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Legado - Parte 3

Esto en serio es un problema…

-...

Tanto mi cuerpo y mis emociones eran un caos.

Mi ropa estaba rasgada y sucia, otra vez. Tengo heridas que sangraban, otra vez… pero esta vez, era diferente.

Esta vez, yo fui quien inicio todo.

Soltando la camisa de un chico que no conocía, estaba desmayado por los golpes que le había dado. Creo que de los 25 que había… él era último.

Examino mi alrededor, y los cuerpos inconscientes de los chicos que estaban reunidos llenaban el lugar.

Antes de que me diera cuenta ya estaba peleando contra ellos. Era la primera vez que peleaba contra tantos, no eran buenos pelando, pero muchos traían armas peligrosas, como palos y tubos de metal. Ese si fue un problema.

Pude evitar la mayoría de sus ataques, aunque en algunos no tuve tanta suerte… aún puedo sentir un dolor punzante en mis huesos.

No sabía que tanto puede resistir mi cuerpo a esos golpes, pero puedo estar seguro de que no quiero recibir mucho de esos. Tengo que trabajar en eso.

A pesar del extraño estado de ánimo que tuve antes, luego de que acabo, ahora puedo pensar con más claridad y de darme cuenta de algunas cosas.

Ya no tiene sentido seguir sintiéndose así… aunque ese extraño malestar seguía pesando en mis hombros.

Observando los chicos a mis pies. Tenían el mismo uniforme que los de aquellas ves con Ari… deben de ser sus compañeros buscando venganza.

Querían atraernos primero con poca gente para luego acabarnos con este grupo. Si no hubiera acabado con ellos aquí, probablemente hubieran alcanzado a Chris y a Ari…

-Haaaa…

De solo pensarlo me hace recordar lo otro... no podía quitarme esa escena de mi mente.

A pesar de que todo termino así, no me siento satisfecho… más bien.

¿Era necesario que viniera…? No importa… lo que está hecho, hecho está.

-Será mejor que nos dejen en paz. No tengo tanto tiempo para gastarlo en ustedes.

Deje esas palabras al aire, no sé si están conscientes para escucharlo, pero es mejor hacerlo a que no.

Empiezo a caminar y a revisar mi estado. Desastroso quedaría corto…

Mi cara está golpeada y mis manos están rojas e inflamadas por los golpes. No tengo como ocultar esto de mi mamá.

Intentaré arreglarme los más que pueda en el camino, también tengo que apresurarme, ya he gastado mucho tiempo… estoy en muchos problemas.

Y creo que un "Me caí de una escalera" ya no funcionaría como excusa.

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A pesar de lo que paso, aún me sentía un poco culpable. Me preguntaba si me había equivocado en algo, si las cosas hubieran pasado de otra forma.

Pero por más que pensaba… cosas que no quería pensar llegaban a mi cabeza.

Como talvez… si tan solo no los hubiera... no, solo olvidémoslo.

Con todo y eso, ya había llegado a mi casa.

Intente lo más que pude de cubrir la suciedad de mi cuerpo, mi ropa toda dañada y las heridas en mi piel, y el resultado fue miserable.

Era imposible tratar de ocultar esto, y ya estando en la puerta de mi casa, me hace cuestionarme si debería entrar o no.

Si voy a donde Sir y Colette, talvez pueda limpiarme. De todos modos, con una excusa podría evitar las sospechas y evitar los regaños.

Tome unos segundos para decidir.

No… no tiene caso, le había prometido que no les ocultaría nada. En fin, no hice nada malo, solamente fui en ayuda de mis amigos y resulto de esa forma, no hay necesidad de ocultar eso.

-Hah… bien.

Tome el pomo de la puerta y entro a la casa.

-¡Estoy de vuelta!

Anuncie mi llegada como siempre, y de inmediato me puse nervioso, como si la confianza que tenía se hubiera esfumado. No me gustaba ser regañado.

Pero no hubo respuesta de nadie, me pareció muy extraño no escuchar ninguna respuesta.

-¡Hola! ¡¿Hay alguien?!

Alcé mi vos de nuevo mientras caminaba por el corredor hacia la sala, sin ninguna respuesta, me hace creer que no había nadie.

Era algo impensable, no había forma de que todos salieran.

Después de todo… ella aun…

-¿Mamá…?

Esas palabras salieron solas.

Al no oír ninguna respuesta, me imaginé algo horrible.

Pero no había manera de que algo así pasara… sí, estoy seguro que me recibirá como siempre… sí, estoy seguro...….

¿Entonces por qué estoy tan asustado?

-Oigan, ¿Por qué no dicen… na…? ¿…. Eh….?

Llegando a la entrada del comedor.

El lugar donde siempre había alguien esperándome feliz de verme. Algo que me hacía sentir aliviado.

Ahora… me había quedado sin habla.

Las sillas del comedor estaban en el suelo tumbados.

Trozos de lo que parecían ser el teléfono esparcido por la habitación.

Y el cuerpo de mi madre en suelo, con un pequeño rastro de sangre que salía de su boca, estaba jadeando con fuerza, parecía no poder respirar, su cara reflejaba dolor mientras que sudor corría por su pálida piel.

Mirando tal escena que parecía una pesadilla.

Mi cuerpo y boca temblaban sin parar, mi respiración se volvía irregular.

Un nudo se hizo en mi garganta y mi corazón no dejaba de latir con fuerza.

Ya no sabía de qué color estaba mi rostro, o que expresión caótica estoy poniendo.

Pero, ya no podía más.

-¡¿Mamá?! ¡Mamá! ¡¡Oye, Mamá!! ¡¡¡MAMÁ!!! ¡¡¡MAMÁ!!!

Desesperado grité.

Me acerqué rápidamente. La sangre que estaba en piso manchó mis pantalones y manos mientras movía su cuerpo, pero eso no me importaba ahora.

-¡Mamá, ¿Qué paso?! ¡¿Qué te paso?! ¡Resiste!

-Haaah… Hah… Haah…

Su respiración estaba desequilibrada. Concentrada en llenar de aire sus pulmones, parecía estar sufriendo en intentar respirar.

Observando todo esto, no pude evitar estar más tenso.

Como si estuviera a punto de enloquecer, mi sudor continúo fluyendo hacia afuera.

Tenía tantas preguntas. Quería gritarlas aunque nadie me respondiera.

El miedo se apoderaba de mi cuerpo… ¿Qué hago?

Sentía que mi cabeza estaba hirviendo. Estaba caliente. Mi cerebro comenzó a trabajar como si mi vida dependiera de ello.

En este momento. En esta situación… ¿Qué debo hacer?

¡Teléfono! ¡Emergencias!

Me di la vuelta hacia donde se supone que estaba el teléfono de la casa. Pero mi esperanza se volvió una ilusión al ver los pedazos del teléfono adornando los suelos.

Aun así tome el teléfono. Y sin importar cuanto marque el número de emergencias no hacía nada.

Es el único teléfono de la casa… El miedo regresó con más fuerza.

…No sé qué hacer… necesito ayuda… necesito que alguien me diga que hacer… quien sea…

Mi corazón gritaba por ayuda. Todo parecía derrumbarse a mí alrededor.

Estando en conflicto, mire de nuevo el mal estado en el que estaba mi mamá.

Parecía que ahora respiraba menos que antes…

Cuanto… ¿Cuánto tiempo lleva así?

Y yo… ¿Dónde estaba…?

...

En ese entonces, las palabras de Rena se hicieron más presentes.

-Si tan solo no hubiera... ¡¿…?!

Quizás porque estaba a punto de perderme en algo que no debería pensar ahora, sacudí mi cabeza varias veces para apartar esas emociones.

¡¡Debo hacer algo ahora!!

No sé cuánto tiempo ha pasado desde que colapso. Pero necesita ayuda de inmediato.

Debería esperar a mi abuelo… no, no donde está ni cuando vendrá.

¿Debería buscar a alguien…?… con el tiempo de explicar la situación… el tiempo de esperar una ambulancia… ¿Cuánto seria? ¿15 minutos? ¿Más? ¡Mierda!

Solo podía desbaratarme los sesos en intentar pensar en algo y de maldecir mi estupidez por no poder tomar una decisión.

Cuando estaba llegando en una encrucijada más…

-… El hospital donde trabaja Rena… está cerca de aquí…

Murmure esas palabras al aire.

De inmediato, una idea empezaba a crearse… pero era… ¿Debería…?

No sabía cómo explicarme a mí mismo lo que ocurría en mi cabeza, ni siquiera estaba seguro si era buena o mala idea.

En serio estoy desesperado.

Estando arrodillado en el suelo, puse mi mano en mi cabeza que sentía que iba a explotar.

No sabía si el tiempo iba rápido o lento. Un tiempo que no debo desperdiciar.

¡¡TOMA UNA DECISIÓN RÁPIDO!!

-¡¡Aaaahhh maldita sea!!

Mi cuerpo se levantó de un salto.

Antes, necesito una frazada para mi mamá, tome una del closet que se encontraba en el corredor.

Y por último, agarre cualquier cosa en la que pudiera escribir. Un cuaderno está bien, tome una que había cerca y escribí un mensaje. Escribí lo más rápido y solo una palabra.

Si es él, estoy seguro de que lo entenderá.

Antes no podía ni moverme, pero ahora siento tanta energía que podría enloquecer.

Sin embargo, aún sentía una vaga sensación desagradable dentro de mí.

Le coloco la frazada a mi mamá arropando su cuerpo. No hubo ninguna reacción, había perdido el conocimiento.

¡Tengo que apresurarme!

Tomo su cuerpo, y la apoyo en mi espalda para cargarla, voy a llevarla al hospital por mi cuenta.

Su cuerpo era delgado y delicado, talvez unos 50 kilos, talvez menos que eso.

De inmediato salgo del pasillo y pateo con fuerza la puerta.

No tenía tiempo que perder, la puerta pareció romperse, pero no me importaba.

La limitada respiración de mi mamá que soplaba por mi cuello casi era inexistente.

Corrí lo más rápido. Lo más rápido que nunca había corrido.

Definitivamente llegaré a tiempo.

No es ni siquiera un kilómetro.

Puedo hacerlo… ¡Debo hacerlo!

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-¡Apresúrate, Abuelo!

-Sí, sí, cielos…

Eliot y Risa estaban caminando hacia su casa luego de hacer unas compras.

Risa, constantemente se la pasaba apresurando a su abuelo para llegar lo más rápido posible.

Con la simple idea de haber dejado sola a su madre enferma. Eliot, no tuvo de otra que apresurarse, a pesar de que él llevaba la mayoría de las bolsas.

Sin embargo, podía entender la insistencia de Risa, teniendo en cuenta por lo que pasaban. No pudo evitar sentirse un poco ansioso

Controlando su temperamento hasta llegar a unos metros de su hogar.

-¿Uh?

La primera en detenerse fue Risa.

Debido a que Risa estaba más delante de Eliot, pudo observar el extraño panorama que había adelante.

-¿…?

Eliot estaba confundido, pero al acercarse más, pudo ver el cómo la puerta principal de la casa estaba destrozada.

Los dos parecían estar perplejos y preocupados por lo que veían. Sin nadie más alrededor, ningún ruido podía ser escuchado.

El mal presentimiento que tenía Eliot, surgió nuevamente.

-¿Mamá…?

-¿¡…!?

-¡¡MAMÁ!!

-¡Espera, Risa!

Risa corrió dentro de la casa dejando atrás todo lo que tenía a su mano. Eliot intento pararla, pero su voz no fue escuchada, sin pensarlo dos veces entro a la casa también.

Pasando por la puerta hasta llegar al corredor de la casa. No pudo evitar sentirse preocupado por lo que podría haber adentro.

Pero lo que encontró fue mucho peor.

No había nadie.

-¿Eh?

-¿¡Mamá!? ¡Mamá! ¿Dónde estás?

Risa comenzó a gritar y buscar una señal de su madre por toda la casa, su voz era fuerte y desvalida por no saber en dónde estaba.

Eliot solo se quedó observando la sala en donde la habían dejado hace apenas unos momentos.

Su mirada empezó a buscar una respuesta. Algo que pudiera decirle lo que había pasado.

El televisor estaba encendido.

Las sillas estaban tiradas.

El teléfono estaba destrozado en el suelo.

Y por último…

-¡Abuelo, mamá no está! ¡¿Qué fue lo que…?! ¡¿…?!

Risa conmocionada, al no poder encontrar nada se dirigió a buscar a su abuelo.

Al encontrarlo viendo algo en la sala, no pudo evitar ver lo que había.

Pero lo que vio… la hizo sentirse aterrada.

-¿Eso es… sangre…?

-…

El piso de la habitación estaba teñido de rojo, un pequeño rastro de sangre manchaba la vista de Risa.

Un incidente. Algo malo había pasado.

La compostura de Risa se estaba rompiendo. Impaciencia, miedo, pensando en lo más aterrador que pudo haber ocurrido la hizo sudar, las lágrimas comenzaban a caer y su corazón gritaba de dolor.

-¡Tranquila, Risa!

-¿Eh?

Un grito llegó a sus oídos.

En medio del terror, la mano de Eliot fue puesta en los temblorosos hombros de Risa. Sus lágrimas caían de su rostro mientras observaba a su abuelo.

-Aún no sabemos con exactitud que paso, así que no pensemos en lo peor y pensemos con calma.

-¡¿…?!

Debido a las fuertes palabras de Eliot. Risa, delante de sus ojos había alguien que sin lugar a dudas se sentía igual o peor que ella.

Pero al ver la firme expresión de Eliot, el peso de sus hombros se hizo más ligero. Aun así, no se sentía del todo aliviada.

-P-Pero, abuelo… la sangre de ahí… mamá podría estar…

-No lo sé… pero incluso si esa sangre le pertenece a ella. La pregunta ahora es saber dónde está.

-¡¿Pero en dónde?!

La expresión de Eliot cambio, y observo un poco más el lugar.

Llegando a ver el cuaderno abierto que estaba sobre la mesa, no encajaba para nada con la escena. Ni siquiera recuerda si estaba ahí la última vez que salió.

Alguien debió ponerlo apropósito, alguien quería que lo vieran…

Sin perder ningún segundo tomo el cuaderno y ver su contenido.

-¡¿…?! Risa, tenemos que irnos.

-¡¿Eh?! ¡¿Adónde?!

-Te lo diré en el camino, ¡Vamos!

La conversación fue llevada a afuera. Con expresiones confusas y llenas de pensamientos se dirigieron a la ciudad.

Eliot ya sabía a donde ir.

Gracias al mensaje que fue dejado supo de inmediato adonde ir.

Una palabra que por sí sola no significa nada, "Hospital". Pero teniendo en cuenta la situación y los hechos ocurridos, era muy facial saber el significado.

Mientras se apresuraban por llegar, Eliot únicamente podía desear que todo esté bien.

Que Sasha esté bien, Y que Ryuji también lo esté.

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-¡¡Haaa!! ¡¡Fuuu!!

Entrecortadas respiraciones resonaban.

Actualmente, estaba corriendo en la Calle principal Sureste.

-¡Mierda, mierda, mierda!

Ryuji corría sin parar, podía sentir dolor en todo el cuerpo, pero aun así corría, las personas lo miraban y se apartaban confundidos, y aun así siguió corriendo.

Las pequeñas lágrimas se filtraban de sus ojos y eran dejados en el camino junto con el sudor que corría de su rostro. No podía detenerse, no podía parar ni un segundo, tenía que llegar sin importar lo que fuera.

¡¡Rápido, rápido, rápido, rápido, rápido!!

Otra vez estaba pasando, una vez más sentía que había hecho algo imperdonable, algo que quizás esta vez no pueda remediarse.

Todo sentimiento de culpa, vergüenza, desesperación, vulnerabilidad.

Cada paso que daba era una herida en su corazón, lo mortificaba, lo lastimaba, y al final, ¿para qué?, no había hecho nada. Absolutamente nada.

Todo lo que está pasando fue porque sentía que hacia lo correcto.

¿Esta es una recompensa?

Sus ojos siempre observando el camino, adelante. Buscando el centro médico más cercano, sabía dónde estaba.

Las lágrimas se acumulaban en sus ojos, y sus brazos y piernas se hacían más pesados, cargando a su madre en su espalda, ya era una situación en la que tenía que darlo todo.

Si no podía llegar a tiempo.

Si no podía salvarla.

Ya no sabría qué hacer.