—La expresión de Qiao Nian se oscureció —preguntó—. ¿Es porque esta piedra es barata que puedes cortarla sin más? ¿Realmente eres un cortador calificado?
—Un destello de impaciencia cruzó el rostro de Zhang Yong mientras decía enojado—. Es imposible que una piedra tan barata tenga buen jade. ¡Una aficionada como tú no debería hablar tonterías si no entiendes!
—Qiao Nian se acercó a Zhang Yong y dijo fríamente—. ¡Entonces la cortaré yo misma!
—Cuando los demás escucharon las palabras de Qiao Nian, todos quedaron estupefactos.
—Incluso Lu Zhu y Qiao Yu, que habían llegado desde lejos, estaban un poco sorprendidos.
—No esperaban que Qiao Nian supiera cómo cortar piedras en bruto.
—La mirada de Ah Rao se posó en el rostro de Qiao Nian, y las comisuras de sus labios se curvaron ligeramente. No esperaba que la empleadora que Hermano Ah Zhou había organizado para él fuera tan interesante.
—Mira cómo finge otra vez. ¡Cree que es una maestra! —exclamó alguien.
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