*Miles de años después.*
*Tribu agua del norte.*
Una joven maestra agua de cabello largo y color blanco, de piel blanca y de ojos extrañamente de diferente color, se despertaba temprano para empezar su entrenamiento con el maestro Chen, lo cual era raro en la tribu ya que la tradición dictaba que ninguna mujer podía aprender al igual que un hombre. Pero Lin era especial, desde muy temprana edad los sabios de la tribu supieron que ella era la portadora de un gran poder y eso la convertía en la siguiente Ānníng. Lo que significaba que era la compañera del Avatar para buscar la paz en el mundo.
A diferencia del Avatar que portaba los cuatro elementos los Ānníng solo portaban dos, y se podía saber cuáles portaban con solo ver sus ojos. Lin tenía un ojo color gris al igual que los Nómadas Aire y otro azul al igual que los maestro agua.
Lin en ese momento tenía tan solo once años pero ya era maestra agua y sabía perfectamente como utilizar ese elemento. Así que muy pronto tendría que despedirse de sus padres, Deshi y Akame, y de su hermano mayor Han, para poder ir al templo del aire del Este para poder aprender y perfeccionar su otro elemento.
Pero en ese momento Lin se encontraba corriendo hacia el lugar donde entrenaba con el maestro Chen, aunque se había despertado temprano se había distraído jugando con una foca tortuga que se encontraba a fuera del palacio.
*Narra Lin.*
Llegue resoplando e intentado tomar aire, esperando que el maestro, que estaba muy concentrado con su te no se diera cuenta de que había llegado otra vez tarde.
—Llega tarde otra vez, joven princesa. —dijo Chen mientras le soplaba a su te.
Chen es mi maestro, es de tez morena como todos en la tribu, bueno menos yo, es delgado, ya se le podía considerar como anciano, pero no te dejes engañar era muy ágil, tiene el pelo largo y barba blanca corta. Es muy comprensivo y todo pero no le gustaba la impuntualidad, pero ya se había resignado conmigo porque siempre llegaba tarde.
—Lo siento, maestro Chen. —dije apenada mientras hacia una reverencia.
—La impuntualidad no es una virtud que una princesa deba poseer, mucho menos si esa princesa es la Ānníng. —dijo calmado mi maestro mientras me miraba.
—Lo sé, lo sé, pero es que una foca tortuga estaba afuera del palacio era inevitable no jugar con ella. —le expliqué.
Me miro serio y suspiro resignado.
—Bueno, al menos hoy si traes ropa de entrenamiento. —
—Solo una. —dije levantando un dedo. —Solo una vez vine con vestido. —
—Como sea, vamos a entrenar, princesa. —
Me hizo una señal para que me sentara en el bloque de hielo que había formado.
—Bueno, ya aprendiste a utilizar el agua del aire y de las plantas. —dijo. —Hoy te explicare, la técnica de la sangre control. Es una técnica que solo puedes usar en caso de emergencia, ya que un maestro normal solo lo puede utilizar durante la luna llena, pero como tú, mi joven pupila, eres la Ānníng podrás usarla cuando quieras. —
Asentí.
—Esta técnica permite a un Maestro Agua apoderarse de los diversos fluidos que hay en el cuerpo de un organismo vivo y luego manipularlos para controlar sus movimiento. Esta técnica es muy oscura, pero tienes que saber de ella ya que es un derivado del agua control. —me miro serio. —No la vamos a utilizar, ya que dañarías a la persona o cosa viva a la que le hicieras sangre control, pero te diré más o menos la técnica. —explicó. —Concéntrate en mí. —asentí. —Sientes la sangre fluyendo por mi cuerpo. —volví a asentir. —Bueno, nosotros al igual que cualquier ser vivo solo somos sacos de agua, cualquier cosa viva contiene agua, solo tienes que manipular esa agua a tu antojo, e imponer tu voluntad sobre ellos, como si fueran títeres. —
Lo mire con miedo.
—Eso no se escucha muy bien que digamos, maestro Chen. —susurre.
—Ese es el motivo por el cual no usaremos esa técnica, solo te la digo para que estés informada de ella. Como ya te dije es una técnica oscura que solo se utiliza en caso de emergencia. —
—Espero nunca tener que utilizar esa técnica. —
—Esperemos. —dijo. —Bueno, joven pupila, pronto tendrás que irte para aprender de los Nómadas Aire, así que aprovechemos para pulir tus habilidades de agua control. —
—Muy bien, maestro, listo para perder. —sonreí de lado.
—Eso mismo tendría que preguntarte yo. —dijo el.
Hice mi primer movimiento lanzándole un chorro de agua que el de inmediato desvío para lanzarlo contra mí, lo esquive e hice que se convirtiera en hielo para lanzárselo en forma de lanza, eso lo distrajo. Corrí hacia él y toque el punto de presión de su brazo derecho, esa es una técnica que había sabía desde pequeña, no sabía ni como la sabia, ni de donde la había aprendido, solo sé que cuando me preguntaron de donde lo había visto solo dije: "Lo vi en un sueño" en ese momento solo tenía seis años. Tiempo después los sabios me dijeron que es una técnica de bloqueo de chi que los Ānníngs anteriores también sabían.
Después de bloquear el chi de mi maestro el ya no pudo utilizar su agua control.
—Bien jugado, joven princesa. Esta vez gana usted, felicidades. —
—Ja. —me burle. —Lin- 50, Maestro- 48. —
—Creo que la alumna supero al maestro. —dijo e hizo una reverencia.
Yo hice lo mismo.
—Gracias por enseñarme todo lo que se, Maestro Chen. —
En ese momento llego un guardia.
—Princesa Lin, su padre la requiere en la sala del trono. —dijo dando una reverencia.
—Gracias por el aviso. —le di una sonrisa.
El guardia me dio otra reverencia y se fue.
—Bueno, ya me tengo que ir. Hasta mañana, maestro. —dije dándole una reverencia y caminé hacia el castillo.
Al llegar fui directamente a donde me había indicado el guardia que me esperaba mi padre.
Ahí estaban mi madre, mi padre, mi hermano y los cinco sabios de la tribu.
—Padre, me llamabas. —
—Si, princesa por favor toma asiento. —
Hice una silla de hielo y me senté.
—Los sabios han decidido que ya es hora de que partas hacia el templo del Este para que aprendas a usar tu aire control. —
—¿Qué? ¿Tan pronto? Pensé que iría cuando cumpliera doce. —
—Joven Ānníng, creemos que es más sensato aprender ahora ya que has dominado el agua y sus derivados. —explicó un sabio. —Al mismo tiempo que este aprendiendo aire control, aprenderá a controlar el estado Ānníng. En el templo del Este se encuentra el gurú que ayudo a la Ānníng anterior a usted, la Ānníng Suyin. —
—Es importante que aprenda a manejar el estado Ānníng, para que esté lista para poder conocer al Avatar. —dijo otro sabio.
—¿Ya conocen la identidad del Avatar? —pregunté.
—Si, joven Ānníng. —afirmo el primer sabio. —Su identidad es sabida desde hace mucho, pero aún es muy joven como para poder entrenar los cuatro elementos. Usted como es dos años mayor y ya controla uno de los dos elementos que posee, ya está lista para aprender a controlar el estado Ānníng. Es el Ānníng más joven en llegar a este punto, la mayoría de tus vidas pasadas a este punto apenas estaban comenzando el entrenamiento de su primer elemento. —
Me sorprendí, pero quería saber más sobre el Avatar.
—¿Saben el nombre del Avatar? —pregunté.
—Su nombre es Aang. —
—{Aang.} —pensé.
Era muy consciente que nuestras almas estaban entrelazadas. Un Avatar siempre termina siendo pareja de un Ānníng. Cuando me dijeron eso pregunte el porqué, que si no tenía otra opción que terminar estando con el Avatar, una persona que no conocía. Lo único que me contestaron los sabios, es que nuestras almas están conectadas desde el principio de los tiempos, que éramos almas gemelas que se reencontraban cada vez que volvían a nacer, que se hacían felices y se complementaban el uno al otro. Me acuerdo de que lo único que pensé fue:
—{Bueno, al menos no me tendré que preocupar por los chicos}—
—¿Cuándo me voy? —pregunté.
—En una semana, vendrá un nómada aire junto con un bisonte volador para llevarla. —dijo el sabio.
Asentí.
—{En una semana.} —pensé. —{Tengo una semana para estar con mi familia.} —
—Está bien. —dije un poco triste.
—Ve a cambiarte. —dijo mi madre. —Luego hablamos. —
Pude ver como su aura que normalmente tenían colores positivos ahora tenía un tono levemente azulado, y eso significaba que estaba triste por mi partida, vi a mi padre y hermano y ellos estaban igual que ella.
Sonreí triste, hice una reverencia y fui a mi cuarto. Al llegar me duché y me vestí con un hermoso vestido con distintos tipos de azul, largo y un abrigo azul rey con decoraciones en blanco.
No tenía que hacer maletas, ya que los sabios me dijeron que los Nómadas Aire no necesitan posesiones terrenales. Pero de todos modos tome un collar que me habían regalado mis padres en mi cumpleaños, y dos cambios de ropa, el que usaría mañana para el viaje y otro por si acaso.
*Una semana después.*
En los últimos días que me quedaban en el Polo Norte no me despegue de mi familia. Sabía que no los vería en una buena temporada y quería pasar todo el tiempo que pudiera con ellos.
El día de hoy estaba estipulada la llegada de un nómada del Este junto con un bisonte volador que nos llevaría al templo en donde entrenaría mi aire control y donde el gurú me ayudaría a controlar el estado Ānníng.
En estos momentos me encontraba dando un paseo con mi madre en una canoa mientras un maestro agua la guiaba.
—¿Estas entusiasmada, cariño? —preguntó mi madre.
Mi madre al contrario de mí es morena y de pelo negro. Me acuerdo de que una vez le pregunte porque era tan diferente a ella y ella me dijo que los espíritus del océano y de la luna me habían bendecido con un gran poder, eso se lo pregunte cuando tenía cuatro años.
Años después supe que era la Ānníng, así que pensé que por eso los espíritus me habían elegido.
—Si, mucho. —sonreí pero luego hice una mueca de tristeza. —Lo único malo es que tendré que separarme de ustedes por quien sabe cuánto tiempo. —suspire.
—Aunque me cueste dejarte ir. —dijo mi madre con una sonrisa triste mientras agarraba mi mano, su aura volvió a tener ese tono azul de tristeza. —Desde que tu padre y yo supimos que eras la Ānníng, sabíamos que este día llegaría, sabíamos que en cualquier momento tendrías que viajar por el mundo junto con el Avatar para traer paz al mundo. Siempre supimos que ese sería tu destino. —
—Lo sé, pero aún me cuesta separarme de las personas que más amo. —dije.
—Mientras nosotros estemos aquí. —dijo señalando mi pecho en donde estaba mi corazón. —Siempre estaremos contigo aunque estemos en otra parte del mundo. —
—Te quiero mucho, madre. —dije abrazándola mientras soltaba un par de lágrimas.
—Igual te quiero, cariño. Recuerda siempre mantenerte fuerte ante cualquier adversidad. —susurro en mi oído.
Pasamos todo el camino platicando y hablando de cosas triviales.
Cuando llegamos a nuestro destino vimos como una persona vestida con túnicas amarillas, junto con un bisonte.
—Vamos, cariño. Tenemos que recibir cordialmente a las visitas. —dijo mi madre.
Asentí y caminamos más rápido hacia la sala del trono. Cuando llegamos el monje ya se encontraba ahí.
—Buenas tardes y bienvenido a nuestra tribu. —dijo mi padre con una sonrisa. —Mi nombre es Deshi y soy el jefe de esta tribu, ella es mi esposa Akame, él es mi hijo mayor Han y ella mi hija Lin. —nos presentó.
El monje era de expresión amable, no tenía pelo y tenía tatuajes. Era de piel olivácea, ojos grises y parecía ser más joven de lo que me imagine, no pasaba de los cincuenta. la verdad yo siempre me imagine a los monjes algo viejos como de unos ochenta, tal vez noventa años.
—Muchas gracias por la bienvenida, soy el monje Tian, y he sido enviado para escoltar a la joven Ānníng a nuestro templo. —dijo con voz calmada y suave. —Tendremos que partir lo más rápido posible ya que es un viaje de varios días y tendremos que hacer varias paradas para descansar. —
—Le sugiero que partan mañana por la mañana, para que usted y su bisonte puedan descansar. —dijo mi padre. —Le brindaremos un cuarto y atenderemos a su bisonte en los establos. —
—Me parece una buena idea. —dijo el monje. —Muchas gracias. —hizo una reverencia.
Mi padre lo imito.
—Me imagino que ha de estar cansado. —dijo mi madre. —Porque no va a descansar y luego lo llamaremos para que nos acompañe a la hora de la cena. —
El monje asintió.
Un guardia le indico el camino hacia su cuarto al monje Tian.
Las horas pasaron y fue la hora de cenar. Cenamos mientras manteníamos una amena conversación sobre las cosas que haría y aprendería al llegar al templo del Este. Me dijo que sería la protegida de un monje de nombre Wong, el me enseñaría todo lo que tenía que aprender sobre el aire control. También me dijo que el gurú Pathik me enseñaría a controlar el estado Ānníng.
Al terminar la cena nos despedimos y nos dimos las buenas noches, tenía que descansar bien para mañana comenzar mi nueva aventura.