Las luces del laboratorio de investigación comenzaron a parpadear de una manera extraña, de una forma que Kieran no podía comprender por más que lo intentara. Hilos tenues de oscuridad humeante ondulaban en el aire, como si quisieran entrar en guerra con la luz siempre presente de la realidad.
Curioso por la cama de metal que se atenuaba, Kieran la tocó para ver si seguía siendo material... y lo era, lo que hacía que fuera desconcertante tratar de entenderlo. Por otra parte, comprender su propia capacidad para arruinar mediante una llama infernal o por medio de sangre encendida era igualmente confuso —para un humano corriente, por supuesto.
Uno que no había incursionado en Zenith Online en absoluto.
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