LA HISTORIA DE HIGAIL

Nacido en el planeta Hatred, el seno del Imperio Kantiano, Higail nunca tuvo padres o hermanos. Siendo concebido en una incubadora, toda la vida de aquel guerrero al mando del Emperador Kant se reducía en: entrenamiento, practica y una obediencia casi ciega ante el Emperador. Higail desde pequeño fue criado por las tropas de Kant en los cuarteles generales del Imperio, un lugar frío y oscuro con cientos de pantallas que poseían la imagen de Kant en casi todos lados, que no paraba de tirarles discursos de odio hacia las demás especies extraterrestres, de hablarles libremente del poder y cuán importante era ser el protector de los sacerdotes del poder que veneraban a Kant, la imagen viva de dicho poder.

Hubiese sido esperable o incluso comprensible decir que Higail nunca tuvo un amigo con excepción de, o hasta que; pero lo cierto era que la vida de Higail siempre fue lo que los Kantianos esperaban que fuera: una vida solitaria, donde no conocía realmente a sus hermanos de probeta y nunca confiaba en ellos para nada, teniendo que pelear contra ellos para sobrevivir. Dentro de los Cuarteles Kantianos no había lugar para la amistad, para la fraternidad o para el amor, solo había lugar para el odio, la muerte, la crueldad y la lealtad hacía Kant. Las duchas frías junto a los castigos corporales, a veces sin ninguna razón de ser excepto el mero hecho de querer castigarlos por los fracasos del Imperio Kantiano en sus batallas contra la Alianza, eran el pan de cada día. Todas las emociones eran suprimidas por las pastillas que los doctores del cuartel les proporcionaban y era muy común que la alegría fuese algo escaso, excepto cuando el Imperio Kantiano ganaba una batalla y adquirían un nuevo planeta a su dominio. Algo que sorprendentemente para muchos Kantianos se estaba convirtiendo en una rareza, al punto de que una nueva emoción comenzaba a circular por sus cabezas: el miedo.

Miedo a perder sus logros, miedo a perder ante el enemigo y miedo a la total aniquilación de su mundo tal y como ellos lo conocen. Es por eso que Higail combatió contra la Alianza con todo su corazón, o lo que tuviese por uno. Para Higail, la Alianza no solo era su enemigo mortal, sino su mayor temor junto a la razón de sus penurias, es decir su existencia. Por culpa de la Alianza era que Higail creció en un lugar frío y oscuro, por culpa de la Alianza fue que Higail sufrió hambre y sed durante los primeros años de su vida, por culpa de la Alianza fue que Higail recibió golpes debido a los fracasos, debido a sus emociones junto a su debilidad, fue por culpa de la Alianza que Higail tuvo que reprimir sus lágrimas, su risa y su miedo. También era culpa de la Alianza que Higail debía sentir odio a todas horas y ya no podía sonreír debido a que la Alianza no paraba de detenerlos, no paraba de derrotarlos una y otra vez, siendo pocas las veces que lograron victorias reales, victorias que ya no podían mantenerse y todo indicaba que dentro de poco aquellos fracasos irían a peor. Era por culpa de la Alianza que Higail fue creado en una probeta y ahora estaba vivo solo para sufrir constantemente mientras que sus emociones eran negadas por completo. Higail solo sentía ira y de ella tomaba fuerzas para continuar su batalla en contra de su mayor enemigo.

Tristemente Higail no tenía mucho que contar, salvo sus pequeñas batallas en donde sobrevivió casi por los pelos. Tristemente, Higail no tenía siquiera una individualidad, aquello era un privilegio otorgado al alto mando, no a los soldados que peleaban y morían por el Emperador todos los años. Higail solo era uno más de toda una maquinaria asesina que conformaba el fuerte brazo armado del Emperador Kant y que ahora se encontraba a merced de una de las representantes de su mayor enemigo y motivo de vida. Una de los Zero, que parecía sentir una especie de piedad al oírle hablar de la monótona e inexistente calidad de vida que poseía.