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Capítulo 55: En el bosque 3. 

Los tres chicos volvieron con el grupo, mientras Rhian le susurraba a su hermano:

— Podrías dejar de mirarlo con ojos de princesa enamorada.

— No lo miro así – negó Japeth sonrojado.

— las chicas de mi escuela me miran igual a como lo miras a él, así que, sí, lo miras así – le recriminó Rhian.

—…

Japeth enmudeció en parte por el descaro de su hermano, en parte porque no podía negar la evidencia ante un profesional.

— No es asunto tuyo – concluyó Japeth.

— Eres mi hermano – contradijo Rhian.

— Yo no me meto con tus novias – contraatacó Japeth.

—…

Esta vez fue Rhian quien calló.

— Las chicas que me gustan no llevan cuchillos a todas partes – aclaró Rhian.

— Eso es falso, Sophie incluso duerme con uno bajo la almohada – contradijo Japeth.

— Eso… bien, mal ejemplo. — aceptó. — ella no …

— Aric es incluso más unido a Sophie que yo, es más, podría decir sin miedo a equivocarme que tenemos el mismo gusto para el amor, la única diferencia es el género— Japeth atacó mientras el hierro estaba caliente.

Rhian no pudo negar eso, en especial porque su hermano conocía mucho mejor que él a las dos personas en cuestión.

— Sophie al centro, le toca descubrir al bien – anunció Yuba.

Así concluyó la charla romántica de los gemelos.

Sophie volvió al centro del prado.

— Veamos, Hort y Tedros al frente.

Los chicos avanzaron y Sophie se vendó los ojos.

Cuando se quitó la venda vio a dos cachorros de Golden retriver.

— ¡¡oh!! Qué lindos, vengan amores – se agachó y los dos cachorros se acercaron moviendo las colas felices. — a ver, tengo una idea – dijo mientras acariciaba sus orejas. — sentados. — ordenó, los dos lo hicieron.

Uno rígido y recto como un pura raza entrenado y el otro solo se dejó caer con naturalidad

— La pata. — pidió y extendió una mano hacia cada cachorro.

El cachorro más rígido la colocó de inmediato en su palma y al otro le llevo un par de intentos, pero lo consiguió.

— Muy bien. — los compensó con caricias. — este es Hort, al ser un hombre lobo, está cómodo en cuatro patas y esta ternurita, – dijo cargando contra su pecho el cachorrito torpe – es Teddy, a que sí, ¿verdad? - dijo hablándole como a un bebé.

Acarició sus orejas mientras besaba la cabecita del cachorro, el otro lloraba por atención a sus pies.

— Veamos – declaró Yuba.

Agitó el bastón y un Hort deprimido apareció en el lugar del cachorro en el suelo.

Entre los brazos de Sophie envuelto en un abrazo se encontraba un Tedros con cara de tonto enamorado.

Seguramente abría seguido como perro el resto del día si de él dependía la decisión.

Sophie soltó al chico que tenía una cara de cachorro abandonado que le partiría el corazón al más duro.

— ¡Oh! No pongas esa cara Teddy, yo reparto abrazos a todos mis amigos – lo consoló Sophie – pero hoy no, incluso en el bosque este día es demasiado caluroso para abrazos.

El chico aceptó de mala gana y volvió a su puesto.

— Puedo…? - trató de preguntar Hort extendiendo los brazos.

— No – lo cortó Sophie.

— Agatha, tu turno.

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— Sophie – corearon Adam y Jacob.

— Hola mis terrores – saludó Sophie abriendo los brazos para recibir a los niños – ¿drenaron hasta la última gota de energía de ese par de directores?

— Del castaño si – contestó Adam orgulloso.

— Pero tu director es de Acero – se quejó Jacob.

Adam asintió de acuerdo.

Los chicos trataban de disimularlo, pero parecían admirados.

— Lo tomaré como un cumplido.

Sophie levanto la mirada y se encontró con un par de ojos color cielo invernal.

— El director del mal es bueno con los niños, quien lo diría – se burló un poco Sophie.

— No lo difundas, tengo una reputación que mantener – contestó Rafal fingiendo revisar por testigos.

Sophie se rio un poco y le agradeció por cuidar de los niños.

Estaban a punto de irse cuando Rafal la tomó de la mano para detenerla.

— De hecho – comenzó Rafal – surgió un pequeño problema que necesita de su atención, solo será un momento.

—Oh, de acuerdo – contestó Sophie extrañada – dame un momento.

Llevó a los niños con el resto de su grupo.

— Japeth podrías llevar a Jacob a su habitación, parece que tengo que ir a la oficina del director – comentó en broma.

— ¿Qué hiciste demonio con risos de oro? - preguntó Japeth con los ojos entrecerrados mientras tomaba la mano de Jacob.

— Nada se probará – contestó.

— ¿Estás en problemas? - preguntó Adam trepando a la espalda de Aric como si el chico fuera un juego del parque.

— Solo si me atrapan – respondió Sophie.

— No tiene problemas, pero con esas respuestas, tal vez los encuentre.

Sophie se dio la vuelta y encontró a Rafal tras ella.

— ¿Eso de unirte a las conversaciones cuando nadie lo nota es una costumbre? - preguntó divertida.

— Más un pasatiempo – respondió el director del mal – ¿Nos vamos?

Sophie asintió, pero se volvió hacia sus hermanos y beso la coronilla de cada uno antes de seguir a Rafal.

Rafal le ofreció su brazo con caballerosidad y ella lo tomó, aprovechando para medir los músculos del chico no tan disimuladamente.

Aprovechó para probar una función del sistema que no había revisado aún, llamó al sistema mientras veía al chico de reojo.

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Rafal Mistral

estado: salvaje

Amistad: 40% / 100%

Amor: 50% / 100%

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Sophie se decepcionó un poco al ver números tan bajos, pero para una semana en la escuela suponía que ya era un logro que el chico estuviera medio enamorado.

Viendo la parte de "estado" en la pantalla azul, supuso que Alex o Caos se habían tomado en serio sus chistes de Pokémon.

Lástima que agregaran esa sección en lugar de mandarle Otomeballs.

Pero no se puede llorar sobre las pokeballs lanzadas.

— ¿Te parece que necesito hacer más pesas o estoy bien proporcionado? - preguntó Rafal.

Una pregunta descarada en respuesta al escrutinio aún más descarado de Sophie hacia sus bíceps

— Yo lo siento todo como debe estar – contestó con aún más descaro la rubia – pero tendría que hacer una inspección más minuciosa par estar segura – le susurró con tono sensual.

Con la uña de su dedo índice trazó los contornos y caminos marcados por los músculos en su brazo haciendo que el chico se estremeciera.

Soltó un gruñido ronco y Sophie vio como sus pupilas se contraían en rendija como las de una serpiente.

— Eso es nuevo – comentó al ver sus ojos.

Rafal estaba a punto de pasar un brazo por la cintura de la chica y volver esta escena mucho más comprometedora cuando escucharon una voz que los llamaba.

— ¡Allí están! - exclamó el director Rhian – los alcanzamos.

Junto al director Rhian venía Agatha caminando a su lado.

Sophie seguía sujeta al brazo de Rafal y se esforzó por sonreír a su hermano, pero la sonrisa no le llegó a los ojos.

Por culpa de ese inoportuno perdió una Master Ball, no se lo estaría perdonando a corto plazo.

Por pura curiosidad revisó el estado del chico.