Las esposas se sentaron y escucharon todo lo que Nyx tenía para decir sin intentar apresurarla.
Cuando finalmente terminó de hablar, las esposas se miraron entre sí como si estuvieran tratando de llegar a algún tipo de decisión.
Ya que podía notar que necesitaban solo un poco más de impulso, pensó en una manera de asegurar su asistencia.
—Qué les parece esto. Ya que estoy segura de que están cautelosas de entregar su poder a alguien a quien no conocen, las invito a pasar un breve período observando a mis hijos.
Este giro de los acontecimientos ciertamente tomó a Abadón por sorpresa.
Nyx no le parecía una diosa particularmente paciente, y aún así estaba dispuesta a darle a Abadón y a sus esposas el tiempo que necesitaban para deliberar.
—Creo que aceptaremos esa oferta. Nos esforzaremos por no hacer esperar demasiado a usted o a sus hijos.
—Asegúrense de no hacerlo. Su seguridad es primordial para mí.
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