—¿Crees que estas cadenas pueden detenerme? —preguntó Ezequiel—. Si quería, podría romper estas cadenas en un abrir y cerrar de ojos.
—Sé que no pueden —respondió Gabriel con la misma calma—. Él había pasado tiempo con Ezequiel. ¿Quién podría conocerlo mejor? Gabriel sabía exactamente de lo que Ezequiel era capaz, y estaba claro que estas cadenas no podían detenerlo.
Sin embargo, detenerlo no era su plan. Esperaba que Ezequiel estuviera confundido ya que era una persona orgullosa. Sin embargo, Gabriel también sabía que si había una batalla, entonces la mejor persona para enfrentar a Ezequiel era él mismo.
¡La mayor fortaleza de Ezequiel era la Energía Abisal! Era la misma energía que no tenía efecto sobre él. Ese veneno no afectaba a Gabriel. Sin embargo, incluso sin la Energía Abisal, la brecha entre los dos era significativa.
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