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Teratogénesis. El nacimiento de un monstruo libro I

Aru, un adolescente nacido casi sin magia en un mundo donde abundan poderosos hechiceros y criaturas que escapan la comprensión humana se encuentra escapando de una organización que lo quiere muerto por portar la sangre de su padre, un poderoso y aborrecido hechicero que se vio forzado a cometer terribles acciones en el pasado. En la búsqueda de la verdad y probar que la magia heredada por su padre no es intrínsecamente malvada deberá atravesar diversos y tortuosos caminos en los que conocerá a Mirai, una hechicera de enorme poder que recorre los caminos del mundo con su compañera no-muerta Sienna, quien ayuda a Mirai en la búsqueda de su hermana gemela, perdida hace mucho. En este largo y retorcido viaje necesitará de poder para rescatar a su hermana, lo que la hará enfrentarse a tentaciones que amenazarán con corromper su mente y podrir su corazón, sin contar el descubrimiento de una extraña profecía que predestina a Aru y Mirai a un caos incansable que los aquejará durante sus centenarias vidas...

ElAlbus · Fantasy
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Capítulo II: El Principio del Fin

Año 169 de la 6ta era.

Los ojos, sus ojos le picaban mucho, era la mugre de la celda junto con el hedor de las deposiciones Aldamerí estancadas en pequeñas cubetas en la esquina sur de la celda, o al menos, creía que era la sur. Llevaba muchas lunas ahí con el resto y estaba muy sucia, mugrienta en realidad. Solo poseía esos trapos raídos que tenía que llamar ropa y unas miseras excusas de sandalias hechas de mimbre tejido que había logrado fabricar con las minúsculas astillas que se escondía en sus ropajes la media hora que las dejaban salir al sol a airearse. Todo era terrible ahí, los guardias, la fortaleza en la que se encontraban, la comida que les entregaban 1 vez al día, la forma en la que nos dejaban sin comida por días solo para probar que las tenían bajo completo control. Su visión se distorsionaba, sufría mareos frecuentemente y los últimos 8 meses le dolían las extremidades casi todo el día, lo que la debilitaba en comparación con las otras niñas. "No puedo seguir aquí por siempre!" pensó mientras se agarraba la cabeza con ambas manos y se encogía en su metro cuadrado en la esquina posterior de la celda, el único lugar donde nunca llegaba el sol. Cerró los ojos con fuerza y empezó a tambalearse hacia adelante y hacia atrás en espectáculo al que el resto de las habitantes de la celda ya estaban acostumbradas, al final de cuentas, todas sufrían episodios de ese tipo con frecuencia y nadie tenía certeza de cuando saldrían o si eran capaces siquiera de alcanzar la libertad que tantas noches habían añorado, mirando por las estrellas desde diminutas rendijas en lo alto de las paredes, era el único pedazo de cielo que podían ver desde su recluida vida en las celdas.

-Mirai! - dijo una voz a su derecha mientras le agarraba el hombro y la sacudía para sacarla de su trance – Mírame! Todo va a estar bien, solo tienes que aguantar un poco más, juntas podemos…-

Levantó la cabeza lentamente y miró la voz a los ojos, eran de un color sandia y resaltaban porque era lo único sin manchas de su cara. Su pelo plateado y liso era ahora una maraña corta de pelo café por la suciedad.

-Todo va a estar bien, tranquila, yo estoy aquí- La chica de pelo sucio mientras le devolvía la mirada y le tomaba ambas manos.

-Gracias Sienna, solo estoy cansada, siento que he estado aquí por tanto tiempo que… empiezo a olvidar como era la vida afuera- Dijo Mirai sacándose las lágrimas de los ojos con sus dedos manchados de tierra. -Tan solo desearía poder estar de nuevo con…- Su dialogo fue interrumpido por la súbita apertura de la única puerta de la celda. La pesada puerta de hierro se abrió estruendosamente debido a sus oxidadas bisagras, detrás de ella se alzaban tres hombres de rostro sombrío armados y con armaduras, en su centro, el logo de la Liga de Radiam grabado en el acero de sus pecheras.

-Venimos por ustedes, todas ustedes, no dejaremos a ninguna, no se merecen salir de aquí- Dijo la figura más alta mientras se alzaba en dirección a Mirai.

Miró alrededor y no había nadie, solo arena que se deslizaba de entre sus dedos donde antes había estado la mano de Sienna. Se puso de pie rápidamente mientras los tres hombres corrían alzando sus enormes cuchillas plateadas en su dirección. Mirai plantó sus pies en el suelo de piedra, inspiró profundamente y con sus brazos adoptó una pose de los miles de formas de poder que había utilizado tantas veces, cerrando sus ojos y dejando que el maná fluyese por sus brazos libremente. Volvió a abrir sus ojos, de sus brazos no brotaba nada y los hombres ya caían sobre ella. Recibió un corte en la cara desde su ojo izquierdo a su mejilla derecha mientras intentaba escapar hacia atrás, al fondo de la celda, otro corte, esta vez en su pecho, sangre brotaba copiosamente. La celda ya no era una celda, las paredes ya no estaban pero los cuchillazos seguían cayendo. Uno tras otro, mutilando y cercenando su carne mientras sentía como los hombres abrían su cuerpo con sus crueles armas y descuartizaban su cuerpo a pedazos, todo era negro, solo sentía dolor, solo había pérdida, nada más al otro lado.

Abrió los ojos abruptamente y sintió el frio del sudor helado que recorría todo su cuerpo. Se encontraba en el catre de madera que había alquilado para su estadía en E'rran, miró alrededor de su pieza mientras se frotaba los ojos y se incorporaba, la falta de luz en la pieza indicaba que aún no amanecía. Su habitación se encontraba en una oscuridad noctambula iluminada solo por el leve haz de luz de luna que entraba por la única ventana de la habitación.

Se sentó en su cama, haciendo memoria de lo que estaba soñando hace tan solo un momento. Era un sueño recurrente para ella que la aterrorizaba desde que logró escapar de esa celda años atrás con las chichas del Albergue pero que creía haber superado, era claro que tenía que cuestionarse eso de nuevo. Había sido un escape sangriento y hubo muchas chicas que no lo lograron o se vieron atrapadas en el fuego cruzado. Fue la primera vez que mató a una persona y eso le cambió la vida, bastante literalmente.

-Rai? Todo bien? Estabas haciendo unos gemidos bastante extraños hace un segundo- Dijo Sienna desde su cama al otro lado de la habitación. Su cabello se veía plateado y brillante incluso en la oscuridad, a diferencia de en su sueño. -Estabas teniendo una pesadilla o… algún "otro" tipo de sueño- Dijo mientras se le escapaba una leve risita.

Mirai giró sus ojos -Estoy bien, solo estaba soñando con la celda otra vez, creí que ya lo había superado…- susurró mientras se levantaba al mesón de noche por un vaso de agua.

-No te preocupes por eso Rai, nuestros demonios nunca dejan de perseguirnos, nosotros solo nos volvemos más fuertes- Dijo Sienna mientras de sentaba encima de su cama y observaba a Mirai servirse agua. -Solo mírame a mí! Tengo casi 70 y con cientos de demonios persiguiéndome. Ves que me afecte? Claro que no! Solo hay que seguir adelante- Decía casi con alegría.

-Bueno es fácil decirlo para ti, puedes vivir para siempre y hasta te regeneras en caso de ser herida. Tienes todo el tiempo del mundo para escapar de tus demonios, yo por otro lado, tengo que hacerles frente, o al menos golpearlos un poco- Dijo Mirai mientras apuraba el vaso y lo dejaba sobre el mesón. Miró el espejo que colgaba frente a ella. Prefería ver su reflexión en la oscuridad porque así los tatuajes que tenía desde los párpados hasta sus mejillas se camuflaban con la oscuridad de su tez. El rostro que veía en la penumbra no era el de una persona rota, era el de una chica normal y corriente.

-Bueno, no es como que tu estés indefensa tampoco, señorita "primera bivalente". Además con una reserva de maná de ese tamaño puedes alargar tu vida varios centenarios, solo digo, tenemos todo el tiempo del mundo para enfrentar a nuestros demonios uno por uno, hasta podríamos hacerlo juntas- Dijo Sienna mientras se acurrucaba entre las sabanas nuevamente. -Eso y que tenemos problemas más cercanos de los que preocuparnos-

-Tienes razón- aseveró Mirai entrando a su cama nuevamente -Tenemos un gran día por delante así que es mejor dormirnos, antes de hacer tantos planes hasta el fin de los tiempos tenemos que asegurarnos de salir vivas de esta primero-

-Brindo por eso- Dijo Sienna mientras se hundía en las sabanas hacia el 7mo sueño.

-o-

Era un día soleado en las calles de E'rran y las estrechas calles de arenisca grisácea junto con el manto de calor que caía sobre los habitantes de la ciudad generaban una sensación de sopor y cansancio muy típica de esa zona. La ciudad, aunque pintoresca, estaba en medio del desierto más grande del hemisferio sur del Éther y hacia caminar por ella a mediodía un suplicio.

Mirai caminaba con Sienna a su lado encapuchada con una capa y con una bufanda que le cubría la cara. Mirai vestía un simple atavío de hechicera imbuido en mahem para que su ropa no se destrozase con las grandes liberaciones de maná, sus pantalones eran azul manchado con tierra y calzaba unas botas de cuero hasta las canillas junto con una bolsa con todas sus "chucherías de mahai" como le decía Sienna. Adicionalmente llevaba su largo cabello color miel en dos tomates detrás de su cabeza para que no le tapara los ojos al luchar.

Sin embargo, no era una bolsa común, era una bolsa rúnica que le permitía almacenar un sinfín de objetos, cabe destacar que no era un objeto poco común en las grandes ciudades. Debido al progreso Aldmer con la hexmahem la disponibilidad de artículos mahei había aumentado considerablemente en los últimos milenios.

-Por qué nos tenía que tocar una ciudad tan al sur en verano, te juro que el sol no me hace mucho en condiciones normales pero esto ya es pasarse- Dijo Sienna mientras se abanicaba el rostro con su mano enguantada, su sangre Vampiri la hacía susceptible a exposiciones largas al sol, provocándole sarpullidos y ampollas. -Además, que clase de super Goliath viviría en un desierto, su piel se convertiría en carne seca o tocino-

-Bueno, es acá donde nos mandó nuestro contacto, además yo creo que es precisamente por eso que eligió esta ciudad, sabe que nadie buscaría a un vampiri en el desierto- Dijo Mirai mientras doblaban a la izquierda en dirección a una plaza con una gran pileta calipso al centro, el agua que brotaba de ella era clara y aparentemente potable pues se encontraban unas cuantas personas vestidas de telas raídas tomando agua directamente de ellas, un hombre incluso sumergía su cabeza entera para tomar grandes cantidades

-Hmmmm, si supongo que tienes razón. Si me preguntas a mi yo tendría mi guarida secreta en un lago o quizás cerca de una granja, para tener ganado constantemente- Dijo Sienna con ambición. Las calles de arenisca se encontraba casi desiertas, lo que resultaba extraño para una ciudad cerca del cruce de los 4 distritos, lugar al norte de E'rran por donde ocurría la mayor parte del intercambio de bienes de ésta y otras ciudades circundantes al cruce. E'rran no era la capital del distrito sur pero por era una de las más grandes, más que nada por la enorme envergadura del desierto Sicilio que limitaba por el sur a la ciudad.

-Fíjate en esto Sienna, las tiendas de comercio que rodean la plaza están vacías pero… con luz y sus productos ahí mismo- Avanzaba hacia la pileta -No te resulta extraño? –

-Nuestro contacto nos dijo que encontraríamos al monstruo acá, creo que cualquier ciudad con un Vampiri de ese nivel puede sufrir un par de… em…. -Titubeó Sienna – …Peculiaridades-Dijo finalmente mientras llegaban donde la gente que tomaba agua de la pileta. Había hombres, mujeres y ancianos, pero no había ningún niño a la vista.

-Ah sí- Dijo Sienna mientras se sentaba en el borde de la pileta alejada de los sedientos Aldmer, Mirai permaneció de pie. -claro, nuestro contacto tan de fiar que nos contacta por un holofono pero no da ni su nombre ni porqué nos está dando información, bastante confiable, la verdad-

-Quizás nuestro admirador secreto sea un poco sospechoso pero ¿qué otra opción tenemos? Si su pista resulta útil nos podría conducir a Yog, ¿sabes por cuanto tiempo lo hemos estado buscando no? -

-Okey okey, entiendo lo que quieres decir. Es cierto, no tenemos otra opción, si damos con Yog el Rojo daremos con una pista que nos llevará a los captores de Nell, estoy segura de que si- Sienna sabía que era un tema delicado para Mirai, hace ya 3 años que habían escapado de esa podrida celda en la ciénaga de Fulkrov, cercana a un pequeño pueblo occidental muy lejos de donde habían nacido. Pero las pesadillas de Mirai no cesaban, el día que lograron escapar no encontraron a su hermana melliza Nell que también había sido capturada, eso la destrozo y ha dedicado todo este tiempo a perfeccionarse y encontrar los responsables.

-Gracias, sé que puedo confiar en ti- Dijo Mirai mientras se agachaba al nivel de Sienna y le daba un abrazo. los Aldmer que estaban tomando agua de pileta tan entusiastamente se detuvieron en seco y voltearon sus cabezas hacia ellas. Mirai volteó a ellos -Eh! Que miran, vuelvan a su agua o lo que sea- Los Aldmer no hicieron señales de entenderla, sus ojos se veían perdidos y sin luz, como si no estuviesen conscientes realmente. Mirai se separó de Sienna y empezaron a retroceder lentamente sin darles la espalda. Los Aldmer ahí presentes se pusieron de pie, ahora acercándose a ellas.

-Ni lo piensen- Dijo Mirai arremangándose la ropa y mostrando sus antebrazos cruzados. El tumulto no era muy grande, de unas 7 personas exactamente, pero si intentaban atacarla no dudaría en usar su mahem para defenderse. Los Aldmer no parecían intimidados por los brazos descubiertos de la chica y siguieron avanzando ahora cada vez más rápido. Los ojos de Mirai se encendieron de un celeste eléctrico, de sus brazos brotaban rayos en miniatura que le recorrían el antebrazo y la mano en patrones bizarros. El tumulto soltó un grito general y asombrados o aterrorizados empezaron a decir al unísono -Mahai, mahai!, mahai! - mientras la señalaban y se alejaban de ella.

-Es mejor que nos vayamos de acá- Dijo Sienna

-No podría estar más de acuerdo- Respondió Mirai mientras daban la vuelta y salían corriendo por uno de los callejones que conectaban a la plaza. Finalmente llegaron a una calle con un canal a su lado derecho y un puente para cruzarlo. -Creo que los perdimos, no nos conviene llamar así la atención si queremos que nos suelten algunos rumores, Yog no es fácil de encontrar de por sí. No quiero ni imaginarme como será ahora que parece que se alió con un Goliath-

-Tienes razón, si es cierto que este Yog dirigía la misma red de tráfico que nos tomó a nosotras, el que esté aliado a un Vampiri lo hace mucho peor. Probablemente hubiésemos terminado como alimento para ellos, o algo peor- Dijo Sienna un poco más sombría de lo que solía ser.

-No entiendo, ¿no tienes tu sangre Vampiri también? ¿Por qué querría comerte otro como tú? –

Sienna suspiró -Eso es un poco racista, sabes? Los vampiri no tenemos ese sentido de "especie" cuando se trata de diferentes razas, un Mesokin o un Goliath encontrarían deliciosa a una pequeña Sylphkin como yo, así como de la misma manera un Sylphkin puede devorar a un Mesokin joven o un Goliath bebé-

-Wow, no pretendía ser racista, además todo lo que me estás contando si suena un poco jodido la verdad-

Sienna rio – Lo sé, solo estaba jugando contigo- Señaló el puente con su índice derecho -Ah y otra cosa más. ¿Qué elemento usarás para esta misión?, aunque ya usaste el rayo así que quizás debiésemos quedarnos con él-

Mirai agachó la cabeza -Lo sé, lo sé, aunque sabes me consume mucho maná- dijo mientras agarraba una pequeña piedra y la tiraba al canal, solo para ver la onda producida por la roca que rápidamente era devorada por la corriente del torrente.

-Vamos, sé que no puede ser por eso, te he visto luchar solo con rayo antes y no parecías tener muchos problemas- respondió Sienna mientras le lanzaba una mirada con esos grandes ojos rojos.

-Está bien. L-la verdad es que tengo un poco de miedo. Nunca había enfrentado a un Goliath, ¡ni siquiera he visto uno! Entiendo un poco como se mueven los Mesokin o los Sylphkin pero un Goliath me parecía algo que nunca pasaría, un cuento de hadas que le contaban para asustar a los niños. Es por eso que si quiero ganar esta pelea tendré que usar 2 elementos, no puedo arriesgar tu vida o la mía, pero claro, ya sabes que viene después de que se sepa que soy bivalente…-

Sienna la detuvo y tomó su tomó su mano izquierda, sosteniéndola entra sus dedos -Sé que estás asustada, al final de cuentas incluso yo solo he visto a un Goliath en mi vida, y son efectivamente aterradores, pero no olvides que Yog no es un Goliath, es solo un maestro mercader Aldmer que está en etapa avanzada de transición a ser uno. Son algo más débiles y mortales, así que si queremos obtener esa pista y matar a ese infectado hijo de puta tenemos que matarlo ahora. Si fracasamos ese Goliath se alimentará de nuestra sangre y se volverá inmortal en poco tiempo, pero oye, sin presiones- terminó Sienna mientras le guiñaba un ojo.

Mirai le devolvió la mirada con estupefacción, tan así que tuvo que recordarse de cerrar la boca porque se veía rara. -Gracias? Creo-

Juntas llegaron al puente y se quedaron en su centro mientras conversaban. Sienna se asomó por la baranda del pozo para intentar ver algún pez, asumió que en aguas tan claras debe vivir algún tipo de animal, sobre todo en el desierto. Sin embargo, lo que encontró la desconcertó bastante. Había encontrado peces, pero no se encontraban particularmente vivos, es más, sus cadáveres estaban estancados en un trozo de basura al costado del desagüe por el que discurría el agua del canal. Mirai sacaba un mapa de su bolso.

-Eh… Rai? Creo que quieres ver esto- Dijo Sienna señalando a los peces. Mirai se acercó a la baranda para ver -Dioses, que les habrá pasado a esas pobres criaturas. Quizás podríamos llevarlas para el almuerzo, no nos queda demasiado dinero- Manifestó Mirai con hambre.

-Primero que nada, no creo que nos debamos comer esos peces, no están sangrando ni nada, probablemente murieron envenenados o enfermos. Segundo, este canal lleva directamente a la plaza por ese desagüe- Dijo mientras señalaba a una abertura una pared de arenisca por la que el canal atravesaba. - ¿Cómo es que esa gente no está muerta? –

-Tienes razón- Dijo Mirai mientras se llevaba una mano a la barbilla y otra a su cadera -Con lo entusiastas que eran para beber es extraño que esa agua no les haya hecho nada si es que fue capaz de matar a estos peces. A menos que…- vaciló la chica durante largos segundos.

-Termina la oración! -dijo Sienna impaciente.

-A menos que si les haya hecho efecto. Esos Aldmer estaban actuando muy extraño, no parecíamos importarles hasta que nos abrazamos, ¿quizás eso llamó la atención? –

-No, tienes razón, también intentaron atacarnos sin motivo. No creerás que…-

Ahora eres tú la que no termina oraciones- musitó Mirai.

-Quizás el que haya un Goliath en esta ciudad y que el agua esté contaminada no es coincidencia. Al final de cuentas el control mental está dentro de los poderes favoritos de esa estirpe vampiri-

-Si pero ¿por el agua? Creí que los Goliath eran buenos controlando sangre y en no morir-

-Para nada, es mucho más que eso. Algunos de los Vampiri más poderosos y antiguos poseen un nivel de hemoquinesis suficiente para salirse con algo como esto- Sienna se rascó la nariz mientras su miraba recorría el pedazo de ciudad en el que se encontraba. -Aunque eso significaría malas noticias-

-Si un Vampiri de tan alto nivel se encuentra acá puede complicar mucho más nuestra misión. Sobre todo si es un Goliath capaz de controlar la mente de una ciudad entera- Expresó Mirai con preocupación.

-Bueno no es como que E'rran sea tan grande tampoco, se le llama ciudad más por cordialidad que por otra cosa- Mirai miró a Sienna con una ceja levantada -Aunque claro eso no es relevante para nada…-

Se miraron a los ojos brevemente y luego se apartaron. Tenían que recorrer gran parte de E'rran para encontrar la residencia de Yog el Rojo, un barón de este distrito que aparentemente vivía en una mansión. Normalmente ubicar a un tipo que vive en una mansión en una ciudad tan pequeña como esta no sería mayor problema salvo que no se encontraba nadie en la calle y la poca gente que había en la plaza había desaparecido cuando fueron a revisar una segunda vez.

El sol comenzaba a disminuir, Mirai calculó que quedaba 1 hora para el atardecer, debían moverse rápido pues los seres con sangre vampiri en su sistema se vuelven más fuertes y resistentes en la oscuridad de la noche, además, las temperaturas en el desierto descendían drásticamente, lo que era un problema para seres vivientes como ella y una pequeña molestia para seres de la noche cómo Sienna y Yog el rojo.

Caminaban otra vez por la calle principal buscando algún guardia, mercader, o cualquiera en realidad. La noche caía dentro de poco y no se veía a ni una sola alma en las calles color mostaza claro, las ventanas que se veían desde la calle estaban cubiertas con postigos de una madera blanco lechoso que abundaba en los árboles del lugar. Se encontraban en lo que ellas creían era la calle de comercio, pues había un sinfín de puestos vacíos y barriles en los lados de la calle. Eran las únicas dos personas a la vista pero extrañamente la cálida y suave brisa de E'rran les brindaba un sentimiento de calma que les hacía sentir que no tenían ni un problema en el mundo. Desde que habían pasado tanto tiempo reclusas en una fría jaula de piedra y moho en Fulkrov habían aprendido a apreciar la vida de manera diferente. Les pasaba a menudo que se ensimismaban en lo verde que era el pasto, lo maravilloso del cielo multicolor a la hora del atardecer o la simple presencia de gente en los pueblos que visitaban.

-Todo está tan silencioso, reconoces lo que está pasando, ¿no es así Sienna? –

-Es la calma antes de la tempestad, imposible no reconocerla, al final de cuentas, hemos estado en varias tormentas juntas-

- ¿A dónde nos dirigimos ahora entonces? - Dijo Mirai - La noche se nos viene encima y la única pista que tenemos de la ubicación de Yog es que está en esta ciudad- Expresó mientras se cruzaba de brazos.

- ¿Buscan a el barón Yog? - Dijo una voz rasposa proveniente de algún lugar.

El dúo se puso en guardia de un salto, mientras Sienna desenvainaba su largo y pesado mandoble de acero de damasco Mirai conjuró dos grandes bolas de fuego mánico en cada una de sus manos mientras intentaba encontrar la fuente de la voz.

-Revélate! No te tenemos miedo- Gritó Sienna a las calles vacías.

-P-Por favor, solo intento ayudarlas. No me hagáis daño- Volvió a escucharse la voz esta vez proveniente de uno de los barriles de la calle. Una mano blanca brotó de debajo de la tapa y la levantó revelando a un hombre Aldmer de edad y calvicie avanzada. Vestía una túnica verde algo manchada y un colgante que parecía una runa Singámica.

Las chicas bajaron sus armas y mahem. -Porqué estabas en ese barril- Preguntó Mirai.

-Mi nombre es Molvio y soy un mercader de esta ciudad, o al menos lo era hasta hace un par de semanas…- Dijo el anciano mientras buscaba una forma de salir del barril. -Estaba escondido en ese barril para no ser convertido en esas… cosas que vagan por la ciudad. –

Sienna le ofreció una mano a Molvio quien logró salir al fin de su escondite. - ¿Qué sabes de lo que pasa en este sitio? ¿Por qué hay tan poca gente por las calles o por qué esa gente actúa tan extraña? – Lo interrogó Sienna.

-Solo sé que hace dos semanas el barón Yog bajó a la ciudad a dar un escalofriante mensaje. Después de eso todo fue en picada. Empezó a desaparecer mucha gente, al principio eran solo vagabundos y gente sin casa las que desaparecían pero eso rápidamente escaló- Declaró el mercader mientras miraba a ambos lados de la calle. -Pero no es seguro hablar en medio de la calle, vengan, entren a mi tienda un segundo- Dijo Molvio mientras les daba la espalda y se dirigía a una puerta cerrada a escasos metros del barril. Sacó un manojo de llaves de algún bolsillo de su túnica e introdujo la correcta en el seguro rápidamente. Una vez abierta la puerta Molvio le dio señales a las chicas para que entrasen.

Mirai y Sienna intercambiaron miradas como si lo estuviesen pensando. Terminaron por entrar a la tienda de aquel extraño personaje, de todos modos, era la única opción que tenían. El mercader cerró la puerta con llave una vez entraron sus invitadas.

-No intentes nada extraño, anciano, o no tendremos piedad- Aseguró Mirai mientras le dirigía una mirada amenazante al viejo Aldmer.

-No, por supuesto que no, jamás intentaría algo contra ustedes- Dijo Molvio mientras buscaba unas sillas por su tienda para que las jóvenes se sentasen. Mientras esperaban Mirai inspeccionó la tienda con la mirada. Parecía un bazar de antigüedades, había un sinnúmero de artefactos y chucherías en las estanterías del lugar, tanto así que era difícil distinguir donde terminaba un objeto y donde empezaba otro. Sienna por su lado se sacó la capucha revelando su largo y plateado cabello.

Finalmente apareció Molvio con 2 sillas y un taburete de madera blanca para él. -Por favor tomad asiento- Dijo mientras señalaba las oscuras sillas preparadas para Sienna y Mirai. Ellas se sentaron.

-Muy bien, ¿a qué va todo esto? – Preguntó Sienna con prisa. -Cuéntanos sobre la gente, y más importante, ¿Dónde está Yog el rojo? – Mirai asintió mientras se cruzaba de brazos en su silla.

- ¿Cuál era el "escalofriante mensaje" que mencionaste afuera? –

El viejo asintió -Fue el viernes después de la luna llena, la ciudad estaba rebosante de vida debido a los barcos que llegaron del sur con mercancía, se acercaba el festival de saturnalia así que nosotros los mercaderes estábamos a toda capacidad con las ordenes de nuestros clientes. Era de tarde cuando apareció el portavoz del barón por las calles, avisaba que esa misma noche Yog el rojo se dirigiría a su pueblo con un mensaje importante, lo que era extraño ya que el barón nunca había hecho nada parecido. Finalmente llegó la noche y se instaló un pequeño escenario en la plaza central para que Yog hablase- Explicó el mercader mientras se acariciaba la calva con su mano derecha.

-Ve al grano, la noche está cerca y debemos movernos- Añadió Mirai.

El anciano asintió -Lo que dijo el barón fue que "Nos encontramos bajo nueva administración" y "nadie puede salir o entrar de esta ciudad hasta nuevo aviso". Acto seguido procedió a sacar una lista de su bolsillo y nombrar a todos los Altos Aldmer de E'rran, los que debían presentarse en su mansión a más tardar a medianoche de ese mismo día. – Sudor corría por la frente del viejo -M-Mi nieto era un alto Aldmer nacido en Mojarek que me ayudaba a transportar mercancía cuando tenía que ir a Baltze a unos kilómetros al noroeste de aquí. Se marchó esa noche a la mansión del barón y no volvió nunca más. Otros altos Aldmer que conocía también tuvieron que ir. No volvió ninguno. – Molvio entornó la mirada al suelo mientras sus ojos se llenaban de lágrimas -Solo quiero ver a mi nieto otra vez, no sé qué le habrán hecho en esa maldita mansión pero después de eso solo siguió la desgracia. Más y más gente desaparecía todos los días hasta el punto de que no había nadie en las calles, algunos idos, otros escondiéndose como yo- El mercader sacó un pañuelo de su bolsillo y se secó los ojos.

-Parece que tenemos algo mucho más grande entre manos de lo que pensábamos- Dijo Sienna suavemente. -Sin embargo, eso no explica por qué la gente de la plaza actuaba tan extraña, no paraban de tomar el agua de la pileta y nos intentaron atacar cuando nos abrazamos-

- ¿El agua? Oh dioses díganme que no tomaron del agua, solo un par de sorbos y no podrán detenerse, lo he visto con mis propios ojos-

-No bebimos nada, cuando se nos acercaron los ahuyentamos con un par de trucos de mahem- Recalcó Mirai.

-Creemos que el agua de los canales está infectada con sangre de Goliath, la misma que parece haber infectado a Yog el rojo- Explicó Sienna – Eso significaría que todos los que han tomado agua directamente del pozo de la ciudad cayeron bajo control mental-

-Espera un segundo, ¿Goliath? Oh dioses creo que me voy a desmayar- dijo el anciano mientras se tambaleaba en su taburete y se tapaba la boca -No tenía idea de que estaba siendo poseído por un Goliath, creí que era obra de algún hechicero malvado pero nunca de un… Vampiri- El hombre lucía verdaderamente perturbado.

El dúo intercambió miradas brevemente, ambas estaban pensando lo mismo. El barón había llamado a los altos Aldmer del lugar porque ellos probablemente hubiesen resistido el agua mánica del ser de la noche. A donde fuese que se dirigieron, ya debían estar muertos.

Finalmente Mirai rompió el silencio -Lo siento señor pero creo que su…-

- ¿Cómo luce su nieto? Si nos da una descripción de su perfil quizás podría ayudarnos a encontrarlo, señor Molvio- Interrumpió Sienna mientras miraba a Mirai con el rabillo del ojo. Mirai guardó silencio, para ser un ser que obtiene su poder de la sangre de los vivos era mucho más sensible y sociable que ella, lo que decía mucho de Mirai.

-Oh cierto! Ustedes son Radiantes, ¿verdad? – Dijo el mercader mientras sus ojos se encendían de esperanza. - ¿Pueden encontrar a mi pequeño Bolmir? Es un alto Aldmer joven de tez oscura y cabello blanco, es la cruza de un Patetmer y un alto Aldmer así que era bastante diestro con el mahem y la Singamia rúnica. Alguien de su nivel no sería capturado tan fácilmente por un hechicero cualquiera- Dijo Molvio mientras se dirigía detrás del mostrador de la tienda y rebuscaba entre los cajones de este. De él sacó dos argollas de un metal plateado labrados de tal forma que parecían serpientes de dos cabezas que mordían una piedra marcada con una runa Singámica desde lados opuestos. Invitó a las chicas a acercarse.

-Ehh… Nosotras no somos precisamente "Radiantes". No pertenecemos a la liga de Radiam. – Dijo Mirai cuidadosamente -No me malinterprete, no nos asociamos con la liga no porque no podamos, sino porque decidimos no hacerlo-

-Pero créanos que somos capaces de encontrar a su nieto y enfrentarnos a ese demonio chupa sangre- Dijo Sienna con una sonrisa de oreja a oreja.

El rostro de Mirai se endureció, habían hablado ya en múltiples ocasiones sobre hacer promesas a los familiares de la gente que acudía a ellas con misiones. Aunque intentasen pasar desapercibidas cuando visitaban ciudades o pueblos los problemas parecían siempre ir en busca de ellas también. Ya fuese matar un trol, capturar un bandido que escapa de la justica o rescatar un noble de las garras de un secuestrador siempre había muerte involucrada. Una matanza de un escuadrón de reconocimiento entero, el asesinato de civiles para robar un arca de oro o el exterminio de un estipe sanguíneo eran los antecedentes recurrentes a la hora de aceptar misiones y en todas y cada una de dichas ocasiones había familiares de las víctimas que se acercaban a ellas con dinero extra o algún artefacto antiguo para que trajeses a su hermano, padre o hijo con vida. El setenta por ciento de las veces solo podían traerles devuelta el cadáver de su familiar o amigo y en el otro treinta por ciento ni siquiera encontraban el cadáver, o estaba demasiado maltrecho para transportar.

-Lamento que no podemos prometerle que lo traeremos con vida, verá usted es muy poco probable que el captor decida mantener a quienes lo enfrentan…- Sienna le dio un codazo a Mirai en las costillas. Ella se calló de golpe.

-Oh, entiendo, no se preocupen- Dijo Molvio mientras bajaba la mirada a los brazaletes y sus manos que los envolvían -Sé que es poco probable volver a ver a mi nieto, sé que es casi imposible volver a los días de antes y que me conviene más irme de la ciudad cuanto antes pero, no puedo dejar ir a mi último atisbo de esperanza así como así. Es por eso que me escondía en ese barril en la calle, estaba a la espera de algo. En ese momento no sabía que buscaba pero ahora lo sé, son ustedes. Ustedes son mi último rayo de esperanza en este océano de oscuridad- lagrimas brotaron de sus ojos -Aunque jamás vuelva a ver a Bolmir otra vez podré descansar en el hecho de que alguien intentó hacer algo-

Sienna reprochó a Mirai con la mirada y se acercó al anciano, colocando una mano cobre su hombro y otra en su barbilla la cual levantó para poder mirarlo directamente a sus ojos. Sienna enfocó sus grandes ojos rojos para mirar directamente a los ojos marrón del hombre y sostuvo la mirada, pasado un momento cortó el contacto visual con el anciano y tornó a Mirai.

-Este hombre dice la verdad, no hay Aldmer capaz de resistirse a mis encantos, pude ver dentro de ti, en tu alma, y puedo ver que no guardas malas intenciones- Dijo Sienna mientras soltaba al hombre.

-Muy bien, te creo- Dijo Mirai mirando a Molvio -Entonces, ¿dónde podemos encontrar a Yog el rojo? –

El estado de ánimo del anciano cambió notoriamente -Oh muchas gracias, mis señoras, por favor acepten estos brazaletes singámicos como muestra de mi aprecio. La runa tallada en la roca es para protección contra espectros de la noche, evitará que hagan hemoquinesis con su sangre- explicó Molvio mientras le entregaba un brazalete a cada una. -Respecto a Yog pueden encontrarlo si siguen el camino al suroeste de la salida de la ciudad, es un enorme edificio de piedra caliza a unos 20 minutos a pie de E'rran. Es el primer camino a la derecha pero tened cuidado, el bosque que rodea toda la mansión y el camino en sí está plagado de animales y espíritus salvajes peligrosos, sin mencionar que gran parte de la gente desaparecida fue vista entrando al denso bosque de hayas para nunca regresar-

Mirai se colocó el brazalete en el momento pero Sienna se lo guardó en los bolsillos de su capucha. Un anillo que impedía la hemoquinesis quizás no era particularmente útil para ella pero consideró su potencial futuro en batallas.

-Gracias por todo, Molvio- Dijo Mirai cuando se dirigían a la puerta -Esta información también significa mucho para nosotras, entendemos cómo se siente la desesperanza y créanos, no somos un hueso fácil de roer. Sin importar quién sea el que se llevó a su nieto me encargaré personalmente que encuentre la redención en su muerte, y eso…- pausó brevemente – Es una promesa-

Sienna sonrió al anciano mientras ambas atravesaban el umbral de la puerta para encontrarse con una ciudad a oscuras, iluminada únicamente por las lunas cai-cai y tren-tren que se encontraban particularmente crecientes y reflejaban suficiente luz para hacer posible el moverse por la ciudad sin muchas dificultades.

-Ya ha caído la noche, nos quedamos demasiado tiempo en la tienda de Molvio- dijo Mirai mientras caminaban con celeridad por las calles de E'rran, llegando rápidamente al umbral de la salida sur de la ciudad. En todo el trayecto no se encontraron con ni una sola alma.

-Hubiésemos tenido que enfrentarnos a Yog de noche de todas formas, solo atrasamos un poco las cosas- Respondió Sienna mientras cruzaban el portón abierto y dejaban atrás la árida ciudad de E'rran.

-Con toda esta oscuridad será difícil encontrar el camino del que nos habló Molvio, podríamos perdernos y jamás encontrar la mansión- Dijo Mirai con aparente inconveniencia. En ese mismo momento empezó a sentir leves vibraciones en el suelo mientras caminaban. -Alto ahí, ¿no sientes eso? – dijo mientras hacía a Sienna detenerse con su brazo.

- ¿Te refieres a los insectos que te muerden los brazos? Deberías ponerte un ungüento para ahuyentarlos-

- ¿Insectos? – preguntó Mirai sacudiendo los brazos -No, me refería a los temblores en la tierra. ¿Cómo es posible que no los sientas? –

Sienna se paró un momento como si esperase que algo la golpease, entonces sintió los temblores en la tierra. Eran dispersos y sin un ritmo aparente, lo que no significaba nada bueno.

- ¡Una pelea! - dijeron ambas al unisonó.

-Siento la esencia del maná gastado en el retumbar de los temblores, sea quien sea que está peleando está usando hechizos de alto nivel- Recalcó Mirai.

-O poseen artefactos explosivos hex, lo que significa que tienen dinero- aportó Sienna mientras corrían en dirección a los temblores.

De un momento a otro Mirai frena en seco y se queda quieta, embobada con lo que está viendo. Sienna se detuvo a los pocos metros de ella. - ¿Qué? Por qué te detienes, ya debemos estar cerca-

Mirai apuntó detrás de ella con su mano derecha. -Oh mierda- soltó Sienna. Detrás de ella se encontraba un bosque completamente destrozado, había tierra removida en claros patrones de pelea y un sinfín de árboles caídos cortados limpiamente en algún punto de su tronco. Mas allá todavía se veían destellos de luz de varios colores que resaltaban en la inconfundible bruma residual de artefactos hex. Ambas yacían quietas de pie presenciando el espectáculo de maná y colores, alguien había encontrado a Yog el rojo antes que ellas.

- ¿Qué demonios hacemos? ¿interrumpimos la batalla? ¿Observamos desde lejos? – Sienna bombardeó a Mirai de preguntas. -No sabemos si son buenos o si son de la Liga-

Mirai seguía mirando el espectáculo -Solo tengo una cosa clara en este momento- apretó sus puños con fuerza -No podemos dejar que se nos escape esta pista- Sus ojos se encendieron de un intenso color anaranjado -No nos desviarán del camino otra vez. Adelántate tú que eres más rápida por el camino principal, yo entraré por atrás cortando por lo que queda de este bosque- Dijo Mirai señalando con la mano el bosque entero.

-Muy bien, pero recuerda gritar si te pasa algo, estaré ahí en segundos- respondió Sienna mientras le daba la espalda a Mirai y se ponía en cuclillas, con el mandoble desenvainado. -Nos vemos en la batalla, bivalente- Acto seguido su cuerpo desapareció de su campo de visión tan rápido que para el ojo común hubiese parecido un acto de invisibilidad perfectamente ejecutado, sin embargo, Mirai sabía a ciencia cierta que era solo una fracción de la temeraria velocidad Sylphkin, tan letal como práctica.

Mirai salió del camino y se aventuró a través de los troncos caídos y los tocones que habían repartidos por toda la zona. En su bolsa traía dos pociones especiales hechas por Sienna, las que ya había tenido que utilizar en ocasiones en las que había resultado particularmente herida. A pesar de tener tanto poder bruto corriendo por sus inervaciones dimensionales ella estaba consciente de que era tan mortal como cualquier Aldamerí y no podía darse el lujo de morir antes de tiempo, lamentablemente no solo el peligro la acechaba constantemente sino que también las pócimas que Sienna le había fabricado, aunque excepcionalmente eficaces, venían con un costo. Al ser hechas con la misma sangre del vampiri, el uso repetido de éstas hacía aparecer síntomas de vampirismo, los cuales Mirai ya había experimentado. Deseaba dejar de tomarlas, pero no conocía a alguien capaz de crear soluciones curativas de tal calidad e inocuas para el cuerpo.

Sacudió la cabeza, no era momento de distraerse. Era hora de desatar todo el estrés acumulado de la semana. Se tronó los dedos, subió las mangas de su atavío mánico y se hundió en la oscuridad del bosque con presteza.