus labios como melocotón y dientes como perlas.
...
Aunque Federick aparentaba estar desconectado al mundo secular, ignorando toda consecuencia; Meditaba mentalmente sobre ellas, analizando las posibilidades y las contramedidas.
Sabía que su acción era radical, pero era necesaria... Tal vez no al punto de la inflexión.
No era estupido, y las personas a su alrededor no eran estúpidas. Cualquier acción tiene causa y razones. En este caso, un atentado directo contra su integridad; De su vida anterior, conocía las tramas políticas que se gestaban en la oscuridad.
En integridad, la política no era superior a una mafia. Por ende, uno debía comportarse como un mafioso en pleno derecho en esos círculos.
Él había recibido el mensaje... Sólo estaba a la espera a que su mensaje llegara según la velocidad de la correspondencia.
Aunque estaba recostado tomando sol, el trabajo pasivo no era igual a una actitud perezosa...
"Sistema, ¿de qué manera negativa impactará este suceso a los altos estratos?". Pregunto de forma perezosa.
[Señor, puedo darte una respuesta, pero no raspa más allá de la mayor perezosa superficialidad. Debido a que son sucesos no acontecidos, debería utilizar habilidades superiores que se me imposibilita, por su bajo nivel de energía.
Probablemente se le conceda información para nada relevante, que podría obtener de informantes comunes. ¿Aún quiere probar?]
"Ayer fuiste de mucha utilidad, sistema. Supongo que un cuchillo es de mayor utilidad práctica..." Dijo con un suspiro al aire Federick.
El día de ayer, un estado extraño había poseído sus pensamientos, movimientos y acciones. Familiar y cercano, pero lejano y desconocido.
Incongruente...
Aunque sus pensamientos, movimientos y acciones le pertenecian, teniendo total control sobre ellas; Existía un estado superior en su mentalidad, que guiaban suavemente las mismas.
Afortunadamente tenía una herramienta para reconocer su origen, sin carcomerse el cerebro en una perpetua aventura de un guerrero celestial...
Su respuesta lo había sorprendido, siendo significativamente superior a sus estimaciones originales.
"[Señor, es una respuesta compleja, que comprende de un proceso:
En su vida anterior, usted no fue común; sino que fue portador de algo extraordinario: La "Encarnación del Espíritu Todopoderoso de Zeus". Razón de su extrema belleza, afinidad natural con otros estados de la materia y mentalidad anormal.
Al suceder el intercambio de reinos, está sufrió cambios en su matiz, más no en esencia; Rebautizandose como "Corazón Dao Invencible". Un rasgó innato extraordinario.
Pero la misma sufrió alteraciones por fuerzas externas, resultando en una variación única: "Corazón Dao del Demonio Invencible".
Este mismo estado fue el que lo poseyó en una cantidad mínima, que resultó en sus cambios de psiquis. No es peligroso relativamente.]
Esto agregaba varias variaciones a su secuencia...
Se abren donativos de piedras de poder en causa del árbol inocente involucrado...
¡Gracias!