Cielo e infierno, dos conceptos que se extienden entre todos los humanos de una manera u otra. Todas las culturas y diferentes civilizaciones tienen algo que representa estas creencias.
Nirvana, valhalla, aaru, los campos elíseos, son solo unos pocos ejemplos de los tantos cielos que hay. Lugares donde habitan los dioses o los propios humanos consiguen una esencia prácticamente divina. Un sitio donde las personas vivirán felices para siempre. Esa parte donde residen los justos, los "buenos".
En contrapartida tenemos el infierno, naraka, el hades, helheim y muchos más, todo lo contrario a lo anterior. Un lugar de sufrimiento, una cárcel. La contraparte donde la gente "mala" es condenada para toda la eternidad.
No importa de dónde seas, las personas tienden a creer que después de la muerte hay algo. Estas creencias se han usado siempre para el bien o para el mal. Si haces el bien serás salvado, si haces el mal serás castigado… Para mí no son más que puras maneras de controlar la mente de las personas.
Los que se consideran buenos no siempre son buenos y los que dicen ser malos tampoco tienen porqué serlo. A causa de eso, me parece completamente impensable que existan tales lugares, puesto que... ¿quién decide qué es el bien o el mal? ¿Hay un tipo o tipa ahí juzgando todas las acciones de todo el mundo?
Entonces… ¿por qué los distintos "cielos" tienen valores parecidos pero a la vez distintos? En un "cielo" irán los que no han matado nunca a nadie, mientras que en otro irán los grandes guerreros que han vencido a ejércitos. Y en uno de estos "infiernos" incluso llegan a ir los que simplemente mueren por vejez o enfermedad sin haber conseguido nada heroico en su vida, aunque no hayan hecho nada malo… Bastante contradictorio.
Siendo así, ¿la gente termina en el cielo en el que cree? ¿En el infierno en el que cree? Entonces, yo que no creo en ningún cielo ni infierno, ¿dónde terminaré? Solo puedo pensar en uno, puesto que el único cielo en el que creo es…
***
En el interior de una oscura cueva, únicamente iluminada por el tenue brillo de la roca fundida, un hombre vestido con ropas sacerdotales leía atentamente un grueso libro.
—¿Es este el lugar? —otro hombre se le acercó.
—Sin duda alguna. La pared que separa ambos mundos se encuentra justo delante nuestro.
—Entonces por fin podemos…
El hombre vestido de sacerdote cerró bruscamente el libro y negó con la cabeza en abatimiento.
—No es tan simple. Aunque la pared sea fina, ni juntando todo nuestro poder seremos capaces de hacer una brecha en ella.
—Entonces, ¿aunque hayamos llegado hasta aquí no podemos continuar?
El sacerdote se puso la mano en la barbilla con los ojos cerrados.
—Bueno, puede que tengamos una pequeña oportunidad.
Abrió de nuevo el libro y empezó a pasar página tras página hasta encontrar lo que buscaba en concreto.
—Si conseguimos generar un poco de energía divina hay bastantes posibilidades de que podamos abrir la brecha. Pero para ello necesitamos dos cosas: preparar un complicado ritual aquí mismo, y la segunda… enormes cantidades de maná de una naturaleza opuesta a la nuestra.
El otro hombre asintió.
—Entonces básicamente necesitamos que el cielo nos mande un regalo.
***
Un enorme túnel de pura oscuridad nos trasladaba. Era la primera vez que entraba en uno estando consciente. La sensación de viajar a altas velocidades dentro de un enorme espacio negro sin nada a nuestro alrededor daba un poco de miedo.
—¡¿Qué es este lugar?! ¡¿Seguís por aquí?! ¡Decid algo! —gritaba Calitia en pánico.
—Estamos aquí, ¡justo a tu lado! —contesté cansado de sus gritos.
—¡Ignórala! Para empezar, no tendría ni que estar aquí ¡Ella se lo ha buscado!
—No… No… ¡No me gusta estar completamente a oscuras! Si por lo menos nos pudiéramos ver entre nosotros no asustaría tanto.
[Puedo iluminar un poco.]
Pyro se encendió en llamas, cosa que no hizo cambiar absolutamente nada a nuestro alrededor.
[¿Mejor?]
—¡Para nada,a parte de veros a vosotros todo sigue absolutamente a oscuras!
—¡No es para tanto! ¡Además, si tanto te molesta no deberías habernos seguido! ¡Nadie te quiere aquí! —terminó reprochándo Raidha.
—De verdad, ¿cómo podéis estar tan tranquilos vosotros dos?
—Bueno, tanto Raidha como yo podemos ver en la oscuridad… Supongo que eso cambia bastante las cosas…
—¿Queeeeeé? ¡Claro que cambia las cosas!
—¡AAAAAAAAAAAAAA! ¡Cállate de una vez, eres terriblemente molesta! ¡Enseguida salimos!
-Esto está siendo el viaje más ruidoso que hemos tenido nunca.
—Sí... Mirad, ahí está la salida —dije apuntando a una luz que se abrió delante nuestro.
Llegamos al final del túnel y salimos al nuevo mundo que nos aguardaba, ¿qué nos esperaría esta vez?
—¡¿Veis?! No ha sido para tant… ¡OOOOOOOOOOOOO! —empezó a gritar Raidha nada más salir.
—¡Ese grito no me ha gustad…¡OOOOOOOOOO! —le siguió Calitia.
—¡Dejad de gritar las d...¡OOOOOOOOSSSSSS!
[¡Ah! ¡Esperad a pyro!]
—¡¡¡¡WAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!!!! —gritamos los tres a la vez.
… y, como decía antes… El único cielo en el que creo es, el de ¡¡¡¡DESDE DÓNDE ESTOY CAYENDOOOOOOOOO!!!!