Un verdadero Odio

Un portal se abrió en un vasto y caluroso desierto. El uso de portales fue prohibido hace mucho tiempo debido a una ley impuesta por Logan Green, y los otros planetas y líderes habían estado de acuerdo con ello, pero la tecnología nunca se perdió, y muchos aún seguían usándola ilegalmente sin temor a meterse en problemas.

De manera similar, para los que actualmente usaban este portal, realmente no les importaba. Dos figuras, tomadas de la mano, fueron arrojadas del portal. Fueron lanzadas con gran fuerza y comenzaron a rodar por el desierto hasta que una de ellas se colocó en posición vertical y levantó a la otra.

—¿Estás bien? —preguntó Erin mientras se sacudía la arena de la ropa. La armadura que llevaba había desaparecido y estaba vestida con su atuendo normal.

—Sí, estoy bien. Solo me duele un poco el cuerpo. —Respondió Flora mientras recogía la espada del suelo que había usado no hace mucho tiempo, pero sus dedos le fallaron cuando intentó agarrar su empuñadura.