DE VUELTA A CASA 2

Anna y Noah finalmente llegaron a la mansión de la familia Sui. A diferencia de Anna, que tenía una expresión de temor en su rostro, Noah estaba tranquilo y relajado. Estaba feliz de finalmente conocer a su familia.

Aunque no estaba contento de que ella tuviera que quedarse aquí por unos días o incluso semanas. —Sólo será por un tiempo —Noah intentó aliviar su humor.

Él salió del coche con Anna. —Ven aquí —estiró sus manos hacia ella y ella colocó sus manos en las de él.

—Si me sujetas así, ¿cómo vamos a convencerlos de que somos solo amigos? —ella preguntó preocupada, asomándose alrededor solo para asegurarse de que nadie los viera.

—Hablas como si no pudieras esperar a estar lo más lejos posible de mí —él entrelazó sus manos juntas, metiéndolas dentro de su bolsillo.

Anna mordió el interior de su mejilla ante sus palabras, no lo decía de esa manera. Si había alguien considerado y paciente con ella, ese era Noah. —No lo decía en ese sentido.

—Lo sé —dijo Noah mientras se acercaban a la mansión. Cuando llegaron a la entrada de la mansión, la ama de llaves abrió la puerta para su pequeña señorita antes incluso de que tocara. Fue porque vio llegar su coche y quería saber quién estaba visitando.

—Señorita Anna —exclamó Gina abrazando a su pequeña señorita y Anna le correspondió el abrazo. Extrañaba a todos en casa, aunque solo habían pasado unos días desde que se fue.

—Gina.

—Estoy tan contenta de que hayas vuelto señorita, todos te extrañaban —la mujer irradiaba felicidad.

—¿Incluyendo al abuelo? —Anna preguntó y la sonrisa de la mujer decayó un poco, pero luego sonrió de nuevo.

—Sí, él fue quien más te extrañó —dijo Gina.

—¿Dónde está todo el mundo? —los ojos de Anna se movieron tratando de echar un vistazo dentro de la casa.

—Tus tías están con el general, no ha sido el mismo desde que te fuiste. Ven, te llevaré a él —la ama de llaves no se había molestado en mirar al hombre que había llegado con su pequeña señorita hasta ahora.

Su mirada se fijó en él, sus ojos se abrieron de sorpresa y todo su ser parecía congelarse en el lugar. La sombría y precavida figura ante ella la mantuvo cautiva, y no pudo apartar la mirada. La frialdad en su mirada superaba cualquier cosa que ella hubiera encontrado antes. Ni siquiera el infame General Sui podía superar a este hombre. Este hombre era el diablo.

Gina se preguntó qué estaba haciendo su señorita con un diablo como este. Un diablo guapo. Es obvio que la ha seducido con su atractivo. Esperaba que su señorita supiera lo que estaba haciendo.

La gran figura de Noah se movió a través de la puerta mientras sus ojos escaneaban la mansión.

—¿Es este el lugar donde creció su esposa? —se preguntaba. Parecía... demasiado pequeño, comparado con su mansión familiar, pero era una mansión acogedora —pensó. Noah no notó a la mujer que se congeló frente a él hasta que se giró para mirarla.

La línea de visión de Anna también siguió a Gina y sus ojos cayeron sobre Noah. —Gina, este es Noah, mi... .

—Novio —Noah respondió antes de que Anna le diera un estatus inferior. Entrecerró sus ojos ante su reacción sorprendida a sus palabras.

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—¿Ella planeaba darle el estatus más bajo? Anna apretó los dientes ante sus palabras. Habían acordado en el coche que solo lo iba a presentar como un amigo, no como novio. ¿Está planeando matarla?

Aunque su abuelo quería que se casara, no quería a otro hombre que no fuera Mack. Para él, Mack estaba hecho para Anna ya que habían estado juntos durante mucho tiempo. Era justo que terminaran juntos.

—Debe haber un malentendido —Anna se rió—. Es solo un amigo, Gina —dijo rápidamente.

¿De verdad esta mujer acaba de rebajarlo de su estatus de marido a un mero amigo?

—¿Cómo puedes dirigi...? —Ella rápidamente cubrió su boca con sus manos. Su pequeña palma estaba colocada sobre sus labios en un intento de impedirle hablar, pero este diablo besó su palma en su lugar y ella rápidamente la retiró a su lado.

Gina observó a ambas personas. ¿Realmente están mostrando sus afectos delante de ella? Sonrió. Pero tan rápido como vino la sonrisa, fue reemplazada por preocupación.

Ella sabía que Mack existía y mientras Mack existiera, Anna nunca terminaría con otro hombre. De hecho, la llamada solo fue una artimaña de su abuelo para traerla de vuelta a casa y obligarla a casarse con Mack, ya que ella sí regresó.

Gina sabía que aunque su pequeña señorita aún era muy joven, no era estúpida. Sabía que había una razón por la que Anna estaba dispuesta a romper su relación de siete años con Mack.

—Prometiste no decir ni una palabra —susurró ella.

—No cuando tú no puedes cumplir tu parte del trato —Noah dijo en tono burlón, metiendo sus manos en su bolsillo.

—Yo no dije nada malo —Anna se defendió.

—No seré degradado al nivel de un amigo. Soy tu novio como Gina ya sabe —declaró y Anna no pudo protestar en su contra. Ella no tenía la fuerza para discutir y simplemente dejó que él ganara.

Todo lo que quería era ver a su abuelo enfermo del que su tía le había hablado.

—Gina, por favor llévame con el abuelo —dijo Anna para que la mujer le mostrara el camino.

—Puede esperar aquí, señor —informó Gina a Noah, quien se acomodó cómodamente en el sofá. Gina llevó a Anna a encontrarse con su familia.

Noah no discutió con la ama de llaves sobre no acompañar a Anna, aunque todo lo que quería hacer ahora era estrangular a ese viejo hasta la muerte por las noches sin dormir que tendría por unos días.

No podía esperar para ver al problemático viejo que había decidido invadir su paz y su privacidad. Una cosa que odiaba más que nada era compartir. Detestaba compartir sus propiedades y la idea de compartir a su preciosa por unos días le irritaba.

—¿Necesita que le consiga algo, señor? —Gina había vuelto y esos oscuros y fríos ojos encontraron los de ella.

—¿Dónde está mi esposa? —preguntó Noah. No le importaba si la mujer sabía sobre su secreto o no, pero cuanto antes lo supieran, mejor. No podía entender por qué Anna tenía miedo de contarle a su familia, no es como si ellos pudieran llevársela de él.

—Perdóneme señor, ¿esposa? —Gina preguntó de nuevo, sus ojos asombrados no volverían a la normalidad tan pronto.

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