—Han pasado 30 minutos desde que terminó la batalla y el último humano murió.
—La sangre se había vuelto líquida una vez más y actualmente estaba regando la hierba.
—Por otro lado, los Rabisu estaban comiendo como si no hubiera un mañana y ni siquiera dejaban atrás los huesos de los ejércitos enemigos.
—Actualmente Exedra estaba sentado con las piernas cruzadas en el suelo.
—Sus heridas habían dejado de sangrar y le había resultado un poco más fácil mover su cuerpo.
—Pero si le preguntaras si se sentía mejor, su respuesta sería un rotundo no.
—Él sabía muy bien que lo peor estaba por venir.
—¡Idiota! —exclamó Lisa.
—¡Obstinado imbécil! —gritó Valerie.
—¡Tonto! —reprendió Lailah.
—¡Idiota suicida! —acusó Bekka.
Las esposas de Exedra finalmente habían dejado de llorar hace unos cinco minutos.
—Pero desde entonces le habían estado echando una buena regañina.
—Ni siquiera estaban preocupadas por la reina vampiro en ese momento.
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