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El encuentro de una familia.

La entrada a la ciudad era controlada por guardias, junto a las puertas, había dos caballeros con armadura ligera de malla y sobre esta llevaban una túnica con la insignia de la ciudad, antes de terminar de cruzar las gruesas murallas, había que pasar por una pequeño cuarto mostrando las identificaciones y declarando el motivo de la visita a los oficiales de turno, cuando vieron mi placa identificadora quedaron un poco sorprendidos, estaba usando la de mi madre ya que no tenía una propia, las identificaciones eran placas metalicas con el nombre grabado y el pueblo de residencia o el más cercano a tu hogar, pero la de mamá tenia un emblema bajo su nombre, el mismo que tenia la daga.

Observe en silencio mientras el oficial concluía los tramites, el mercader despues de llenar los documentos y al ver que el oficial había identificado el emblema preguntó por algo de información, observé al oficial angustiada esperando la respuesta. El oficial lo vió incrédulo y dijo en voz baja :

No puedo hablarle de eso aquí pero, por respeto a la señorita y en vista de su expresión, iré a buscarlos a la posada cuando acabe mi turno, no es algo que se deba hablar en público de todas maneras.

El mercader le dió las indicaciones en donde pasariamos la noche y continuamos nuestro camino. En ese entones me pregunté si, acaso mi madre provenía de una familia de maleantes ó quizás practicaban algún tipo de brujería, no podía imaginar alguna otra razón por la que no se pudiera hablar de ellos. No tardamos mucho en llegar a la posada, no era muy grande, ni vistosa pero era el lugar donde siempre se quedaba el mercader mientras duraran sus negocios en la ciudad. Él pagó por las habitaciones y tuvimos una grata cena para luego subir a descansar.

Adentrada la noche y preparada para dormir, escuché unos golpes en la puerta de la habitación, era el oficial que venía a hablar con nosotros. Hablamos dentro de la habitación del mercader.

-No debería preguntar libremente por la familia Vylandir... dijo con cautela, desde que se fugó la joven dama con el líder de su guardia privada, su familia cayó en desgracia, los bestias comenzaron a asolar sus terrenos, nadie supo en un principio de donde salieron, su hermano mayor intentó controlar y apaciguar la furia de las jaurías pero no tubo éxito y perecio ante su ferocidad.

Vylandir...era mi familia, esa fué la primera vez que escuché ese nombre familiar.

Entonces ¿la familia ya no existe?, le interrumpió el mercader

Oh aún existe, de pronto ya no se vieron más bestias en sus tierras, es más, la misma familia informó que la manada de huargos que los asoló volvió a las tierras inhóspitas mas allá de las montañas al norte; el nuevo cabeza de la familia, Teynan, se dice que contrato a aun poderoso demonio para que los ayudase, nadie sabe qué dieron como pago, pero de la noche a la mañana sus tierras fueron más seguras que nunca.

Espera un momento, ¿demonios?, ¿huargos?, ¿no que esas cosas ya no existen?... replicó el mercader con asombro y un poco de burla, esperaba información mas fidedigna proveniente de un oficial...

Nunca dejaron de existir.... dijo serio el oficial. el mercader sorprendido siguió escuchando. Más allá de las tierras inhóspitas al norte del reino, se extiende el dominio de esas criaturas, los demonios gobiernan alli y hay bestias que no podrías ni imaginar. La familia Vylandir intentaba domesticar a los huargos, o eso es lo que se dice, se rumorea que tenían muchos cautivos y esos fueron los que asolaron sus tierras; no se sabe si realmente fueron ahuyentados como dijeron o si continúan con sus experimentos en secreto.

Criaturas de pesadilla mas allá de las tierras inhóspitas... pero, estamos separados por ese desierto de muerte ¡¿verdad?!- pobre mercader, ya estaba horrorizado ante tal información, se veía el temor en su rostro y se sentia en su hablar.

Bueno si, sólo hay un lugar en donde compartimos frontera con las tierras demoniacas, más allá de su pueblo, pasando la ruta de las montañas estan las tierras de Hazbeth, se rumorea que el señor de allí es un demonio disfrazado de hombre, jamáz muestra su rostro y usa una extraña armadura negra y lo acompaña un enorme huargo. Fué él a quien contrato la familia Vylandir para tratar con su problema, después de eso todos los tratan con recelo. -inturrumpió su hablar para dirigirme una mirada de lástima- al ser la hija de la señorita René no sé si estarán dispuestos a aceptarla, - mi corazón dió un pequeño sobresalto al escuchar el nombre de mi madre- pero no pierden nada intentándolo, ahora más que una familia respetada... es temida por la gente. De alguna manera me alegro que la señorita René pudiese vivir feliz por un tiempo, creo que ella nunca se enteró de lo que le ocurrió a la familia, ni que su hermano mayor murió unos meses despues de su fuga, el hecho de que ustedes esten aquí preguntando por la familia, significa que la señorita partió de este mundo, eso me entristece un poco.

El oficial se levantó y se fué, camino a mi habitación escuché que el oficial habló algo más con el mercader, pero por la distancia no entendí lo que dijeron. Esa noche dormí con la esperanza de un buen futuro, nunca imaginé que mi madre proviniera de la nobleza, estaba emocionada por el día de mañana, iría a la mansión a conocer a mi tio.

Desperté antes del amanecer, estaba tan ansiosa como emocionada, me vestí con lo mejor que tenía, ya se hacia notar el frío invernal asi que me abrigue con la capa de piel aunque llamara la atención; llegamos casi al medio día a la mansión, era enorme, aunque habían sufrido pérdidas por un largo tiempo a causa de las bestias, a penas y se notaba. Dos guardias con armadura y lanzas nos detuvieron en la entrada, el mercader habló con uno de ellos y les explicó el asunto que nos traía alli, los guardias se miraron un momento y nos dejaron pasar. sobre la puerta principal se podia ver tallado en la piedra el escudo de la familia era el mismo emblema de la placa y la daga, se veía magnífico, era una espada alada envuelta en espinos.

Un anciano abrió la puerta, se identificó como el mayodormo principal, al verme quedo impresionado, ¿Madam René? murmuró, al parecer me parecia más a mi madre de lo que creía, el mercader le explicó porqué estabamos allí y pidió hablar con el señor de la casa, el mayordomo nos guió a una pequeña sala con vista al jardín. Me quede contemplando una pintura de un gran hombre de cabellos negros y ojos violetas como los mios junto a un gran lobo, que estaba colgada en una de las paredes del salun; ya había visto antes una bestia así, era un huargo. Se abrió de golpe la puerta a mis espaldas, una hermosa y esbelta mujer de cabellos dorados y ojos color miel y un hermoso vestido rojo, me examinaba con desdén, mientras que un hombre demasiado delgado para que fuese un guerrero, con el cabello corto pero que aún hacía notar sus ondas, de color negro azabache y ojos color violeta se acercaba a mi observándome con un rostro inexpresivo.

Te pareces a ella, no se puede negar que seas su hija, dijo él mientras tomaba asiento, cuidaré de ti como si fueras mi propia hija. La mujer no dejaba de mirarme con desprecio mientras cubría la mitad inferior de su rostro con un abanico. No espere recompenza alguna por esto. dijo altivamente al mercader, suficiente gratificación sera el haber traído a ... esta niña ... con su familia.

El mercader asintió, La señora René ya me ha recompensado por adelantado. Sin decir mas, me retiro. Dijo y me observó con un dejo de tristeza y se marchó.

Así que eres la hija de René, dijo la mujer mientras tomaba asiento. Dudo que ella te haya enviado así sin más después de haberle dado la espalda a su familia por aquel hombre. Mientras decía eso el rostro del hombre se ensombreció y le dirigió una mirada fulminante.

Reuní mi coraje para hablar aunque apenas audible dije: Mi madre murió hace algunos días atrás... mi padre hace un poco más de un mes.

Al decir eso me pareció notar una leve mueca del rostro del hombre, la mujer cerró su abanico de golpe haciendome saltar del susto, con molestia dijo: Deberé enseñarte como te debes dirigir a otros, deberás empezar a comportarte como un miembro orgulloso de esta familia, al fin y al cabo no podemos dejar que nuestro linaje se disipe. Deberás llamarme Señora Liliana cada vez que te dijiras a mi, ahora iré a preparar lo necesario para tu estadía.

Cuando ella dejó la habitación, el hombre relajó su postura y su expresión, ya no se veía tan severo. Soy Teynan, el hermano menor de tu madre, dime ¿ella te contó algo sobre nuestra familia?. Moví la cabeza en forma de negación. Ya veo, entonces tendremos una larga conversación, pero eso será cuando estes lista y sepas lo suficiente de este mundo, sé que has tenido un largo viaje para llegar aquí, descansa tranquilamente y desde mañana comensarán tus lecciones. Espera en esta habitación, enviaré a una criada que se encargara de ti, lo que necesites debes hablarlo con ella.

Se levantó y se dirigió al puerta, cuando estaba por salir se detuvo y volteó a decirme:

En la cena conoceras a mis hijos Elías y Lisbet, espero puedan llevarse bien y se apoyen.

Esperé pacientemente, quizás unos minutos, quizás unas horas, no lo sé con certeza porque me perdí en la maravillosa vista que tenía del jardín; de pronto me sobresalté cuando escuché a mis espaldas el lento abrir de las puertas del salón.