Mientras corrían a través de una zona de la selva impregnada del olor del barro y el calor, Roy y Dalila divisaron un bosquecillo.
Apareció al borde de su visión y desprendía un ambiente indistinguible.
Roy sintió algo al verlo y, por cómo parecía, Dalila también.
—Lo sientes, ¿verdad? —le preguntó a ella con una ceja levantada.
—Hay algo en ello que me atrae —le respondió ella tras asentir.
El cuerpo de un despertado instintivamente sabe lo que necesita, similar a cómo sabemos respirar desde el nacimiento. Nadie nos lo enseña. Es algo innato a nosotros. Es porque el oxígeno es tan esencial para nosotros que instintivamente hacemos un esfuerzo por respirarlo.
Un despertado desarrolla un instinto similar. Saben que necesitan algo cuando se topan con ello. Significaba que lo que sea que estuviera dentro del bosquecillo era beneficioso para un amo de las armas.
—Yo también lo siento. Hay algo dentro que me está llamando.
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