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Capítulo 11

En cuanto ella abandono la habitación, me encaminé hacia el mundo de los comunes con "dones" y seres "inhumanos". Este mundo tenía por nombre Mukanda, en el que se encontraba dividido por seis distritos de nombres poco atrayentes.

Al principio pensaba dirigirme a Blackwell para encontrarme con Azaruth, ahora conocido como "Dasarha", sin embargo, me encontré en el camino con un alboroto entre clanes; como todo un limitante observador, me quedé. A lo lejos pude divisarlo, ahí estaba aquel horripilante ser de aspecto costroso haciendo de las suyas.

Apenas entre a su mundo y estaba haciendo un desorden. Me subí a un árbol cercano y admiré todo el conflicto o como dirían los míos, el espectáculo. Un chico muy llamativo me intrigo, este protegía a una adolescente cuyo aspecto me era familiar, parecían hermanos a excepción de que el chico no tenía los ojos dorados. Corrección, sí son hermanos. Hiwa y Moira.

En aquel momento tensó salió a relucir algo muy desconcertante, el poder de Cecilie apareció en ese chico por cortos instantes. Hubo al parecer un acuerdo entre el grandote y el pequeño, cuyo chico ofreció a mi futura "madre". Nada mal; ya todo empezaba a tomar lugar.

El grandote abandono el lugar con la chica, no obstante, aún necesitaba comprender lo que había ocurrido con el chico, sus ojos. Tenía entendido que Cecilie le arrebató su poder por cuestiones desperdíciales, aunque al parecer los regreso, al chico en particular. El joven dio un discurso de muchos "hubiera" y se hizo el héroe junto a su hermana. En ese transcurso de palabrería, descubrí que solo era capaz de divisar dos líneas de vida.

Relato como las chicas morirían si Dasarha se las llevaba, a consecuencia de eso se decidió por la línea de su hermana. No creo estar equivocado, con certeza puedo decir que observó dos líneas a través de los ojos de Azaruth.

Luego seguí de incógnito a los líderes hacia una gran mesa en dónde discutirían la cabeza del chico que para ellos era un supuesto "traidor"; efectivamente, eso parecía. Es decir, sé que no es así del todo, pero no hay manera de que me involucre.

Durante la conversación tensa, salió a relucir un mito interesante; Esta gente era consiente de los orbes a través de estas historias que parecían irreales. Lo que me preocupaba era el individuo quien las contaba, ¿un anciano?, ¿y ese hombre de donde salió?, más bien ¿dónde lo escucho?

Trate de prestar atención a cada palabra y detalle contado, y entre más escuchaba poco entendía. «Un anciano que no envejece y vive por deidades», ¿qué tontería era esa?, puede que lo de las dos deidades y los orbes lo comprendo, pero siguen sin cuadrar cosas, el supuesto anciano advertía de alguna forma que no se acercaran a los orbes por su vida, por el contrario, también les decía a su vez como es que estos funcionaban. Sigo sin comprender que es lo que trataba de ejecutar con tales relatos.

—Ese anciano me recuerda la forma del cómo relataba el joven de nuestro exlíder. —Murmulle para mí mismo y entonces reaccione— ¿Hakan?

Asumiendo que Hakan podría seguir vivo y con el aspecto de un anciano, mi corazón se relajó tanto que me distraje del orbe que emergió de la palma del joven. En cuanto esa cosa salió de él, active en mí una capa que bloquea mi presencia; si Khar. Raymund y Lauren se enteraban de que estaba aquí me perseguirían y me llevarían de regreso a nuestro mundo "Pólux". Era mejor pasar desapercibido mientras resida por aquí.

En aquel momento vi a los cinco jóvenes líderes rodear una mesa para que el orbe pudiera elegir al portador, fue entonces cuando pude divisar el color de las almas que menciono Cecilie con anterioridad, no era difícil si ponía mi concentración en ello.

Desde lejos observé a un crío maldoso que provoco en mí el recuerdo de la pregunta de Raymund, «Mi orbe ¿estará en buenas maquiavélicas manos?», por un momento creí que el orbe se vincularía en él, aunque resulto rodar hacia un niño distinto: no más tarde, me lleve un espectáculo con seres inconformes por la elección, a causa de ello fue triste visualizar a un niño ser consumido completamente por las llamas provocadas por la ira del orbe, sin embargo, esto no detuvo un grande acontecimiento, pues el orbe prefirió a un niño débil de buen corazón que a un posible prospecto lleno de malicia, entonces me pregunte, ¿qué fue exactamente lo que Raymund deseo?

Por consiguiente, el vínculo se realizó sin ningún otro percance, luego de unos minutos pareció haber dado un giro inesperado. Si decían que Dasarha era el enemigo en común para todos los distritos, ahora se conocía la existencia de un tal "Aza", cuyo odio es dirigido a ¿estos?

Más entretenido... No puede ser. Es así como noté algo más; las líneas que visualizo el chico a través de Dasarha, no eran líneas completas, sino, fragmentos de las líneas, solo parecía tener un límite para poder indagar en la vida de aquel ser. Lo más sorprendente es, que él no es un "Destiny", ¿cómo era posible que él pudiera ver fragmentos de líneas si es de otra tribu?, esto me es confuso, tan confuso que me resulta incoherente. Cuando estaba a punto de irme y abandonar el sitio, escuché algo que me detuvo; «Vi la muerte de Dasarha, a través de Ara». Era sorprendente el cómo logro ver ese fragmento; el de una chica que aún no nacía, una persona que presenció la muerte del ser a quien le salve la vida.

Sabía que Cecilie podía hacerlo, pero que ese chico y niño lograran divisar a alguien que aun no nacía, era llegar muy lejos, y peor aún, si solo logran ver fragmentos debido a sus cortas edades, ¿qué será cuando el chico recupere el don y el niño llegue a ser adulto utilizando el orbe?, ¿qué tanta influencia tendrá de ese orbe?, ¿que tan peligroso puede ser?

Dejé el lugar y me dirigí de inmediato a Blackwell, aun pensando en ello. En cuanto llegué a la zona pude distinguir el lugar de Azaruth, se notaba la imponencia de ciertos semihumanos que protegían con una presión extraordinaria a su amo.

Entre con sigilo y me di el tour entre las habitaciones, pues tener activa la energía que oculta mi presencia era todo un as para mí en este momento. En cuanto llegue a un pasillo casi sin alumbramiento, observe desde unos cuantos pasos salir al grandote de una recamara con una expresión en su rostro que transmitía las siguientes palabras: Acércate y muere.

Tenía curiosidad por saber que me encontraría adentro, después de algunos minutos, antes de poder hacerlo se me adelanto un ser con preocupación indisimulable, cuya apariencia es más humana que bestial, su cabello era verdoso como la laguna de un pantano y sus ojos purpuras como los ciruelos de estas tierras. No podía quedarme con la duda y me apresure a llegar.

—Por si acaso. —Murmulle mientras cambiaba mi aspecto; justo como Cecilie me había indicado— Espero que no me hayas mentido Cecil.

Detrás de aquellas cortinas desgarradas pude ver a la chica que se me describió, una hermosa joven de cabello semi rizada y largo con apariencia de la misma noche y susu ojos tan claros y dorados como lingotes de oro, los cuales me miraban con atención a través de los telares azules desgarrados.

Podía ver su confusión y no es para menos. Poseía su cabello y sus ojos, pero su piel era del tono del monstruo a la que ella tanto aborrecía.

—No puedes morir aún. —Susurro desde mi posición, siendo consciente de que sin importar la distancia y el caos que había en sus aposentos, ella me podía escuchar. Mi don se encargaría de eso.

Su cuestión mental me llego fácilmente, por primera vez me alegraba de ser alguien superior a estos seres. Había tantas cosas que abandonaría si dejaba a los míos y esta habilidad como otras, las perdería para siempre... Deseaba la vida y dificultades de estos seres, tanto que, le arruinaría la vida a esta adolescente inocente.

—Porque aún no nazco, madre.

Ella, impresionada por mis palabras cae inconsciente, me acerque y camine entre la gente que no podía verme y en cuanto llegue a su lado, mire ciertos alfileres de orbe enterrados en su piel siendo absorbidos y fusionados por su alma, la cual estaba a punto de fallecer.

Sí, el alma fallece, no es inmortal y tampoco pasa a la eternidad cuando el individuo muere, no en nuestro mundo, la regla es simple, cuando el orbe se fusiona con el alma, esta se volverá inexistente, es un costo por obtenerlo. El objeto se asemeja al dueño y cumplen la misma función; nosotros las devoramos, mientras el artefacto las atrapa y aniquila para ya jamás volverla a ver en una reencarnación.

—Odio a los dueños de los orbes como a los orbes, si mueres, Lauren también lo hará, además sería un orbe menos. —Musite— Ahg, pero si te dejo morir yo no podré tener la vida que tanto anhelo... Que dilema...

Las posibilidades de que el orbe se reconstruya son nulas; debido a que el vínculo no se dio con su portador original, por lo tanto, no podrá restaurarse como tal. Sin mencionar que de inmediato opto en esa forma de mil pedazos fusionarse con un alma incorrecta pensando poder sobrevivir, no obstante, le queda a este ser casi nada para morir, si es que yo lo salvó, ni el vínculo que a hecho podrá mantener a su dueño contento, pues el objeto a perdido gran fuerza al haberse hecho añicos y dejarse poseer por el guardian al que le fue justo revelado la verdad. Es curioso ver como un orbe así, cae.

—Bien, esto lo hago por mí. —Tome de su mano levemente mientras los hombres estaban distraídos e iban por ayuda de algún curador, entonces emane en ella "sanación", un poder que todos los seres superiores tienen sin importar su poder principal— Espero que como Dasarha, seas capaz de ayudarme en el futuro, Moira.

Solté de su mano en cuanto llegaron por ella, la cual fue trasladada a una habitación pequeña. Día tras día venían curadores a sus aposentos esperando encontrar alguna respuesta del porque aún no despertaba. Era sumamente extraño, ya que yo la había salvado; sabía que estaba viva, pero parecía que no quería estarlo. Me quede a su lado esperando ver un cambio, aunque sin resultados óptimos.

En la segunda semana, Azaruth empezó a verla con frecuencia y misteriosamente al tocarla involuntariamente ella le sanaba aquellas heridas que mi poder le causo al usar la putrefacción; todos los días sin falta venía a verla, se sentaba en una silla de madera justo a su lado y tomaba de su mano. Tiempo después un lacayo de nombre "Merlán" fue asignado para cuidar de ella.

Después de siete meses, seguíamos en la misma situación. Azaruth tomaba de su mano a la misma hora, pasaba un rato a su lado y se retiraba, mientras que ella se debilitaba drásticamente. No intentaban alimentarla, solo la limpiaba como un valioso objeto, nadie más que él podía tocarla y admirarla por horas; siempre que salía, la puerta permanecía cerrada hasta el día siguiente.

—Que vida tan lamentable. —Musite, mientras me acostaba en el suelo— Parece que estoy destinado a vivir con un cádaver viviente.

En la puerta hubo un forcejeo inesperado y semi hombres de mala cara entraron. Al frente de la habitación se encontraba Merlán mal herido, el cual se estaba desangrando sobre todo el pasillo. Al querer salir y acercarme a Merlán para sanarle, una mujer embarazada capto mi atención al observarla entrar con suma autoridad.

—Sáquenla. —Señalo a la pobre chica inconsciente.

—Robelia, ¿estás segura de hacerlo? —Cuestiono uno de sus semi humanos.

—Mientras la casi muerta siga aquí, Dasarha seguirá ignorándome.

La orden hacia sus hombres atentaba contra mi futuro, si la chica moría, mi libertad también lo hacía. Me acerque a Robelia sin que esta tuviera la mínima idea de que un ser superior se encontraba en la misma habitación que ella y sus hombres. La tome fuertemente del vientre y emane mi poder sobre el bebé, el cual parecía estar en camino en cuestión de tiempo.

—Que tu hijo sienta el ardor del infierno por tu estupidez. —Musite, sin que esta pudiera siquiera escucharme.

Robelia pegó un grito desgarrador y sobre su vientre empezaron a brotar las erupciones. La posibilidad de que su hijo sobrevivan es como dejarlo a la suerte; si salía ahora y realizaban el parto lo más probable es que fuera capaz de vivir, no obstante, podía suceder lo contrario.

Semi hombres de Dasarha llegaron preocupados por el estado de Moira antes que por el de Robelia. Al verificar que Moira estaba intacta, miraron el vientre de Robelia lleno de erupciones asquerosas.

—¡Ayúdenme! —Pidió entre lágrimas.

A pesar de verla en esa situación, ningún semihombre reacciono a su petición, en cambio, estos se colocaron en guardia en protección a la primera esposa. En cuestión de minutos Dasarha se hizo presente en la habitación y pidió a sus semihombres más leales que se llevaran a su lacayo de inmediato a sanar sus heridas aparentemente graves.

—¿Qué intentabas hacer? —Cuestiono con furor— Es que acaso no entiendes que está zona esta prohibida para cualquiera que no sea yo.

—¡Dasarha! —Grito con desesperación— ¡Nuestro hijo! ¡Necesitas salvar a nuestro hijo!

Dasarha se acercó a Robelia y con toda su fuerza en un bofetón le tiró al suelo hacia una esquina de la habitación. Este al ver a los semihombres de su concubina sorprendidos por presenciar tal acto cruel, tomo de una de las dagas que llevaban sobre ellos y uno tras otro empezó a degollarlos hasta arrebatarles su traidora vida.

—¿Quieres salvar a tu hijo? —Pregunto sin la más minima importancia.

Ella asintió de inmediato. En consecuencia, a esa respuesta, Dasarha arrojo la daga cerca de sus piernas; y acto seguido este tomo de la silla de madera y se sentó cerca de la adolescente inconsciente, tomo de su frágil mano como comúnmente lo hacía y luego observó a la concubina, entonces con una sonrisa maniaca le ordeno a la poseedora de los ojos rubís tener al niño ahí.

—Sácate a ese crío tu misma, si tanto quieres verlo vivir.

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