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Capitulo 10

¡Me Convertí En El Jefe Final Dentro Del Juego De Fantasía!—

Capitulo 10: "La masacre"

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En algún lugar del colosal bosque, había una zona completamente hermosa y diferente de las demás. Sin árboles y con una extraña roca clavada en medio, los rayos solares daban en el pasto y brillaban junto con el color verde. Las mariposas y todos los tipos de bichos voladores hacían ruidos perfectos en el ambiente; era un sonido tranquilizador y típico del campo que causaba tranquilidad en cualquiera que lo oyera. Sin embargo, en el momento en que todo era perfecto para acostarse en el lugar y dormir en total armonía, ruidos bruscos de gritos de niños empezaron a oírse en el lugar.

Los cuatro niños pequeños empezaron a correr por todo el lugar. Se empujaban y tiraban al suelo para dar vueltas sobre el pasto, gritar y reírse. Corrieron por todos lados e incluso se subieron a la roca que parecía estar clavada por alguien en ese lugar perfecto en el medio. Todo era sonrisas y diversión.

Los pequeños niños tenían aspectos únicos y diferentes entre sí. Después de divertirse durante un largo rato, se tiraron al suelo y miraron hacia arriba con cansancio; habían jugado tanto que ya no les quedaban energías en sus pequeños cuerpos.

El sol se estaba escondiendo y el precioso atardecer se dejaba ver ante los ojos de estos cuatro niños. Siempre venían a jugar a este lugar y a disfrutar de las vistas que siempre los dejaban boquiabiertos. Nunca se cansaban de verlo.

Poco a poco, la noche se ponía y los ruidos de los bichos se intensificaban. Incluso aparecieron los insectos de luz, que iluminaban de forma fantástica los alrededores y adornaban de manera encantadora el bosque.

Desde la gustosa tranquilidad, uno de los niños con dos cuernos negros y pequeños empezó a hablar de forma preocupada al aire… "¿Qué piensan que sucederá? Tengo miedo a ellos", expresó con un tono bastante preocupado.

"¡No lo sé! Mama y papá me dijeron que no me preocupe y que salga a divertirme", dijo la niña con orejas de algún tipo de canino, sin dejar de soltar bostezos.

"Ayer en la noche me desperté asustada porque sentí que había algo debajo de mi cama… ¡Miau!... y fui a decirle a mis padres sobre ese extraño ruido… ¡Miau!... pero cuando intenté decírselos… ¡Miau!... a través de una pequeña abertura en la puerta los pude ver discutir mucho sobre cosas que no entendía junto a los vecinos… ¡Miau!... Decían que no había suficientes tributos para ellos y que si no se los entregábamos, cosas malas iban a pasar hoy… ¡Miau!..." Dijo la pequeña niña con orejas y cola de gato.

"¿Qué son esas cosas llamadas tributos?" preguntó preocupado el niño con cuernos de siervo. Los cuatro se preguntaron entre ellos qué era eso, pero no llegaron a ninguna conclusión. Deseaban saber qué eran los "tributos" porque sus padres ponían rostros preocupados o peleaban cuando decían esa palabra. Su curiosidad era inmensa.

Mientras hablaban sobre las dudas de cada una de sus familias respecto a los tributos, de repente, los cuatro se asustaron al recordar la fecha de este día. Se trataba de una fecha de terror para estos niños. Siempre que llegaba este día, se escondían en cualquier lugar del pueblo.

"¡No quiero, no quiero verlos! Tengo pesadillas siempre que ellos vienen", decían los niños entre lágrimas y expresiones que reflejaban el miedo que sentían.

La niña de orejas de lobo contó que cada vez que esas bestias con forma de lobo y esas personas de verde aparecían, sus padres temblaban. El niño de cuernos negros, por otra parte, contó que su mayor miedo eran esas bestias que se paraban igual que ellos, pero que eran rosas y tenían cabeza de cerdo.

No dejaban de hablar sobre las criaturas que venían de vez en cuando y hacían que sus padres discutieran y se llenaran de miedo. Llegaron a la conclusión de que ellos podrían llegar a tener algo que ver con esa cosa llamada tributo después de pensarlo durante algunos minutos. Daba tanto miedo pensar en ellos que el pequeño con cuernos de siervo pidió que dejaran de hablar de ellos después de haber sentido mucho miedo. Cualquier niño se burlaría de esto al ver que otro estaba asustado, pero todos se sentían igual y no había un momento para pensar en burlarse del otro.

Había llegado la hora de irse; sin embargo, cuando se estaban levantando del suelo, escucharon un montón de gritos en una sola dirección. Al mismo tiempo, vieron cómo en el cielo oscuro se podía apreciar en gran magnitud un hilo de humo que iba hacia el cielo. Esto los asustó mucho y corrieron en dirección al humo no porque creyeran que se trataba de algo, sino porque era el único lugar donde podían estar seguros; después de todo, en esa dirección estaban sus casas.

Corrieron entre medio del bosque con mucho miedo. Al llegar, observaron desde algunos arbustos con sus propios ojos algo peor que el mismo infierno. El fuego se extendía por todas las casas de madera y se transmitía de persona en persona. Ver cómo eso ocurría los dejó aterrorizados y quietos a los niños en el mismo lugar.

No lograban reaccionar ante lo que estaban viendo sus ojos, era tanto el impacto que ni tiempo a llorar del miedo tenían.

"¡Papá!... Miau…" De golpe, la niña de orejas de gato reacciona y grita eso sin darse cuenta, lo que ayudo a que los otros tres entrarán en razón.

La niña no dejaba de soltar lágrimas al ver cómo su papá envuelto en fuego, corría de un lado a otro de dolor y entre gritos. El cuerpo del hombre no aguanto más y cayó sobre el suelo casi hecho puras cenizas.

La niña quería correr a abrazar a su papá, pero los otros tres niños la abrazaron para no dejarla correr. Incluso araño con sus largas uñas las caras de los demás. Seguido, vieron como las criaturas gordas de color rosa y con cabezas de cerdo, y las bestias verdes salían de las casas con mujeres Demi-humanas, las cuales las tiraban al suelo, las daban vuelta y las violaban entre llantos, dolor y gritos.

Esa imagen había destrozado a los niños. En este descuido los niños no se dieron cuenta y sin querer dejaron de poner fuerza sobre la gatita, que al instante salió corriendo hacia donde estaba el cuerpo de su padre, sin embargo, a mitad de camino, su mirada se llenó de miedo y sus piernas empezaron a temblar.

La niña tenía a unos metros una de esas criaturas de color verde, este iba caminando con un rostro horrible y una sonrisa repugnante. En una de sus manos llevaba del pelo a una mujer que no dejaba de llorar y de la otra, un hacha casi destruida y bañada en sangre.

Al ver eso no pudo moverse. Las lágrimas salían por si solas, hasta los otros tres niños habían dejado de moverse, no por que no quisieran ayudar a su amiga, sino que ante esa mirada monstruosa por parte de la criatura sus cuerpos no se movían del lugar. El terror los había atrapado a todos.

La mujer que llevaba con la mano, no dejaba de hacer fuerza e intentar soltarse, pero la bestia se detuvo, la golpeó con el puño y de esa manera se quedó completamente callada. Los niños miraban con horror eso.

La criatura se acerco a pasos lentos a la niña y nada se lo impedía. Todo el lugar estaba hecho un desastre y no había lugar para preocuparse por otros. Cada uno corría por su bien.

Una vez cerca, las piernas de la niña se rindieron y cayó de rodillas, los otros gritaban desde los arbustos y la bestia de color verde sonreía asquerosamente.

La criatura tenía dientes grandes, feos y sucios, y un rostro horrible que hacían de su perfil algo que no quisieras encontrarte a solas en un lugar oscuro.

Cuando todo parecía haberse acabado, un hacha golpea la cabeza de la criatura y este cae muerto al suelo. La mujer de orejas de perro y cabello marrón que tenía en manos, se suelta y sale corriendo hacia el bosque sin pensarlo. La bestia había terminado con la cabeza partida a la mitad después de ese hachazo volador.

Los niños miraron en dirección de donde había venido esa hacha, y para cuando lo hicieron, se llevaron una sorpresa. Se trataba del padre del niño de cuernos negro y alas con plumas, el que había matado al individuo pequeño y verde. Todos, incluso la niña corrieron a abrazar en llanto al padre de uno de ellos. No sé desprendían por nada del mundo y no dejaban moquear.

Para cuándo se dieron cuenta, el hombre de largos cuernos negros y alas oscuras no tenía un brazo, le faltaba un ala y estaba completamente herido.

"Niños, deben huir de aquí", Decía con una voz tranquila y cansada.

Los niños con la cabeza le decían que no, pero el señor nuevamente insistió en ello con tristeza.

Mientras eso sucedía, una criatura con forma humana y cuerpo de lobo empieza a acercarse lentamente hacia donde estaban ellos.

No venía solo, a los costados iba acompañado de muchas de las criaturas verdes similares a la que acababa de matar este hombre. Fue en ese preciso momento, en que el hombre respiro profundo y luego soltó el aire.

Su miedo se había ido y una gran tranquilidad se había hecho en su cuerpo.

Aprovecho el momento y miro a los niños que no dejaban de llorar mientras abrazaban sus piernas.

Pensó que sería difícil para ellos sobrevivir solos, pero no tenía otra opción.

Su esposa había sido atrapada por los cerdos gigantes y cuando la intentaron violar, el mismo la mato. Ella misma se lo había pedido. Antes que ser violada por una criatura así, su esposa con una sonrisa le pidió que la matará, ser tocada por alguien que no fuera su esposo le removía toda el alma. Por ello prefería morir en manos de su marido que siendo violada y torturada.

"¡No quiero que mueran, quiero que vivan!"

"Si puedo dar mi vida para que puedan huir sería genial… ¡Así que corran!... ¡Váyanse!"

Les gritó de manera triste.

Los niños no sabían que hacer, no entendían nada de nada, pero ante los gritos no dudaron en seguir las palabras del padre de uno de sus amigos.

El hijo de este no quería desprenderse de su padre, estaba agarrado de su pie con todas las fuerzas del mundo, pero con ayuda de sus amigos hicieron que el niño se desprendiera y entre lágrimas se fue.

Mientras se alejaba veía a su padre defenderse a duras penas de las criaturas, pero a medida que se alejaba perdió vista de su padre.

De esta manera corrieron y se adentraron en el extenso bosque sin ninguna idea en mente.

-CONTINUARA-