Luego de acabar con los hombres que los tenían cautivos, Ethan les dijo que recogieran todas las armas que pudieran, que las necesitarían después.
Bruce ya había despertado, y cuando supo lo que pasó, se puso como loco. Trato de hablar con Bridge, pero ella lo evitó con u a mirada fría y pálida. Aún no había procesado lo ocurrido.
De hecho, las miradas de todos eran un poco diferente. Bruce se dio cuenta de que todos lo culpaban por lo que sucedió.
Cuando fue el momento de irse, todos se separaron en pequeños grupos. Al frente estaba Ethan, cuando aparecía un anormal, él se encargaba de ellos con un hacha.
Su habilidad era increíble, se manejaba con una facilidad que daba miedo. Si no fuera por la mirada agitada y nerviosa en su rostro pensarían que era un maníaco homicida.
Justo detrás de él estaban Bridge y Abby junto con su amiga Ann. Y un poco más atrás estaba Camil y Allison. Y al final estaban Bruce y Cooper.
Ethan los había guiado por una ruta silenciosa, decía que así podrían evitar encontrarse con muchos anormales. Como él ya había aceptado ir con ellos a la estación de policía, nadie protesto.
Abby, al ver que su hermana todavía no quería hablar. Torpemente saco un tema de conversación, hablando con señas.
(¿Porque no quieres hablar con Bruce? sabes que él no tuvo la culpa)
Bridge puso cara de dificultad mientras le decía. –lo sé, es que no me siento de humor, ya sabes, con todo lo que está pasando. Me preocupan más nuestros padres y si están bien–
–Pero recuerda que el piensa que tú lo culpas, de hecho, piensa que todos lo culpamos–
Bridge se quedó callada y no dijo nada más.
. . .
Camil era una buena amiga, ni un solo momento se alejó de Allison después de lo que sucedió. La consolaba todo lo que pudo.
–No te preocupes, todos acordamos no decir nada de lo que sucedió, nadie tiene que saber que fuiste...ya sabes–
Allison no respondió, siempre estuvo en blanco. Pero cuando sus ojos se topaban con la figura de Bridge, un brillo extraño destellaba en sus ojos.
¡AAARG! ¡AAARG!
Cuando los rugidos de varios monstruos, Ethan se puso alerta e inmediatamente les grito a todos.
– ¡Oigan todos! se acerca una manada, no vamos a poder huir, así que tendremos que pelear–
– ¿Que? ¿Pelear? ¡Yo nunca he peleado en mi vida! ¿Cómo quieren que pelee?–
–Las chicas retrocedan. Bruce y Cooper, vengan acá–
Haciendo lo que Ethan les había dicho, las chicas retrocedieron y Bruce y Cooper sacaron pistolas y se adelantaron.
–No hay tiempo para aprender, Quítenle el seguro, apunten y disparen. Pero no a mí, a ellos–
Sin darles más tiempo para prepararse, lo que tenía que llegar, llego.
Pero cuando ellos vieron lo que venía desde lejos, todos quedaron aterrorizado.
Era un monstruo con forma humana que corría a cuatro patas. Y no solo uno, había otros dos de ellos un poco más atrás. Y para rematar, había diez de esas personas anormales.
Ethan recuperó la compostura con rapidez, y les grito a los demás con fuerza.
– ¡DISPAREN!–
¡BAM! ¡BAM! ¡BAM! ¡BAM!
Los chicos reaccionaron rápidamente al escucharlo, y disparo todo lo que tenían. Bruce tenía cierto entrenamiento, por lo que acertaba la mitad de las veces, aunque ninguno de ellos cayó al suelo. Cooper por otro lado, tenía suerte si acertaba dos o tres disparos.
¡BAM! ¡BAM! ¡BAM!
Ethan por otro lado, no falló un disparo, le atinó en el ojo a un monstruo haciéndolo caer, y luego le disparó a otro dos en la cabeza.
Cuando Ethan hubiera matado dos monstruos, y los chicos habían acabado con cuatro anormales, la manada ya los había alcanzado.
Entonces Ethan soltó la pistola y cogió el hacha. Antes de lanzarse contra ese monstruo restante.
A diferencia de Klaus, que logró matarlo con mucha dificultad y mucha más suerte. Ethan lo termino instantáneamente, de un tajo en la cabeza.
Luego de matar al más fuerte, Ethan se encargó de dos anormales con facilidad. Pero los otros dos corrieron hacia los chicos, y los hicieron caer al suelo.
–Ayuda, alguien ayúdame por favor–
¡Corte! ¡Corte!
De un golpe en la cabeza, Ethan mató a los dos restantes y dijo. – ¡Tenemos que irnos!–
Mientras los demás aún estaban aturdidos, Ethan ya había empezado a correr lejos del área. Por miedo a que trajeran más de ellos, los otros lo siguieron con rapidez.
. . . . . . . . . . . .
En el camino que seguía, se encontraron con muchas personas y familias que regresaban a sus casas. Todos quedaron confundidos al ver esto, pensaban que nadie querría quedarse en un lugar infernal como este.
Entonces Ann se acercó a una persona que iba sola, y le pregunto.
– ¿Porque todo el mundo vuelve? ¿No es más seguro fuera de la ciudad?–
–No sé puede salir de la ciudad, hay una niebla muy espesa que lo rodea todo. Y las personas que intentan salir, terminan volviendo. Cómo no hay forma de salir, quiero pasar el resto del tiempo con mi familia. Ustedes también deberían–
El grupo de Bruce se quedó pasmado, nadie puede salir de la ciudad, y los monstruos están por doquier. Mientras tanto, Ethan, el único calmado miro al grupo y dijo.
–Tenemos que seguir–
. . . . . . . . . . . . . . . .
Después de separarse de Klaus, Sarah logró llegar a casa, pero no encontró a nadie. Parecía que todos se habían ido.
Una sensación de vértigo la azotó, cuando el último poco de fuerza que tenía en su cuerpo el abandono, se desplomó en el suelo y empezó a llorar como no lo había hecho en mucho tiempo.
Ella no era una persona muy fuerte, pero amaba a su familia. A su hermanito, que siempre hacia el gracioso y le sacaba una sonrisa a todo el mundo, a su madre, que la llamaba todos los días para saber si estaba bien y siempre se preocupaba hasta por el más mínimo detalle, y su padre, que parecía tener las respuestas a todos los problemas del mundo.
Los amaba a todos, pero ahora no podía encontrarlos...
Empezó a sentir desesperación.
¡Tock! ¡Tock!
Fue en ese momento cuando escucho un llamado desde la puerta, se limpió las lágrimas del rostro, y camino hacia allá.
Dudó por un momento en sí debería o no abrir la puerta, Pero al final lo hizo. Cuando la abrió, se encontró con el amable vecino de al lado, que la miro con una amable sonrisa.
–Oh Sarah, no debiste haber vuelto, las cosas están muy mal aquí–
Sarah ignoró el comentario del vecino y le pregunto con preocupación. –Usted sabe dónde están mis padres–
–Claro, fueron al refugio en la iglesia. Nosotros vamos para allá ahora mismo, ¿quieres acompañarnos?–
–Claro, dame un momento por favor–
Con eso dicho, se dio la vuelta para buscar algunas cosas. En su mente solo podía pensar en su familia, ni siquiera se dio cuenta de la extraña sonrisa que apareció en el rostro del vecino.