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Capítulo 80 - Despedida

[AEGON POV]

"¿Y cuál sería esa alternativa de la que habla?" No voy a negar que estoy deseoso por saber. "Creo que lo mencioné anteriormente en parte. Sé que eres un dios joven así que es normal que no sepas algunas cosas." Solo asentí de acuerdo con sus palabras, no hay vergüenza en admitirlo, en verdad soy joven después de todo. "Esto no es solo una posibilidad, pero como dios de la muerte debes tener acceso a al reino de la muerte. Si ese es el caso no deberías tener problemas en llegar a y acuerdo con la entidad que rige este reino."

Bien, nunca había pensado en ello y por un buen motivo, no quiero involucrarme con ninguna entidad. Soy poderoso, pero eso es solo comparado con otros aquí en la Tierra aun ni siquiera llego al nivel de poder alguien como Odin, pero solo necesito tiempo. Es lento, pero puedo sentir como mi poder crecer día tras días.

"Preferiría no tomar esa vía por el momento." La Hechicera Suprema no hizo hincapié en continuar, tal vez entienda mi recelo por tomar esta vía.

"Muy bien, si eso es todo creo que podemos pasar a su primer interés." Cierto la dimensión espejo. Este será un buen momento para ver los alcances del sharingan. He estado interesado en ello desde que comprobé que soy capaz de ver distintas formas de energía.

La Hechicera Suprema hizo algo de espacio entre nosotros y pude ver como la imagen a su derecha se rompía como un cristal. Fue algo fascinante, su cuerpo canalizaba la energía que tomaba de otra dimensión, aunque no puedo ver la dimensión o el origen, tal vez pudiera si incremento mi poder visual, pero no quiero mostrar esa clase de poder por ahora. No me preocupa que otros sepan de mí, pero no quiero que conozcan absolutamente todo.

"Impresionante, le importa si lo intento." Pude ver la cara de shock en el maestro Drumm y su aprendiz, pero la Hechicera Suprema solo sonrió al escucharme y eliminó el portal a la dimensión de espejo.

Veamos que tan bien me va. Comencé a recrear un flujo de energía de la misma manera que vi a la Hechicera Suprema, pero nada ocurrió al principio hasta que lentamente un portal parecido al de la Hechicera Suprema se mostró. Creo que el maestro Drumm y su aprendiz ya se dieron por vencidos tratando de entender que ocurre.

"Impresionante." Declaró la Hechicera Suprema. "Ahora solo tienes que practicar un poco para ser capaz de traer a otros dentro de la dimensión espejo."

La Hechicera Suprema y yo estuvimos conversando por un rato más, en especial hablamos sobre mí y la vida que he llevado hasta ahora desde que nací. Ella no se había equivocado al pensar que mi motivo para crear mi propia dimensión era tener un lugar seguro para mis mujeres y en un futuro mis hijos. No me veo siendo padre, pero estoy seguro que en algún momento es algo que ocurrirá. Por ahora me aseguro de que eso no sea posible.

Después de despedirme de todos en el Sanctum y marcharme a casa cené con casi todas las chicas y sus familias en el restaurante que tiene la torre Targaryen fue una noche divertida. Mi madre estaba feliz. Esta vez cuando cayó la noche cada cual se fue a dormir a su habitación, todas las chicas estaban impactadas al escucharme que esa noche quería descansar.

Realmente no quería descansar, en los últimos días no le he prestado suficiente atención a mi entrenamiento, lo cierto es que no quería pensar en el viejo desapareciendo, pero sé que no es justo para él ser retenido aquí.

"Mocoso, hasta que por fin apareces." Al menos no luce enojado. "Lo siento hay tanto que hacer que no he tenido casi descanso en los últimos días." Si no fuera por los clones ya hubiera colapsado.

"No que eso te haya detenido a ir persiguiendo faldas."

"Sabes que eso es imposible, vivo para ello después de todo. Te importa si pruebo algo antes de comenzar." El viejo solo asintió, algo se siente extraño hoy con él, pero no se decir qué. Concentrándome en lo que estaba por hacer comencé a practicar entrar en la dimensión espejo y fue posible. Unos minutos después ambos estábamos en la dimensión espejo en nuestra forma astral. Me hubiera gustado haber pensado antes en esto.

Un clon que había estado en la dimensión espejo esperando por este momento se acercó y traía con él una cámara. Pensé que tal vez podía tener un recuerdo de este momento. Usando la dimensión espejo viajamos a diversas partes del mundo mientras conversamos sobre los planes que tenía para el futuro.

"Chico tenemos que hablar." Eso suena serio, creo mis temores han sido acertados. "¿Ya llegó el momento?" Tenía tantas esperanzas de que ese no fuera el caso. "Me temo que sí. Hace un tiempo que ya no tengo nada más que enseñarte y es tiempo para mí de continuar."

Estaba por preguntarle si sabía que ocurriría con él, pero de alguna forma sé que recibirá una opción parecida a la mía y eso me alivia profundamente. Será que ese Dios me está observando todo el tiempo. Mi vida debe ser una novela para él.

Volviendo mi atención al viejo le contesté. "Entiendo. Voy a extrañarte sabes. Tú y Helen son la única familia que he tenido."

"¿No irás a ponerte sentimental ahora o sí?" Me dijo sonriendo, es la primera vez que lo veo sonreír. Solo pude responderle con otra sonrisa. "Por quien me tomas."

[TERCERA PERSONA POV]

Maestro y discípulo continuaron conversando toda la madrugada hasta que llegó el momento de partida para Yamamoto. Incluso en su vida anterior Aegon no había experimentado tanto dolor al perder a alguien de su familia como lo estaba sintiendo ahora. No entendía porque ocurría ello, se suponía que esta vida solo sería de diversión donde solo había lujos, riquezas y mujeres que disfrutar. Una vida vana tal vez, pero no deseaba ninguna otra, él era feliz y eso era lo que importaba el resto se poda ir a la mierda.

Al día siguiente Aegon decidió pasarse el día un poco alejado de la ciudad y se fue a su mansión en Los Hamptons así de paso le echaría un ojo a Morgana, más le valía a la hechicera que su mansión estuviera intacta.

Cuando llegó a Los Hamptons un par de sirvientes lo recibieron y lo condujeron hasta donde estaba Morgana, la hechicera se encontraba en el jardín donde estaba recibiendo un masaje. Era una bella vista, pero Aegon no estaba nada contento, su dinero era para disfrutarlo él o sus mujeres y aquí estaba una problemática mujer a la cual ni siquiera había visto desnuda disfrutando de todo su esfuerzo.

Morgana al verlo llegar detuvo al masajista, pero no se molestó en levantarse de la camilla donde estaba acostada bocabajo. "¡Finalmente te acordaste de que existo!" Reclamó la hechicera. "Desafortunadamente para ti tengo mejores cosas que hacer. Solo estoy aquí para asegurarme de mi mansión continua en perfectas condiciones y disfrutar un poco de la playa." Ahora que lo pensaba Aegon se dio cuenta de que no había ido a una playa en esta vida.

Morgana se veía insultada, pero trataba de controlar la rabia, en verdad era una mujer que no soportaba ser ignorada. "¿Por qué no terminas mi masaje? Me pregunto de que son capaces esas manos tuyas."

Aegon observó el cuerpo de la hechicera y sacudió la cabeza, ese no era el motivo por el que había venido hoy aquí. "Es mejor que no, a menos que quieras terminar teniendo sexo y tú no me das la impresión de ser muy buena en la cama." Rápidamente pudo ver como el rostro de Morgana se tornaba rojo de rabia ante su provocación. "¡No sabes nada!"

Aegon solo ignoró a la hechicera y se dirigió a la playa a nadar. Flotar en el agua era algo que consideraba muy relajante y ahora esa sensación se había multiplicado varias veces. Estaba medio dormido cuando sintió a Morgana aproximarse a él. "¿Por qué aun sigues en la mansión? Pensé que te marcharías y comenzarías algún tipo de plan maligno. Eso es lo que hacen los villanos generalmente."

"Si, así es como todos siempre me ven una villana, alguien a quien hay que aprisionar o destruir. Primero Merlín rechazó mi amor y dolida hice muchas tonterías, pero solo era una chiquilla. Cuando me negué a la conversión de Britania al cristianismo todos lo tomaron como otro más de mis intentos por antagonizarlos, pero realmente creía que no era correcto que ignoráramos nuestras raíces, nuestra cultura."

"Luego vino la perdida de mi hijo y el dolor me condujo a concentrarme en lo único que quedaba que todavía amaba y no me había abandonado como el resto de mi familia, la magia." Morgana hizo una pausa, estaba recordando su pasado con tristeza. "Después de eso cometí muchas más estupideces." Terminó por decir mientras comenzaba a reírse de sí misma.

Aegon estaba un poco sorprendido de que la hechicera se hubiera abierto a él de ese modo. ¿Sería que lo había visto triste? Dejando escapar un suspiro se paró sobre el agua tomó a la hechicera y la puso sobre sus hombros.

"¿Oye que ocurre? ¿Por qué me cargas de esta manera?" Protestó Morgana que no entendía que ocurría. "Vayamos a tu habitación, nos vendrá bien a ambos." La hechicera quedó confundida por un instante hasta que entendió y comenzó a reír a carcajadas. "Así que no puedes resistir la tentación de probar lo que tiene para brindar la más grande hechicera de todos los tiempos."

Al caer la tarde Aegon estaba preparándose para regresar a casa, se acercó a Morgana que dormía en la cama y la besó. "¿Tendré que esperar mucho para volverte a ver?" No era que se hubiera enamorado de Aegon ni nada parecido, pero era la primera vez en muchos años desde que se había acercado a un hombre y se había sentido querida.

"No, pero puedes venir a mi casa cuando desees, no tienes por qué permanecer aislada en la mansión." Morgana lo miró a los ojos y mostraba una sonrisa pícara "¿Quién de las dos estuvo mejor?" Ahora era el momento de él estar confundido y Morgana lo notó. "Entre la princesita y yo." Aegon sacudió la cabeza pensando que la hechicera estaba siendo infantil. Entonces se le ocurrió una idea. "La próxima vez que Roma esté de visita lo sabremos. Voy a comprobar el desempeño de ambas."

Rápidamente se retiró de la cama y abrió una Garganta. Morgana estaba tratando de entender a que se refería hasta que lo logró. "¿Los tres juntos? ¿Tú quieres que yo y ella…? ¡Eso jamás!" Aegon no siguió escuchándola y se marchó.

El dolor no lo había abandonado, pero ahora se sentía un poco mejor. Había podido presenciar el rostro lleno de éxtasis de una hechicera legendaria y ahora iba concluir algo pendiente. No le tomó mucho tiempo encontrar a la persona que buscaba, estaba vigilando la Torre Targaryen probablemente preguntándose donde Aegon se encontraba. Cuando Aegon se apareció detrás de él rápidamente se giró para verlo. "Estaba esperando a ver que tenías pensado hacer, pero han pasado varios días y lo único que haces es vigilarme."

El hombre que había estado vigilando a Aegon los últimos días era un hombre alto en buen estado físico con cabello castaño y ojos azules. No había nada remarcable en él a simple vista. Aegon se percató de las cicatrices en sus manos causadas por quemaduras. "Entonces lo sabías."