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Señor Presidente: Usted es el padre de mis trillizos

—M... ¡Marissa! ¿Son mis hijos? —Los ojos de Rafael no se apartaban del rostro adorable de los niños. —No, Rafael. No lo son —dijo Marissa con una sonrisa fingida—. No son tuyos. ¿Recuerdas? —pestañeó de manera bastante dramática—. ¡Nunca nos casamos! Valerie Aaron, la hermana mayor de Marissa Aaron, dejó plantado a su novio ciego el día de su boda y se fugó. Para salvar las apariencias, la familia de Merissa le rogó que se casara con Raphael Sinclair. ¿La ironía? No se le permitió decirle a su esposo ciego que ella no era Valerie sino Merissa Aaron. El día de la exitosa cirugía ocular de Raphael, Marissa se enteró de que Valerie había vuelto para tomar su legítimo lugar como nuera de Sinclaire. Marissa intentó explicarle a su esposo que ella era la que estaba casada con él, pero él no le creyó. En vez de seguir convenciéndolo, la desconsolada Merissa decidió dejar la ciudad sin contarle su secreto. Raphael Sinclair era la definición clásica de una belleza impactante y era el único heredero del grupo de industrias Sinclair. ¿Qué haría él cuando se enterara que todo este tiempo la mujer que le ofreció su amor y su cuerpo no era Valerie sino su hermana menor Marissa Aaron? ¿Cómo reaccionaría al saber que era el padre de los bebés que Marissa llevaba en su vientre? ¿Iría tras Marissa para recuperarla? ¡Y la pregunta del millón! ¿Podrá Marissa alguna vez perdonarlo y volver a amarlo?

JessicaKaye911 · Urban
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390 Chs

¡Secuestrado!

Mientras se arreglaba, Marissa no sabía si Rafael planeaba volver a casa o saltarse la oficina.

No tenía ropa de oficina y estaba dispuesto a dejarla allí.

—Ya me has proporcionado un coche oficial y un chófer. Entonces, ¿por qué pasar por esas molestias? —le preguntó, mirando a través del espejo.

Él estaba acostado en la cama, con los brazos cruzados detrás de su cabeza.

Ella estaba aplicándose un tono de lápiz labial nude y por alguna razón, todo se sentía demasiado íntimo. Se sentía como si se estuviera arreglando como lo haría cualquier esposa normal y él la observaba a través del espejo... como... como... como un esposo atento.

Marissa evitó su mirada y mantuvo su enfoque en su rostro. Sus ojos la ponían nerviosa.

—Umm. Puedes ir y sentarte en el coche. Saldré en unos minutos —sugirió tratando de sonar lo más indiferente posible.

Pero él tenía una sonrisa cómplice en su rostro, —¿Por qué? ¿Hay algo mal?

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