El miércoles, Kain fue a las siete de la mañana al campo de entrenamiento subterráneo. Hoy no venía Kiyomi, estaba ocupada dirigiendo misiones de anbus por encargo de Tobirama. Por lo usual, una niña de once años no tomaría esa clase de encargos, pero Danzo escuchaba todo lo que decía su sensei.
Kain apareció en el campo de entrenamiento subterráneo, las luces estaban apagadas, así que cuando él apareció, la primera luz se encendió. Sin embargo, no era la única. Kain miró a la bodega que Tobirama ocupaba como dormitorio. La luz estaba encendida.
Kain camino mientras sus pisadas con las sandalias de madera resonaban en el campo de entrenamiento. A medida que él avanzaba, se encendían las luces cinco metros por delante de él y se apagaban las que estaban cinco metros por detrás de él.
Kain llego al dintel de la bodega, se detuvo y miró al interior. La cama de Tobirama, al lado derecho, estaba ordenada. Tobirama ni siquiera la había desordenado, era más como que él se acostaba por encima. Y era entendible, incluso si los primeros días en el campo de entrenamiento subterráneo eran fríos, Kain puso cuidado en la salud de Tobirama y le pidió a Guardián que regulara la temperatura. Ahora Tobirama no tenía chakra y el más mínimo cambio de temperatura lo enfermaría.
Por su parte, Tobirama estaba sentado en el suelo de piedra de la bodega, con la espalda apoyada en el enorme estante con libros que habían producido los civiles. A su izquierda tenía diez libros, por los papeles y marcadores, parece que los había leído todos. Al mismo tiempo, leía otro libro con completa concentración, absorto en el nuevo de conocimiento.
—¿Te diviertes?— preguntó Kain
Tobirama pestaño un par de veces, cerró los ojos, apretó el tabique de la nariz y levantó la mirada. Sus ojos estaban rojos y tenía ojeras —un poco— respondió con esa voz fría y seria. Se levantó del suelo, pero al ponerse de pie, se tambaleo y apoyo sus manos en sus rodillas, como si sus piernas estuvieran entumecidas —es un poco inconveniente no tener chakra—
—Así parece ¿Qué piensas de los civiles?— preguntó Kain
Tobirama enderezo su espalda, levantó el libro que tenía en la mano derecha y dijo —muy educativo, alguien ha estado creando estos libros y dispersándolos por el mundo. Alguien que sabe algo importante. No entiendo porque dejo estos libros y no tomo el crédito, pero debe tener una buena razón—
—También lo creo. Puedo entender que el genio humano alcance grandes niveles, pero algunos libros son demasiado antiguos para haber pasado desapercibidos. Incluso el viejo Takahashi, dijo que alguien le regalo un libro justo después de que mi tío le pusiera fin a la era de los estados combatientes—
—Te creo, pero dejando de lado las razones del autor de todos estos libros. Son impresionantes, hay muchas soluciones que han estado delante de nuestros ojos, pero no las hemos visto. Ya sea por el orgullo de los shinobis o la falta de recursos de los civiles. Es, como si alguien se hubiera estado preparando para cuando la humanidad se uniera como un solo grupo—
—Así parece— respondió Kain.
Tobirama tomo el libro y lo dejo encima de los otros libros que ya había leído. Llevaba puesto un kimono gris y un hakana negro. Camino descalzo hacia Kain y se detuvo a un metro. Había pasado tanto tiempo que Kain ya era más alto que él. Lo miró a los ojos y le preguntó —no creo que hayas venido aquí para hablar de libros—
—No, no he venido para hablar de libros— respondió Kain —vengo para que hablemos del estado del mundo—
—Todavía no puedo ver la dirección de tus planes, Kain Uchiha—
Kain soltó una risita y le dijo —bueno, ya no soy un niño. Ahora mi juego es más sólido y complicado. Sería difícil que lo entendieras a menos que yo te lo explique—
—Eres igual de arrogante que tu padre—
—O que cualquier otra Uchiha ¿Verdad?— preguntó Kain con una sonrisa astuta en los labios
Tobirama frunció el ceño y asintió.
Kain le dio la espalda y le dijo —ven, acompáñame—
Kain camino por delante y Tobirama lo siguió. Este último pudo ver el vajra y el abanico en la espalda del haori de Kain.
—Tan irrespetuoso como siempre— dijo Tobirama
—¿Vas a seguir con eso?— preguntó Kain —mi tío y sensei me hicieron su heredero—
—Pero no te has decidido a llevar el apellido Senju ¿Verdad?—
—Claro que no. Lo siento por mi tío y sensei, pero si cambiara mi apellido, sería una ofensa contra mi abuela. Más que cualquier cosa, llevo el vajra y el abanico en mi haori porque fueron las dos grandes influencias en mi vida. Mi tío y mi abuela—
Tobirama soltó una carcajada al escucharlo. Kain lo miró de soslayo hacia atrás, pero después lo ignoro. Tobirama no podía creer que un monstruo tan terrible pudiera tener sentimientos tan puros.
Kain sacó de los sellos de papel una mesa alta, dos sillas, un mantel, un juego de tazas y una tetera. Le ofreció asiento a Tobirama y él se sentó en la otra silla.
—¿Prefieres el desayuno tradicional o el de los civiles?— preguntó Kain
—Tradicional— dijo Tobirama
—Eres aburrido, pero bien. Solo te advierto que esta vez no botes la comida, no habrá una segunda vez—
—Claro— respondió Tobirama y lo quedó mirando. Sin embargo, esta vez Kain no utilizo los sellos, en su lugar, sacó algo de su haori como un diamante gris, presiono una cara y el diamante emitió una luz roja. Después levitó en el aire y quedó mirando a Tobirama. Este último miraba intrigado el nuevo dispositivo de Kain.
—¿Con esto has estado controlando el entorno del campo de entrenamiento subterráneo?— preguntó Tobirama
Kain asintió con tranquilidad, solo iba a mostrarle esto para ver como reaccionaba. De ninguna forma significaba que confiaba en Tobirama o que iba a mostrar todas sus cartas. Tobirama estaba en desventaja, pero eso de ninguna forma lo hacía tonto o incompetente. Puede que ahora sea más peligroso que antes, ya que solo cuenta con su inteligencia.
Kain sonrió y dijo —Vástago, extrae un desayuno tradicional para dos personas del menú del salón de té—
Al instante siguiente aparecieron pocillos con arroz y vegetales cocidos, también platos con pescado y otros con carne de res. Al mismo tiempo, la tetera de plata en el centro de la mesa comenzó a emitir vapor.
Kain tomo la tetera y sirvió el té verde para él y para Tobirama. Este último parecía tranquilo, pero los ojos ligeramente abiertos y las cejas elevadas demostraban su asombro. Cualquiera que no conociera a Tobirama diría que él fue indiferente, pero Kain sabía que había captado su atención.
Una vez que todo estuvo en su lugar y los platos emitieron un rico vapor a comida recién preparada, Kain mostro las palmas de sus manos como ofreciéndole comida a Tobirama y este último asintió.
Ambos dijeron —itadakimasu— y comenzaron a comer.
—Esto no fue hecho por Mito— dijo Tobirama después de probar bocado —sabe demasiado bien—
—Ey, no lo digas de esa manera o le diré a sensei—
Tobirama frunció la nariz y cerró los ojos —por favor, no se lo digas— respondió.
Kain soltó una gran carcajada. Nadie esperaría que un hombre tan frio y serio como Tobirama le tuviera tanto miedo a su sensei. No, lo lógico es que le tuviera miedo. Ambos eran la cara opuesta de una moneda. El frio y racional Tobirama mientras que del otro lado estaba la emocional y temperamental Mito. En algún momento podían ser aliados, pero eso no implicaba que pudieran entenderse el uno al otro.
—¿De qué querías hablar?— preguntó Tobirama mientras comía
—Respecto a eso, es sobre el estado del mundo— respondió Kain con relativa seriedad
—¿Por qué yo? Aunque este prisionero y débil, no quiere decir que seamos aliados—
—Supones demasiado—
Kain y Tobirama detuvieron sus palillos y se miraron a los ojos evaluando al otro.
Kain curvo la comisura derecha de su labio hacia arriba y le dijo —en el pasado, no fuimos aliados porque tu pensabas en términos de "Uchihas y Senjus"—
—Senjus y Uchihas— aclaro Tobirama
Kain soltó una risita y asintió —sí, puede ser, pero ahora todo es diferente—
—¿En qué?—
—En que tu quedaste fuera del juego— respondió Kain con una sonrisa.
Tobirama lo siguió mirando a los ojos, tratando de discernir su objetivo, pero todavía no entendía por qué Kain lo había revivido ¿Solo fue para vengarse? No, aunque sea joven, Tobirama no subestimaba a Kain ni lo creía tan tonto y emocional como el resto de los Uchihas. Era la persona que lo venció en el anterior "juego" como él lo llamaba.
Kain negó con la cabeza y le dijo —como quedaste fuera del juego y ahora no tienes chakra, lo único que te queda es adaptarte a esta situación. Así que la pregunta que me hago es ¿Qué vas a hacer de aquí en adelante?—
—Ya me lo habías dicho con anterioridad— respondió Tobirama
—Sí, y tu respondiste entrenando a Kiyomi y ordenando a Danzo que la entrenara para que pudiera liderar a los anbus—
—Sería irracional y corto de miras desperdiciar un recurso tan valioso para la villa. Entiendo y concuerdo contigo al respecto de que ella es la mejor candidata para ser el siguiente hokage. Será muy joven para cuando Danzo se vuelva hokage, pero cuando Danzo termine su periodo, ella estará lista. Será el cuarto hokage y ella lo hará mejor que todos nosotros juntos. Ella es, esa clase de persona—
—También lo pienso, desde pequeña fue muy astuta. Incluso si estaba en una nación desconocida, sin nadie que la protegiera o guiara, ella se las arregló para ocultarse y sobrevivir. Solo fue encontrada porque su sentido de la justicia fue más grande que sus miedos. Ella…— Kain sonrió con cariño —saltó para proteger a mi madre, cuando la raptaron y la tuvieron en la nación del Hierro, en la capital. Kiyomi ha sido increíble desde ese entonces y solo tenía cinco años—
Tobirama no corrigió, afirmo o negó lo que dijo Kain. Lo había escuchado de la propia Kiyomi, pero tenía sus dudas. Sin embargo, de lo que estaba seguro Tobirama era de que ella tenía la mentalidad necesaria para ser el siguiente hokage. Ella es trabajadora y analítica en su avance. No comete un mismo error dos veces.
—Volviendo a la razón del porque te cuento estas cosas— dijo Kain —tengo varios motivos, pero no te lo pienso decir. Puedes suponer todo lo que creas. Por otro lado, te daré algunas piezas de información y preparare un laboratorio para que puedas comenzar a experimentar con el conocimiento que adquiriste de esos libros. Eso te mantendrá entretenido por mientras que Kiyomi no está aquí—
—No trabajo para ti—
—Lo sé, pero tu juego es demasiado simple. Puedo ganarte, ya lo he hecho y lo volveré a hacer— respondió Kain con una sonrisa —solo necesito darte una pieza de información y correrás detrás de la presa como si fueras un perro de caza—
Tobirama quedó mirando a Kain, se quedó callado. Cruzaron miradas durante un minuto. Kain parecía sólido, pero a la vez embustero. Así que Tobirama lo ignoro y continúo comiendo su comida. Solo Kain sabía que lo tenía dominado, Tobirama bajo la mirada y ese fue el momento en que perdió.