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Prologo

Ven,

yo invito,

juntos pagamos las consecuencias.

Asi terminaba el libro que estaba leyendo, no era un final demasiado espectacular, aunque estaba bastante bien para ser un libro poco conocido. La trama estaba bien, era algo común, pues trataba de una pareja que era rechazada por toda la sociedad. Nada que no hubiese leído ya.

Me levante de la cama para dejar el libro en la estantería que había al lado de la ventana, coloque el libro en su respectivo sitio y me quede contemplando el paisaje.

Era horrible, al menos desde mi punto de vista.

Para muchos era un simple terreno, con distintos lugares para entrenar o incluso disfrutar de una tarde soleada y si mirabas mas allá también se podía ver un bosque algo frondoso. A mi lo único que me transmitía eran malos recuerdos, sentimientos de soledad y horas de humillación. Sinceramente, no creo poder verlo de forma diferente.

Mire la hora, era la una y media de la madrugada, perfecto. Era algo tarde asi que todos deberían estar ya durmiendo. Pero por si acaso decidí asomarme por la puerta, para comprobar que no hubiese luces encendidas, y efectivamente, estaba todo a oscuras.

Volví a cerrar la puerta con cuidado de no hacer ruido. Era el momento perfecto, abrí la ventana con cuidado y salí por ella. Me dirigí hacia el bosque, al lugar de siempre. No era nada extraordinario, simplemente era un claro en el boque que había encontrado hace un par de meses y desde entonces voy allí la mayoría de las noches a practicar, o simplemente a relajarme.

Tras caminar varios minutos llegue. El lugar estaba algo escondido dentro del bosque, pero al haber venido tantas veces ya me sabia el camino de memoria. Al mirar a mi alrededor note que algo estaba diferente, tenia el presentimiento de que alguien había estado allí poco antes que yo. Decidí dejarlo pasar, ya que cualquiera podría haber pasado por aquel claro, no tenia porque preocuparme.

Coloque un par de piedras a una distancia considerable para poder usarlas de dianas. Me prepare, y apunte hacia una de las piedras, lanzando una llamarada azul de la palma de mi mano. Le di e hice lo mismo con la siguiente piedra.

Realmente eso no era lo que quería practicar, había descubierto una nueva función de mi poder hace un par de semanas. Con mucho control era capaz de crear armas hechas con el mismo fuego, claro que, necesitaba muchísima concentración para ello.

Me dispuse a crear el arco y las flechas en los que había estado practicando las ultimas 3 semanas cuando oí pasos entre los arboles. Hice desaparecer las llamas, y comencé a correr hacia donde se encontraba mi habitación. Atenta de que no hubiese nadie, llegue a mi cuarto en pocos minutos, entre por la ventana y la cerré. Se supone que teníamos prohibido salir después de media noche, nunca había visto a nadie mas salir después de esa hora.

¿Quién estuvo esa noche en el bosque?