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UN ETERNO FINAL

Un final para el moribundo, un final para los reyes, un final para los soberanos, un final para los humanos, un final para la paz. Todo siempre tiene un fin. Solo el tiempo puede preservar, en todo lo que existe y en todo lo que será. El cambio no importa, el cambio desaparece con el tiempo, solo el final preservara. Pero ¿Qué es el final? Adrián se preguntó, mientras miraba a su alrededor, todo loque conocía se habían vuelto parte de este desolado paisaje. ¿Es esto el final? Se siguió preguntando. “No, este no será mi final” - miro al cielo, el cual era rojo sangre, lo miro tan fervientemente, y cerro sus puños con un gran odio. Sus gritos empezaron a salir. ¡Yo decidiré que final quiero para mi vida! ¡Yo decidiré mi propio destino! – Grito hacia el cielo, diciendo que este no será su fin. El será propicio de su propia vida, de su propio final, de su ultimo suspiro.

Dario_Lidford · History
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86 Chs

CAPITULO 11: EL ABUELO HA REGRESADO

Luego de aceptar, el Boticario Gu les dio algunas indicaciones, antes de mandarlos.

El Boticario Gu llamo a sus esclavos para que le proporcionen medicina y cuiden a la hija de la pareja mientras tanto.

La Pareja se marcho del lugar. Aunque notaron a Adrián, no les dio importancia. 

Cuando se marcharon. Adrián entro a la tienda del Boticario Gu. El cual era solo un anciano. El lugar olía a medicina, y había una que otra píldora, aunque no sabia para que servían. 

  El Boticario Gu había notado desde hace mucho antes a Adrián, por lo cual no se sorprendió que entrara. 

"¿Buscas algo niño?" – Pregunto el Boticario Gu, pudo ver la marca de esclavo en el cuello de Adrián, pero eso se venia a menudo. Después de todo era un comerciante. 

"Yo también puedo conseguir esas plantas" – Hablo Adrián, su expresión seguía siendo la de siempre, y sus palabras eran simples. 

"¿Y qué quieres a cambio?" – El Boticario Gu simplemente sonrió a la propuesta del Niño Adrián, después de todo, eran negocios. 

"Quiero una píldora purificadora, las demás las cambiare por monedas" – Hablo Adrián decisivamente. 

El Boticario Gu simplemente dio una pequeña risa.

"Hecho" – Dijo esas palabras, mientras se marchaba a la parte de atrás de su tienda.

Adrián también salió, había escuchado muy bien las palabras anteriores del Boticario Gu, cuando les explico a la pareja, además de haber visto las imágenes. Así que tenia una idea de lo que estaba buscando. 

La ciudad prohibida, Adrián se había criado en una de ellas. Por lo cual, esta era su única manera de obtener tales píldoras y poder seguir cultivando. 

Mientras ordenaba sus pensamientos, se alejo de la ciudad, volviendo al bosque.

El cuerpo del oso yacía muerto a un lado, y vario de los cuerpos de los cazadores estaban repartidos por todo el lugar. Adrián era aun un humano, pero necesitaba abrir una nueva apertura, esta vez eligió su pierna derecha. Ya había recogido su manual de cultivo.

Nuevamente empezó su cultivo, absorbiendo el cadáver del oso y recogiendo las flechas. Lo pensó mucho al ver el cuerpo de los humanos, pero aun así lo hizo, aunque pasaron varios días, sus cuerpos aun desprendían energía espiritual. 

Después de que termino, puso varias piedras alrededor, colocando una tumba para todos los que murieron luchando con el oso. Al menos eso compensaría lo que hizo con sus cuerpos.

Aunque también recogió varias monedas, en total había unas cincuenta. No era mucho, pero sabia que no podía malgastar el dinero que encontraba. 

Luego de esconder el manual de cultivo, volvió al rancho.

Cuando volvió encontrar al joven Ma durmiendo en una silla con sus pies apoyados sobre un barandal de la casa.

Adrián no pensó en matarlo, aunque sintió codicio en su mirada, solo era hacia sus objetos. Nunca sintió otras intenciones. Después de suspirar, entro de nuevo a la casa.

Necesita reorganizar sus cosas, además, de comprar nuevas sogas, había usado muchas en su camino hacia esta ciudad. También contemplo la opción de comprar un arco. Pero, no sabia cuanto costaban. Por el momento organizo todo su equipaje.

La daga a pesar de que paso mucho tiempo, no se había deteriorado mucho, su padre se la había regalado, le había dicho que era un tesoro familiar. Así que lo atesoraba bastante. 

Su espada de madera, aunque podía inyectar grandes cantidades de Qi, aun no podía controlarla, solo podía usarla como una de sus trampas, incluso si la blandía no podía cortar nada. A menos de que fuera lanzada a una gran velocidad. 

Por lo cual necesitaba las sogas, se había acostumbrado a siempre llevarlas consigo, se sentía mejor con ellas encima. Por lo cual luego se dirigió nuevamente al lugar comercial de la ciudad.

Paso nuevamente, miro algunos precios. Incluso en una herrería, donde había varias armas, entre ellas un arco. 

"420 Monedas" – Era un arco blanco, mas grande que el cuerpo de Adrián, según sus especificaciones, se usaron los huesos de una bestia del segundo nivel de la condensación del Qi para fabricarlo. Así que tenia una gran resistencia y era muy ligero.

Todo esto solo pudo escucharlo desde lejos. Así que por el momento fue a lo seguro.

Paso por muchas tiendas, hasta que fue la noche. 

Adrián regreso al rancho, con varios metros de sogas alrededor de su cuerpo. En total había gastado 30 monedas. Pero esto era lo suficiente para asegurar su vida. Esta soga era verde, se había hecho con el tendón de bestias que aun no despertaban su espiritualidad.

Por lo cual era mas resistentes que las sogas comunes. 

Mientras volvía, hacia el rancho.

Adrián miro que la casa estaba iluminada, como si estuvieran celebrando. También vio a varios hombres sentados afuera de la casa, todos ellos mostraban expresiones hostiles, y sus miradas eran feroces, como si hubieran pasado por grandes catástrofes. Incluso pudo sentir que uno de ellos era muy poderoso.

Adrián solo los miro de lejos, antes de alejarse, y volver al rancho por el lado del bosque. 

Cuando volvió por el lado del bosque, el Joven Ma ya se había despertado y estaba caminando con una expresión ansiosa.

"El abuelo ha vuelto, el abuelo ha vuelto, pero no dijo que volvería en dos días" – Era lo que decía, como si no pudiera creer lo que había visto.

Cuando lo escucho, Adrián supo porque había tantas personas afuera de la casa, parecía que el abuelo no era alguien normal.