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LOS GUARDIANES DEL METAL

una guerra intergalactica de cien años un triangulo amoroso y muchos; pero muchos mechas y Robots extraterrestres de combate en una batalla para salvar la tierra de un tirano conquistador espacial ¿Podrá Zyorg salvar al planeta tierra mientras aprende a ser un ser humano y vivir en paz al lado de su amada?

crazor_productions · Sci-fi
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44 Chs

CAPITULO 1: ELIZABETH VAN ZORBEN, LA FUTURA CONDESA DE HOLANDA

Su carruaje blanco con cortinas doradas se acercaba a donde se encontraba la ciudad más importante de las tierras Holandesas, importante no solo porque era una segunda capital de la misma nación sino porque sería también su nuevo hogar. Mirando por la ventana con sus ojos azules, la joven Elizabeth Van Zorben veía a la distancia, la pintoresca ciudad de Huttentorg. Suspirando con pesar se acomodo en su asiento mientras que, aprovechando la oportunidad de no ser vista por nadie, cruzó sus piernas de forma similar a los hombres. Llevando un vestido rojo oscuro al punto de parecer casi violeta, con un poco de tela blanca sobre la zona de sus bien provistos senos, con volantines blancos en sus muñecas, aquella muchacha de cabello negro, ojos azules y rostro angelical, estaba dirigiéndose a la que sería su nueva casa donde se casaría con el conde Víctor Van Torner y de ese modo se convertiría en la condesa de esa ciudad en Holanda. Elizabeth odiaba el tener que irse de su hogar en Stuggart; pero sus padres habían decidido desde el día que ella nació, que debería contraer matrimonio con el joven Víctor. Para muchas muchachas de su edad la sola idea de ir a donde su príncipe azul de los cuentos de hadas la esperaba, era un sueño hecho realidad; pero para Elizabeth era un pesar y temía que cambiase a pesadilla de un momento a otro.

Sus padres habían decidido su vida desde pequeña, habían decidido que ella seria frágil, inocente, un poco torpe e incluso sumisa y obediente, decidieron también que ella se casaría con el hombre que ellos quisieran a la vez que viviría la vida que ellos deseaban que viviese. Por desgracia para sus padres, Elizabeth tenía otro modo de ver las cosas, ella no era frágil, muy en su interior sentía una fuerza que por algún motivo desbordaba hacia afuera haciéndola ver como una mujer aguerrida antes que una flor delicada. Incluso recordaba una oportunidad donde había golpeado a un bravucón con la fuerza suficiente para hacerlo llorar, una frágil mujer no haría eso. El ser inocente tampoco era lo suyo, cuando pequeña a escondidas de sus padres se las ingenio como pudo para aprender a leer, aprender a reconocer las plantas, los animales y la historia de la humanidad. Elizabeth era una mujer sumamente inteligente que sabía de plantas, especies, químicos, historia humana y también de geología, geografía a la vez que un poco de astronomía. Obviamente de torpe no tenía nada; pero lo ultimo… sumisa y obediente, esa última parte si era la que no había podido mejorar, ella podría haberse revelado en cualquier momento afrontando también las consecuencias de su accionar de no ser por qué… ella amaba a sus padres, cada vez que veía como hablaban de su vida y de sus sueños, en los ojos de sus padres veía un calor muy cariñoso que le impedía rebelarse, temía muy en el fondo de su corazón que de negarse e incluso, de ser necesario, pelear con ellos. Terminase por romperles el corazón, haciendo aquello más doloroso para Elizabeth, no era tonta, sabía qué, aunque fuese fuerte e inteligente, al ser rebelde no llegaría a nada y dañaría a sus seres queridos en el procesos sin un motivo valido o real, lo mejor era aceptar su destino aunque no lo desease. Posiblemente a su futuro esposo le gustase que ella no fuese un florero andante que dijese estupideces cada cinco minutos y con ello su vida lograse ser realmente un paraíso, en lugar de una sombra llena de incertidumbres.

La voz del cochero la saco de sus pensamientos cuando le dijo

- Señorita Van Zorben, estamos llegando a la ciudad

Elizabeth lo miro, un hombre que vestía una camisa blanca con unos pantalones del mismo color, sus medias eran visibles y calzaba un zapato negro con correa de plata, su rostro avejentado emitía una cálida sonrisa, la peluca blanca sujeta por un listón azul y sostenida por el sombrero negro, aquella imagen de algún modo le hizo sentir una gran compasión por lo que sonriendo le dijo

- Gracias por decírmelo, espero con ansias conocer a mi joven prometido

- Dicen que es el más apuesto de Huttentorg, por lo que no creo que se arrepienta de estar a su lado- le aseguró el cochero mientras continuaba mirando el camino

- Eso espero mi fiel amigo- le respondió Elizabeth sonriendo para luego susurrar en voz muy baja- realmente eso espero

Luego el carruaje entro a la ciudad mientras que Elizabeth realmente esperaba conocer a su futuro esposo.

Había aterrizado a tiempo, sus sistemas aun funcionaban; pero estaba terriblemente dañado, sabiendo que no podría ocultarse por más tiempo fue que decidió lanzar de su espalda un satélite de reconocimiento, después de que este saliese fue que aquel guerrero de Cobre se quedo allí, tirado en medio de los arboles, con un daño en sus funciones primarias del 30% sin embargo aun vivo, el satélite observo todo y analizo su entorno catalogando las especies animales irracionales, separándolas violentamente de las racionales, después el satélite volvió con la información que había obtenido, entrando en el cuerpo del robot fue que este comenzó un rápido análisis de las especies que le convenía adoptar para camuflarse con el entorno, la única especie que le convenía en ese momento era la humana, por lo que en su interior inicio el proceso de camuflaje.

En su interior se podía leer: INICIANDO CAMUFLAJE, ESPERANDO EL CARGADO DEL PROCESO, LOADING 1%

Aquello sería algo largo sin lugar a dudas.