–Te estaba esperando–
Esas fueron las primeras palabras que le dijo cuándo se reencontraron. Klaus no esperaba nada más, conocía muy bien a su padre, así que fue directo al grano.
– ¿Y? ¿De qué querías que hablamos?–
Ezra lo miró con una sonrisa y le dijo.
–Primero vamos a tratar esas heridas, se están poniendo muy mal–
Si no se lo recordarán, Klaus no se habría dado cuenta de lo herido que estaba. La mordida en el abdomen no se veía nada bien. Y ahora que se había detenido a descansar, los repetidos golpes en la cabeza habían empezado a cobrarle factura. Tanto que empezaba a ver borroso.
. . . . . . . . . . . . .
Después de darse una ducha, Klaus se sintió renovado. Todo el estrés que había acumulado se había ido con el agua, incluso su vista nublada se había recuperado.
Cuando salió del baño, se encontró con su padre en el cuarto. Parecía que tenía un rato esperándolo.
–Klaus, quiero que te mires en el espejo–
– ¿Para qué?–
–Solo Hazlo–
–Está bien, está bien–
Sin entender todavía, Klaus se acercó al espejo. Pero lo que vio, hizo que su rostro ya pálido perdiera el poco de sangre que le quedaba.
Sus ojos...
Sus ojos eran de un color negro profundo...
No solo eso, incluso la esclerótica (parte blanca del ojo) era de un color negro profundo.
Él había visto esto antes, si, en los ojos de ese monstruo humanoide que lo perseguía en un inicio. Y no solo en él, en gran mayoría de las personas que enloquecieron.
Casi todas tenían ojos similares...
Klaus recordó vagamente que las pupilas de dulce también eran más grande de lo que un humano debería ser capaz. Y los otros dos también.
Klaus: Me estoy volviendo como ellos–
–No es así– Interrumpiendo los murmullos de Klaus, Ezra puso su mano en su hombro.
Y en el instante en que lo hizo, la oscuridad que cubría sus ojos desapareció.
Atónito, Klaus miro a Ezra sorprendido y pregunto. – ¿Cómo lo hiciste?–
–Cómo lo hice no es importante, lo que importa es que harás con el poder que tienes–
– ¿Eh?– Klaus se sorprendió por un momento, pero luego pensó en los acontecimientos del día. "Es cierto, hasta ahora no le preste mucho atención a ese poder, había estado demasiado ocupado tratando de llegar aquí. Pero el problema es que este poder es maligno. Espera, ¡él lo sabía!"
Justo cuando Klaus iba a interrogar a su padre, Ezra comenzó a hablar.
–Klaus, no debes temerle a la oscuridad, pero no permitas que te controle. La libertad que sientes no es mala, pero si te dejas llevar, te vas a perder a ti mismo. No tienes idea de la clase de persona en la que te convertirás si eso pasa. Si quieres evitarlo, solo necesitas un ancla de la que aferrarte–
Klaus estaba demasiado confundido para responder, había... demasiadas cosas en las que pensar. Y quedaba muy poco tiempo para hacerlo. No pensaba muy seguido en el futuro, pero le frustraba mucho el no saber qué hacer.
–Ezra– Dijo Klaus de repente.
– ¿Qué pasa?–
– ¿Tú encontraste ese algo?–
–Talvez–
–Ya veo– Sin nada más que decir, hubo un largo silencio entre los dos.
–Te dejé algo de ropa encima de la cama, ponerla, te será útil cuando aprendas a usarla– Con eso dicho, Ezra se fue en silencio, dejándole a Klaus mucho en lo que pensar. Ni siquiera lo dejó preguntar todo por lo que se moría por saber.
"Ese tipo solo hace lo que quiere. Bueno, a ver qué me trajo"
Cuando Klaus salió de sus pensamientos, dirigió su mirada hacia la cama. Encima de ella había una camiseta negra, con pantalones negros y una larga capucha negra, ah, y en el piso habían unas botas negras también.
"¿Porque todo negro? bueno, no importa" Klaus decidió echar los pensamientos inútiles al fondo de su mente. Por ahora, necesitaba centrarse en las cosas más importantes, como el que hacer a partir de ahora.
Después de cambiarse, Klaus se dio cuenta de que le quedaba perfecto. Al parecer, Ezra lo encargo a medida para él.
. . . . . . . . . . . . .
Cuando Klaus volvió a la sala, se encontró a su padre en el comedor. Pero no estaba solo, había una persona sentada frente a él.
Era una chica, una chica increíblemente hermosa. Tenía el cabello de color negro azabache, y su piel era blanca como la leche.
Pero sus ojos....
Sus ojos eran azules como el mar, y la frialdad que se mezclaba con una sensación de tristeza que emana de ellos, hacían que las personas perdieran su alma.
Klaus no era inmune a sus efectos, por un momento, se había perdido a sí mismo en sus ojos, pero rápidamente se recuperó y miro a su padre en su lugar.
– ¿Quién es ella?–
Ezra voltea la cabeza y dice sonriendo.
–Oh, lo siento, no los había presentado todavía, verdad? Pues ella es Alexa, en cuanto a él, se llama Klaus. Ahora toma asiento, tengo algo que decirte–
Ignorando la extremadamente rápida presentación de su padre. Klaus se sienta en medio de Alexa y su padre.
Al ver la curiosidad aparecer en los ojos de Alexa, Klaus se da cuenta de que también desea saber. Mirándolos, Ezra pone una mirada misteriosa y pregunta.
– ¿Díganme, que creen que sucede realmente?–
Alexa no pronunció una palabra después de escuchar su pregunta. Después de ver esto, Klaus decidió hablar el.
–Creo que, hay un virus en el aire. Que hace que las personas enloquezcan–
–Mal–
– ¿Entonces qué es?–
La mirada de Ezra se volvía sería de repente cuando los miró y dijo.
–No puedo contarles todo lo que va a suceder ahora, ya que no comprenderían todo lo que implica, pero si les contaré lo que sucede aquí–
El paro por un momento, antes de continuar hablando.
–Un demonio ha llegado a esta ciudad–
Klaus quedó atónito por un momento al escuchar esto. Luego miro a su padre con una mirada dudosa mientras decía.
– ¿Cómo que un demonio?–
–Y no cualquier demonio, el que vino a esta ciudad es un trono. Un demonio de alto rango, llamado Dantalian– Ezra respondió como si no se diera cuenta de lo loco que sonaba, y continuó con naturalidad.
–Él ha llegado con una de sus legiones, y espíritus malignos que se apoderan de los cuerpos de las personas mediante uno de los deseos humanos. Ya sea el orgullo, la avaricia, la envidia, la lujuria, la pereza, la gula, o la ira.
Él ha puesto una barrera alrededor de la ciudad, pero tú eres solo un humano, no hay forma de que puedas cruzar una barrera echa por un trono–
El pensamiento de Klaus se volvió lento por un momento. No podía decir que no creía en lo que decía su padre, porque las cosas que había visto no eran para nada de este mundo.
– ¿Entonces, como saldremos de la ciudad?–
–Solo si se rompe la barrera–
– ¿cómo la rompemos?–
–Para eso hay que matar a Dantalian–
– ¿Y cómo vamos a matarlo?–
–Vas directo al grano, eso me gusta– Entonces Ezra se levantó y se dirigió a su habitación. Mientras tanto, Klaus se quedó solo con Alexa.
Un silencio incómodo lleno el lugar.
Viendo su rostro, Klaus se dio cuenta de que ni siquiera lo había notado una vez, y su mirada fría que le evocaba tristeza parecía eterna.
Se notaba que no era buena comunicándose, y como Klaus era el mismo, el silencio incómodo permaneció.
–Oh, la encontré, ya me había olvidado de esta cosa–
Fue entonces cuando apareció Ezra con una espada en mano. Era de color plateado resplandeciente, también tenía unos grabados en el cuerpo de la espada, así como inscritos en un idioma desconocido.
La puso sobre la mesa y dijo con una sonrisa.
–Con esto–