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La Reina de los Mercenarios

Samantha se embarcá en un intenso viaje buscando su lugar en el mundo sin saber que se ha vuelto un peón para otros. Una mujer que se alzara a la grandeza, pero también oculta un secreto. …. Mientras Sam caminaba por la calle, vio como un destello robo su visión, lo siguiente que supo es que una diosa le ofrece un trato. Puedes reencarnar o morir. Sin otra opción Sam elige reencarnar, pero no esperaba que su cuerpo cambiara y fuera en una mujer, peor aún, ni siquiera es humana. Siendo lanzado a un país en guerra, vive la aventura de Sam desde una esclava, hasta una Reina. Nota. La imagen de portada no me pertenece, puedo retirarla si el autor lo desea, uno de los personajes, esta basado en el del autor de Death March.

Likan · Fantasy
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96 Chs

Capitulo 29 - Deterioro

Ante Samantha toda la situación se desarrollaba de forma incomprensible, su mente realmente no fue capaz de comprender como el pequeño Morgan se convirtió de la nada en un Elfo Oscuro, aunque explico algunos sucesos extraños, como el hecho de que siendo tan joven pudiera recorrer el bosque por su cuenta sin encontrar mayor peligro que casi ser arrollado por Samantha, y más si consideramos que el lugar que visito fue un antiguo campo de batalla.

Aun así, nunca le paso por la mente que de todas las razas que habitan el extenso continente, se encontraría con un auténtico elfo oscuro, y lo peor de la cuestión es que sucedió justo después de que asesino a varios soldados aparentando ser una Elfa, sin duda no era una coincidencia que terminaran apareciendo aquí los soldados.

Samantha se quedó congelada un momento, sin embargo, pronto recupero su compostura cuando sujeto con fuerza las dagas en sus manos, mientras esperaba pacientemente la oportunidad de rescatar a sus amigos.

"Él es un elfo... seguramente tiene conocimiento de la líder rebelde, debemos llevarlo con nosotros para interrogarlo." - las palabras de los soldados pudieron parecer razonables para cualquiera que los escuchara, pero la mirada codiciosa y lujuriosa en sus rostros mostraba sus verdaderas intenciones.

"También nos llevaremos a la mujer, podría estar implicada en toda la situación." - exclamo otro hombre mientras lamia sus labios, su mirada barría el cuerpo de Luvia intensamente, sus palabras hicieron que el grupo de soldados cambiara sus miradas de Morgan a Luvia, lo que fue el momento que Samantha estuvo esperando.

Dando un rápido salto acorto la distancia con uno de los soldados que sujetaba a Morgan ¡Splash!, la sangre broto del hombre cuando la daga de Samantha corto su garganta con un simple tajo, esto alarmo a los otros soldados quienes por reacción natural se retiraron mientras observaban atentamente al enemigo desconocido.

Cuando el soldado herido noto el corte en su garganta por inercia movió sus manos intentando detener el sangrado, lo que permitió que el pequeño niño se liberara y huyera en pánico, sin embargo los soldados no se preocuparon por el puesto que sus ojos estaban fijos en el atacante desconocido.

En el momento en que el soldado cayo al suelo revelo atrás de su cuerpo a una figura encapuchada, que por la figura de su cuerpo mostró ser una mujer, pero debido a que la capucha ocultaba su rostro no pudieron identificar a la atacante.

De su ropa salió un hermoso brazo blanco como la nieve, este se levantó suavemente hasta llegar a la altura de su cabeza, luego con un suave movimiento descubrió su rostro ante los presentes, lo que provoco que los soldados aspiraran aire frío ante la hermosa mujer que apareció frente a ellos.

Un hermoso cabello de color púrpura claro así como ojos del mismo tono, un fino rostro capaz de encantar las almas de las personas, y en sus labios una pequeña sonrisa como si se burlara de sus enemigos, para los soldados ante ella el tiempo pareció detenerse por un momento al sentir que presenciaban el descenso de tan hermoso ser, hasta que el líder de estos soldados palideció repentinamente como si hubiera visto a la criatura más aterradora del mundo.

"M-Medusa..." - las palabras pronunciadas por el hombre trajeron escalofríos a todo el grupo, cuyos cuerpos temblaron visiblemente mientras retrocedían unos pasos lentamente, como si temieran que la muerte descendiera por ellos en cualquier momento.

"¿Q-Que está haciendo aquí...?" - Luvia expreso el mismo temor que los hombres, sin embargo cuando noto que Morgan estaba cerca de Medusa, reunió su valor y corrió en dirección al pequeño, rezando en su mente que la aterradora mujer no les causara ningún daño, para su grata sorpresa la mujer solo le dio un pequeño vistazo antes de dirigir su mirada nuevamente a los soldados, lo que permitió que Luvia tomara a Morgan y huyera con el de la Academia.

Los soldados en su mente maldijeron su mala suerte mientras retrocedían lentamente esperando que la mujer simplemente decidiera irse por su cuenta, lo que ninguno de ellos imaginaba es que en ese mismo momento, Samantha estuviera sudando al descubrir que la persona en quien se transformó realmente existía en este mundo, después de todo, uso como referencia a la Medusa de cierto anime con nombre "Fate" en el título.

Ahora la incómoda situación la hizo avergonzarse un poco, ya que no pudo resolver el malentendido a tiempo y por las reacciones de los soldados se dio cuenta de que no será fácil salir de esta.

"¡Alto!, se supone que esa mujer fue encarcelada en la isla de Circe hace años..." - fue entonces que uno de los soldados pareció recordar un punto crucial sobre la verdadera Medusa, lo que provoco que se detuviera en seco, los otros soldados también comenzaron a recuperar la compostura cuando se dieron cuenta de que si bien la mujer ante ellos era tan hermosa y parecida a Medusa, no desprendía el aura de un ser de una liga superior.

"¡¡¡Maldita!!! ¿cómo te atreves a engañarnos?" - el líder grito con furia al darse cuenta de que fueron engañados por la mujer, peor aún es que perdieron a un soldado y dejaron escapar a los prisioneros, sin duda cuando regresara sería afortunado si todo terminara con una simple reprimenda.

"Mmm, cometes un error... yo jamás les dije que era Medusa, fueron ustedes quienes provocaron el malentendido por su cuenta." - explico Samantha mientras levantaba los hombros con ironía, esto solo provoco que la ira burbujeara en los soldados quienes desenvainaron sus armas con ira.

"Oigan... si la capturamos..." - fue entonces que uno de los hombres sugirió de forma rápida un plan alternativo, entonces las miradas de todos cambiaron perceptiblemente cuando la misma idea cruzo por sus mentes, una sonrisa floreció en sus labios causando que Samantha soltara un pequeño suspiro.

"Sigh. Hubiera sido mejor si se retiraran en paz." - Un brillo feroz paso por los ojos de Samantha cuando termino sus palabras, y en su mano derecha una pequeña chispa oscura apareció.

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En la sala principal del Templo se encontraba Bella quien ayudaba a los aprendices a limpiar y dar mantenimiento al lugar, en su rostro se plasmó una pequeña sonrisa como todas las mañanas después de que su Maestra llegara a visitarla, pero no duro mucho tiempo cuando un estruendo provino de la entrada del lugar.

Antes de que incluso Bella pudiera ir al lugar, se escucharon gritos de las aprendices en la entrada y pronto todo el Templo se movilizó, Bella por su parte retrocedió en silencio esperando ser de utilidad si fuera necesario.

En otra sala Luvia fue llevada junto a Morgan, ya que ambos colapsaron por el estrés mental y físico, después de todo corrieron juntos desde la Academia hasta el Templo para buscar protección, esto alerto a las sacerdotisas pues la identidad del niño era una verdadera sorpresa, así como el hecho de que todos intuyeron que tuvo que ver con los soldados del Vizconde.

La Sacerdotisa principal se alarmó cuando se enteró del origen de la conmoción, ya que ella era consiente de que Samantha se diría a la Academia todas las mañanas, lo que significa que probablemente termino implicada en el asunto.

"¡¡Rápido!! ¡Síganme los que tengan capacidad de combate!" - sin otra palabra avanzo rumbo a la entrada del Templo, ya que desde su perspectiva el tiempo era una cuestión fundamental que no tenía el lujo de perder.

Bella entró en pánico cuando vio salir a la mujer, por lo tanto sin pensarlo tomo un arma y corrió tras ella, lo que no esperaban era que al salir del Templo una multitud de mujeres estuviera ante ellas.

"¡¿Qué está pasando aquí?!" - El rostro de la Sacerdotisa se hundió al ver la multitud ante ella, pero cuando noto que no hubo intenciones hostiles relajo ligeramente su expresión, parece que se reunieron con un propósito diferente a lo que pensó originalmente, aun así no bajo su guardia porque noto que varias de las mujeres estaban armadas.

"Discúlpenos Señora, pero queremos preguntar por el estado de la mujer y el niño." - pregunto una mujer alta entre la multitud, por su apariencia probablemente era una aventurera porque su físico era bastante bueno en comparación con otras de la multitud.

"No tienen que preocuparse, han recibido tratamiento y están descansando... si no tienen algo más que hacer me gustaría pedirles que se retiraran de los terrenos del Templo, tengo trabajo que hacer y no puedo entretenerlas." - Sin esperar respuesta comenzó a caminar seguida por las aprendices y sacerdotisa del Templo que se reunieron a sus espaldas, muchas de ellas sosteniendo sus armas con Bella entre ellas.

La multitud intercambió miradas antes de seguir al grupo del Templo, lo que hizo que un grupo de casi 100 mujeres avanzara por las calles de la ciudad en dirección a la Academia, esto atrajo más atención de otras personas y pronto el grupo se triplicó.

Mientras tanto el grupo del Vizconde corrió por las calles de la ciudad siguiendo al joven Sir Kruger por las calles, sus expresiones cada vez mas oscuras al ver la ansiedad del joven ante ellos, cuando se encontraban a 500 metros de la Academina vieron como una onda elecrtica oscura se expandio desde el lugar, sus miradas cambiaron al sentir la fuerza de este ataque por lo que aceleraron el paso.

Para cuando llegaron al lugar, encontraron los cuerpos de varios soldados en el suelo en diferentes estados, algunos de ellos fueron partidos a la mitad, hubo quienes murieron por puñaladas y sin olvidar a los que se encontraban en el peor estado, siendo solo una masa amorfa de carne quemada en el suelo.

"Maldición, es tarde. "- Exclamo Sir Kruger con furia en sus ojos mientras observaba el cuerpo de los soldados, esto provoco dudas en las expresiones de los hombres, puesto que no entendieron si el joven estaba molesto por no salvar a los soldados, o por no encontrar al culpable. - "Estos malditos bastardos solo son idiotas que no sirven para nada."

La última frase del Joven dejo en silencio al Vizconde, ya que el enojo del joven no era por el asesino o por no poder salvar a los soldados, sino que en cambio era contra los soldados por haber provocado tal situación, con este pensamiento en mente el Vizconde planeaba preguntar el porqué, sin embargo un estrepitoso sonido lo alarmo por lo que junto a los demás fueron a la entrada de la Academia y para su sorpresa se encontraron rodeados por una multitud enorme liderada por mujeres y personal del Templo. ..

El sudor frío bajo por la espalda del Vizconde, mientras que el Joven Kruger bajo la cabeza con un poco de decepción.

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El desastre dentro de la Academia permitió que Bella se percatara de que no fue una batalla sencilla para su Maestra, lo único que le dio consuelo fue saber que entre los cadáveres del lugar no estaba el suyo. La cuestión es. .. si no esta ahí, ¿dónde esta?. .

Con ese pensamiento en mente se escurrió entre la multitud que rodeaba al pequeño grupo de hombres, después de informarle a una aprendiz sobre su objetivo regreso a las calles en silencio.

Usando toda la fuerza que su cuerpo le permitió, se dirigió a la posada donde estaba la habitación de su Maestra, tristemente aparte de una desnuda Ría no encontró rastro de Samantha, pero no pudo simplemente rendirse por lo que junto a Ría salieron a las calles en búsqueda de Samantha, aunque teniendo el suficiente cuidado de no llamar demasiado la atención.

Lo que las mujeres no esperaban era que su accion de ser discretas fuera sin propósito, puesto que toda la ciudad estaba atenta a la situacion del Vizconde y el Gobernador, quienes no se atrevieron a dar un paso al ser rodeados por la multitud en la Academia.

"¡¿Qué significa esto?!, ¡¡rodear a un miembro de la Nobleza es considerado un crimen del más alto rango!!" - exclamo el comandante de las fuerzas del Vizconde, aunque su mirada llena de pánico no ayudo a su causa, pero por lo menos logro que algunas de las mujeres dudaran un poco.

"Y crees que dejar que tus hombres ataquen a miembros del Templo, así como mujeres y niños es una práctica aceptable." - La Sacerdotisa no dio un paso atrás cuando reprendió con ira en su voz a los hombres, esto provoco que su ánimo decayera al darse cuenta de lo que sus hombres hicieron. - "Has estado permitiendo que tus soldados hagan lo que quieran en el lugar durante mucho tiempo, ¿acaso crees que solo por tu estatus eres intocable?"

El Vizconde estaba lleno de ira y rabia, sin embargo no fue tan estúpido como para intentar ir contra la líder del Templo y más aun cuando entendió que lo que dijo la mujer era cierto, por ello solo apretó los dientes y soporto la ira, aunque sus hombres no pensaron igual, ya que antes de poder detenerlos comenzaron a discutir airadamente con las mujeres.

"Son solo vidas humildes, ¿¿Cómo puedes compararlos con nuestro estado?" - fue el gobernador quien hablo.

"Además no eres más que una Simple Sacerdotisa de un Templo, incluso el Sacerdote del Templo de la capital actúa humilde ante nuestro señor, ¿¿Cómo te atreves a ser tan audaz?" - Grito el comandante de los soldados.

Todo esto solo provoco que el Vizconde palideciera al notar como la multitud emanaba intenciones asesinas tan claras, pero ya era demasiado tarde para intervenir, busco apresuradamente a Sir Kruger solo para descubrir que el hombre ya desenvaino su espada y se preparaba para combatir, lo que significaba que la batalla ya era inevitable.

Dando una última mirada a los cuerpos, se preguntó si al menos fueron capaces de matar al asesino, después de todo provocaron que su propia vida pendiera de un hilo.

Por otro lado, esa asesina se encontraba siendo tratada en una pequeña habitación a varias calles de distancia, durmiendo pacíficamente sin notar que una batalla estaba por estallar en la ciudad.