Vista de Alexandra:
Y con una única meta en mi mente fue que inicie este camino, había conseguido algo de información, encontrar nuevas pistas que dejé más evidentes a la guardia de los pueblos más cercanos para intentar así que estos logren trazar un mapa. En verdad con cada pista podía darme cuenta más de que clase de persona era aquella que causaba tanto sufrimiento, cortando pedazos de las personas, nunca sus cuerpos completos. E incluso encontré órganos vitales, corazones, cerebros.
Lo extraño es que todo terminaba por ser una especie de juego, ya que al ordenar las partes... bueno, fue rebuscado, pero sentí que alguien no de este mundo lo estaba haciendo. Por ello empecé a traducir, inglés, ruso... Francés. En francés las partes formaban una pista. Aquello me abrió los ojos sobre qué clase de persona podía ser la amenaza. Era alguien de la tierra, una persona que logró cometer tanto dolor sin ninguna clase de pena alguna por los habitantes de este mundo.
Y por ello había conseguido llegar a su locación... En mi mente era algo que nunca esperaba encontrar, pero podía ver cómo todos los cuerpos de aquellas personas secuestradas formaban una especie de palacio. Vivas, en sufrimiento, gimiendo y mirando con ojos totalmente vacíos hacia el cielo. Y allí pude fijarme mejor y observar. Una sonrisa de dientes perfectos, cabello corto y con un tono morado... Rosa por sus extremidades y hasta observando me victorioso.
G: "Oh... ¿Vienes a unirte a la colección? Qué adorables son las representaciones de mi mente~... En la tierra era el único con conciencia, pero por fin empieza a demostrarse aquí. Justo cuando deseaba una sirvienta nueva"
Una cosa que recién pude notar fue lo menos evidente... Todas las partes quitadas fueron reemplazadas por una versión de las mismas que tenían ese color rosado y se mezclaban con negro. El enojo en mi rostro iba a la par con el asco. Y su comentario me dió aún más asco. Lanzando una mirada fulminante sentí el calor en mi cuerpo aumentar, mientras que mi corazón latía más y más rápido.
G: "Vamos, todas las mujeres han de servirme... No te resistas, se una niña... Buena~"
Nunca me agradó mi cuerpo como una orco, tan poco elegante y delicado... Pero justo ahora era lo suficientemente expresivo. Furia e indignación, ambas juntandose mientras que mis hachas aparecían en mis manos y él sacaba una serie de agujas que parecían aparecer en sus manos.
Cómo si no fuese a hacer nada las lanzó, gracias a nuestro entrenamiento corporal pude notar que se dirigían a lugares que podían llegar a paralizar. Incluso por puros reflejos moví mi cabeza, esquivando una que venía inexplicablemente desde la parte opuesta a mi vista. Mis ojos se cerraron un segundo, mi respiración se calmó y en menos de un parpadeo estaba enfrente suya. Cómo un trueno, un estruendo me siguió. Hachas en horizontal de cada lado intentaban cortar el cuerpo delgado de aquella cucaracha.
Sus ojos no dejaban de mirarme y yo no podía evitar devolver la mirada, cuando ese rostro tan hermoso pero perverso me miraba sentía un escalofrío con fuerza. Mis instintos estaban confusos y hasta me decían de someterme.
Llegaba a tanto la sensación que disminuí la velocidad de mi golpe para que pueda esquivarlo. Una lluvia empezaba a caer, y él se alejó de su "hogar"
G: "Me avisó algo de una... Campeona de las tormentas... Lindo nombre, pero yo soy el campeón de todo."
Aquella capacidad que él tenía para ser tan atractivo y molesto era un peligro en mi contra. En el sentido que quería golpear su hermosa carita y también besarlo... Ugh, si solo no fuese una orco y fuese una humana. Intentaba golpearlo, y me dejaba golpear, inclusive utilizando mis armas electrificadas como contra Gabriel no podía herirlo, era tan pero tan molesto... Tan pero tan lindo, mi mente me jugaba malas pasadas, y hasta me reía tontamente cuando él daba algún que otro chiste o comentario mínimamente gracioso. Aún así, en mi interior y en el exterior la tormenta se hacía más y más fuerte, más y más notable. Tanto que seguramente llegaría hasta los pueblos cercanos y lejanos. No era mi intención herirlos, mucho menos causarles algún mal.
"¡Muere! ¡Por qué torturas a todos!"
G: "Tortura? todas querían luchar... Pero me pidieron esto... La única que sí quizá luchó fue una bárbaro muy idiota... Aunque se mueve muy muy bien y después de quitarle esos brazos aprendió muy rápido a usar los nuevos~"
Me sentía extraña por saber lo que le hizo a la madre de Gabriel y querer que me haga lo mismo... Aunque... Quién era Gabriel de todos modos, un salvaje y estúpido que apenas si podía poner un par de palabras.
G: "Ya ni intentas golpearme... Vamos, no molestes más~"
Me tomó de la garganta, y aunque podría reventar su cabeza con mis manos sentí la necesidad de soltar mis hachas... Me estaba rindiendo, su toque era suave. Y aunque la tormenta se volvía más y más furiosa no pude resistirme a él... Nunca pude hacerlo.