Capítulo Uno: El Despertar

John se encontraba en un estado de confusión total. Después de la emboscada y su muerte en el campo de batalla, de repente se encontró en un lugar extraño y desolado, lejos del entorno que había conocido. Miro a su alrededor, tratando de entender su situación,pero nada parecía tener sentido. Las casas abandonadas y las calles desiertas no encajaban con nada que hubiera experimentado antes.

La sensación de desconcierto se apoderada de el mientras exploraba el área, buscando respuestas a las preguntas que inundaban su mente.¿Dónde estaba?¿Cómo había llegado allí?¿Y por qué todo parecía tan abandonado y silencioso?

De repente, en medio de sus pensamientos, algunos recuerdos extraños comenzaron a surgir en su mente, como fragmentos de una vida que no era suya. Se dio cuenta de que estos recuerdos habían sido implantados por el antiguo dueño del cuerpo, un hombre que ahora estaba perdido en las sombras de su mente.

De repente una figura se acercó a el. Al principio, John no le prestó mucha atención, pero a medida que la figura se acercaba, pudo distinguir algo extraño en su andar. Sus pasos eran lentos y torpes, como si estuviera luchando por mantener el equilibrio. Entonces, se dio cuenta de la verdad aterradora; era un caminante.

El pánico se apoderó de John mientras retrocedía, pero era demasiado tarde. El caminante se abalanzó sobre el, mordiéndole el brazo antes de que pudiera reaccionar. Con un grito de dolor, John logró apartarse del ataque, empujando al caminante y golpeándolo con fuerza para alejarlo.

Herido y sintiendo como la fiebre comenzaba a extenderse por su cuerpo, John buscó refugio en la casa más cercana. Cerró la puerta tras de sí, sintiendo cómo la oscuridad se cerraba a su alrededor. Por un momento, todo se volvió negro, y una sensación de desmayo lo envolvió.

Cuando finalmente recobró el conocimiento, John se dio cuenta de que algo había cambiado. Ya no sentia cansancio, pero si una intensa sensación de hambre que lo consumía desde dentro. Sus sentidos se agudizaron, y su mente se llenos e un deseo insaciable de carne fresca, con horror, se miro a si mismo por el reflejo de una ventana y se dio cuenta de que era uno de ellos, un caminante. La idea lo llenó de miedo y desesperación mientras luchaba por comprender lo que había sucedido.

Desesperado por saciar su hambre, sus ojos se posaron en un pequeño roedor que correteaba por el suelo. Sus instintos más primitivos tomaron el control mientras se lanzaba hacia el animal y comenzaba a devorarlo con avidez, sin preocuparse por la repugnancia de sus propias acciones.

Después de saciar su hambre momentánea, John se sintió extrañamente saciado, pero también inquieto. Sabía que algo dentro de el había cambiado, algo que iba más allá de la mordedura del caminante. Ahora, en este nuevo mundo despiadado, su lucha por la supervivencia apenas había comenzado.