Cada vez que el gigante navío Maldito era alcanzado por los láseres de la bestia, diferentes partes del barco temblaban ligeramente. Sin embargo, Logan estaba haciendo un gran trabajo bloqueando los ataques.
Aunque la facción Maldita tenía a bordo muchos cristales para situaciones como ésta, nunca quisieron ni esperaron entrar en una batalla en la que se tratara de quién tenía más cristales a bordo. Sin conocer al enemigo, ese era un mal camino a seguir.
En este momento, utilizando su habilidad y su vista, Logan se concentraba intensamente para usar la cantidad absoluta mínima de cristales posibles. Cada vez que un ataque estaba a punto de golpear una parte, se aseguraba de activar el escudo sólo en esa área.
—¡¿Por qué un barco no Dalki nos está atacando?! —gritó Megan buscando una respuesta, pero Sam no tenía ni idea de lo que estaba pasando y, por lo que parecía, la mayoría de los demás en el centro de comando tampoco.
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