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Capítulo 44

Tan solo pasaron dos semanas cuando recibí una llamada por parte de Susi, quien, en medio de la emoción y el miedo, comentó que había formado una denuncia contra su padre.

Al principio se le escuchaba algo nerviosa, pero conforme me fue explicando lo que le dijo el abogado, empezó a sentirse segura.

Es por eso que le propuse encontrarnos en un café, aunque prefirió visitarme en casa, pues quería ver a mamá, a quien empezó a considerar una figura materna.

Por eso bajé rápido a la sala de estar, donde mamá solía pasar sus ratos libres, y le dije que Susi nos visitaría, razón por la cual fue a la cocina para preparar café y servir unas galletas de mantequilla.

Mamá también le tenía cariño a Susi, sobre todo por lo que sabíamos de ella. Lo más que podíamos hacer era demostrarle que siempre estaríamos ahí para apoyarla y hacerle saber que no estaba sola.

Susi llegó al cabo de media hora. Se le notaba aliviada cuando se sentó en el sofá de nuestra sala de estar; era como si en casa se sintiese protegida.

Supuse desde ese mismo instante que todo se debía al temor a las represalias de su padre, pues ya en ese entonces este estaba enterado de la demanda. De hecho, la visita de Susi tenía varios motivos en los que nos vimos en la necesidad de involucrarnos por su bien.

—Sé que mi visita es inesperada y que hace varios días que me fui a mi apartamento, pero otra vez me veo en la necesidad de depender de su hospitalidad —comentó cuando mamá colocó la bandeja en la mesa del centro.

—Aquí siempre eres bienvenida, querida —respondió mamá con amabilidad.

—¿Qué sucede? —pregunté temeroso.

—Bueno, te dije que ya se formó la demanda contra mi padre, pero no te comenté que lo hice hace unos días, por lo que ya mi abogado pautó fecha para un juicio —respondió.

—¿Un juicio? —pregunté confundido—. ¿Para qué? Se supone que las pruebas son suficientes. Es más, tu papá ya debería estar bajo custodia de las autoridades.

—Papá formó una contrademanda por difamación, y recuerda que no se trata de cualquier persona, es uno de los empresarios más importantes del país —respondió.

—Aun así, tienes pruebas que no se pueden refutar, a tu abogado le faltó habilidad a la hora de formar la demanda… Eso no me cuadra, déjame contactar a mi hijo para consultar algo —intervino mamá, quien se levantó para ir a la cocina y llamar a mi hermano.

Susi y yo quedamos a solas, en medio de la incertidumbre y el temor de que antes de que se llevase a cabo el juicio, ocurriese un imprevisto que dañase su integridad física.

—¿Acaso tu papá cree que tiene la oportunidad de ganar? —pregunté.

—Eso creí, pero cuando consulté esta mañana con el abogado, me pidió que no me preocupase, que todo se trata de una estrategia —respondió.

—Me parece muy osado de su parte. Debió presentar las pruebas desde un principio, aunque supongo que pensó que bastaba con que se tratase de una demanda por abuso sexual y maltrato infantil.

—Bueno, Noel comprendió la posición de tu abogado —intervino mamá—. Me dijo que ir contra gente poderosa no es tan sencillo como hacer una demanda y ya, porque se corre el riesgo de que haya tráfico de influencias y la evidencia se pierda… De hecho, reconoció su audacia.

—Supongo que la estrategia de tu abogado era buscar la contrademanda —dije.

—Es lo que pienso. Además, papá no tiene idea de dónde estoy, ni sabe de ti, por eso vine a esconderme hasta el día del juicio —comentó Susi.

—Entonces, a esperar con calma, es lo mejor que podemos hacer, y aquí puedes estar todo el tiempo que necesites —dijo mamá.

—¿Cuándo es el juicio? —pregunté.

—El miércoles que viene... Papá agilizó todo para acabar con eso de una vez por todas. A lo mejor piensa que estoy siendo caprichosa. De hecho, acaba de suspender mis tarjetas de crédito y todos los lujos de los que él se hacía cargo, aunque antes, jugué rápido y pasé el dinero a una cuenta personal que abrí hace poco.

—Estás en plena guerra contra tu padre, eres muy valiente —dije.

—Ah, y quería pedirles otra cosa —musitó avergonzada.

—¿Qué cosa? —preguntamos mamá y yo, casi al unísono.

—Me gustaría que asistiesen al juicio, no quiero estar sola en un día tan importante.

—¡Puedes contar con nosotros! —exclamó mamá, quien desde entonces se autoproclamó la protectora de Susi.

La noche anterior al juicio, me encontraba revisando mis redes sociales y respondiendo a todos los comentarios nuevos que recibían mis videos, en los que aclaraba que no volvería a crear contenido por motivos personales.

Incluso, me vi en la necesidad de hacer una publicación con la que tuve la valentía de despedirme de mi etapa como creador de contenido, lo cual causó furor entre la mayoría de mis seguidores.

 

Muchas cosas han pasado desde que dejé de priorizar la creación de contenido.

Son temas personales que no quiero revelar por vergüenza. Pero es a raíz de mis experiencias, tropiezos en su mayoría, que el día de hoy, tomo la decisión de no subir más videos… Espero que me puedan comprender y acepten que estoy por iniciar una nueva etapa en mi vida.

Quiero hacer cosas que aseguren mi futuro y me mantengan en el camino correcto.

Sé que estas palabras no expresan lo que quieren leer, y ni siquiera todo lo que quiero decir, pero en resumen, se puede decir que me cansé de crear contenido.

Dicho esto, aprecio el apoyo que me han brindado desde mis comienzos y agradezco de corazón que me hayan hecho crecer tanto en estas plataformas. Hubo un tiempo en que hacer videos me divertía y lo hacía por hacerlos reír a ustedes… Así que, un millón de gracias por todo, los amo y espero que estén todos muy bien.

 

Siendo honesto, no esperaba que el mensaje causase tanto revuelo, pero la mayoría de mis seguidores empezaron a comentar la publicación para demostrar su descontento. Era evidente que no les gustaba mi decisión, aunque esto, por suerte, no implicó que no me respetasen, pues a pesar de no gustarle lo que había dicho, entendieron lo que quise transmitir y me apoyaron.

Hubiese seguido leyendo los comentarios y respondiéndolos también, en cada uno se notaba el apoyo y el cariño de la gente, eso me hizo muy feliz, pero me distrajo que tocasen la puerta de mi habitación, por lo que pedí que entrasen; era Susi.

—Es una gran decisión —dijo al entrar.

—Supongo que es la mejor, porque no me siento capaz de crear nuevo contenido —respondí.

—Admiro que hayas dado un gran paso, eso me inspira y me tranquiliza un poco, mañana es mi turno —comentó.

Susi se sentó en el borde de mi cama y me miró fijamente a los ojos. A lo mejor quería que me sentase con ella, pero no me percaté de ello, por lo que se tomó el atrevimiento de acostarse conmigo y abrazarme.

—Me gusta cuando compartimos la cama, pero me aflige que no sienta amor por ti… Me hubiese gustado poder enamorarme de ti —musitó.

—Simplemente, no conectamos en ese aspecto, pero al menos tenemos la fortuna de querernos como amigos —dije, girándome hacia ella y acercándome para besar su frente.

—¿Crees que mañana todo salga bien? —preguntó.

—Tengo la certeza de que así será.

—¿Por qué?

—Porque no sería justo que la vida te castigue más de lo que lo ha hecho, aunque aplicando el sentido común, es porque confío en la estrategia de tu abogado… Las pruebas causarán revuelo y dejarán a la defensa de tu padre sin argumentos.

—Gracias, era todo lo que quería escuchar —dijo.

Susi hizo el intento de levantarse, pero impedí que lo hiciese tomándola del brazo.

Susi se mostró algo confundida, aunque no opuso resistencia y se quedó, entendiendo que lo que quería esa noche era dormir a su lado. Su presencia me generaba paz, por eso pude conciliar el sueño rápido, a la vez que, de esa manera, esperaba que ella encontrase mayor seguridad y tranquilidad para enfrentar el juicio.