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La Reina de los Mercenarios

Samantha se embarcá en un intenso viaje buscando su lugar en el mundo sin saber que se ha vuelto un peón para otros. Una mujer que se alzara a la grandeza, pero también oculta un secreto. …. Mientras Sam caminaba por la calle, vio como un destello robo su visión, lo siguiente que supo es que una diosa le ofrece un trato. Puedes reencarnar o morir. Sin otra opción Sam elige reencarnar, pero no esperaba que su cuerpo cambiara y fuera en una mujer, peor aún, ni siquiera es humana. Siendo lanzado a un país en guerra, vive la aventura de Sam desde una esclava, hasta una Reina. Nota. La imagen de portada no me pertenece, puedo retirarla si el autor lo desea, uno de los personajes, esta basado en el del autor de Death March.

Likan · Fantasy
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96 Chs

Capitulo 28 - Cambio Constante

En una habitación iluminada con lámparas y poca luz natural se encontraba una hermosa mujer de cabello blanco con el torso envuelto en una toalla Blanca.

Su expresión mostraba ansiedad, expectativa y un poco de miedo, mientras observaba detenidamente el pasillo delante de ella, como si cruzarlo fuera un desafío insuperable para ella.

Aún así no retrocedió, aunque de igual manera sus pies se negaron a avanzar lo que dio como resultado que se convirtiera en una estatua enfrente del pasillo.

Esta mujer era naturalmente Samantha quien retiro de su cuerpo todas sus prendas con excepción del amuleto en su cuello, con el cual mantuvo su forma humana, esto con el propósito de que las personas a su alrededor creyeran que la chica hiena había desaparecido.

"Supongo que no es fácil cambiar... O quizás no quiera hacerlo..." - comentó Samantha antes de mirar su cuerpo, la tristeza atravesó sus ojos por un momento antes de que su mirada volviera a la normalidad.

"¡¡Tardas demasiado!!" - cuando Samantha se preparaba para retirarse, fue empujada desde atrás por un par de manos delicadas provocando que diera varios pasos hacia delante casi cayendo al piso.

La vergüenza coloreo el rostro de Samantha, sin embargo permaneció en silencio cuando se movió a un lado en el pasillo permitiendo que la otra persona pasara, ya que realmente no se dio cuenta que estuvo bloqueando el paso todo este tiempo.

Una joven paso a Samantha con una mirada furiosa, ella tenía un largo cabello negro y sobre su cabeza sobresalían dos pequeñas orejas gatunas, sus ojos por otro lado eran de un hermoso color aguamarina con pupilas delgadas como un felino.

"La próxima vez por lo menos responde cuando te hablen... Grosera." - sin disminuir su ira la joven continuó su camino hasta desaparecer en una puerta al otro lado del pasillo.

Samantha observó atentamente sus movimientos, ya que para su sorpresa ella se movía sin hacer ruido alguno, por otro lado no se perdió el ligero balanceo de sus caderas y sin olvidar la larga cola que sobresalía de su toalla...

Aunque se sintió avergonzada no pudo evitar sentir un poco de alivio ya que su encuentro con la joven le permitió salir de su aturdimiento y para bien o para mal ya estaba frente a la puerta al final del pasillo, así que soltando un pequeño suspiro atravesó la puerta entrando al lugar prohibido para todos los hombres.

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El baño era un enorme espacio abierto cubierto de mármol blanco en pisos y paredes dejando una gran impresión sobre el lugar, más aún si lo comparabas con el resto de la posada que en su mayoría estaba construido en base a piedra y madera.

En el techo se encontraba un tragaluz obstruido por un enorme cristal que permitía que todo el lugar se iluminará de forma natural, mientras que el baño en sí eran dos enormes piscinas de agua de 1 metro de altura con escalones en los costados que permitía que las mujeres se sentarán según su gusto dentro del agua, además de que fuera de las piscinas podías encontrar algunas regaderas y una pequeña pileta en la que podrían enjuagarse antes de entrar al baño o al salir.

Era una curiosa combinación de un baño griego con uno oriental, pero lo cierto es que era una estructura muy bella, algo sorprendente era que el agua siempre se mantenía caliente sin importar la hora del día, de la misma forma que las piscinas se mantenían llenas todo el tiempo fluyendo con agua limpia y cristalina.

El baño principal media un aproximado de 12x10 metros cuadrados, mientras que el secundario era de 7x5.

En ese pequeño baño se encontraba Samantha, habiendo metido la mayor parte de su cuerpo al agua permitió que sólo sus hombros y rostro se mantuvieran fuera mientas estaba sentada en los escalones de la piscina.

"No entiendo porque se avergüenza de su cuerpo, Maestra." - cuestionó Ría quien estába sentada a un lado de Samantha, con el cuerpo superior expuesto y solo la parte inferior de su cuerpo hundida en el agua.

"Quizás en todo este lugar no haya mujer con un cuerpo tan perfecto como el suyo." - expresó Ría mientras miraba directamente a Samantha como si esperara poder ver más allá del agua.

Sin embargo Samantha sólo cubrió su cuerpo por reflejo, lo que realmente la afectaba no era sólo su propio cuerpo, sino en cambio el estar rodeada de mujeres sin ninguna defensa exponiéndose totalmente.

Su propia compañera Ría era increíblemente deslumbrante ya que sus pechos descubiertos se erguían orgullosamente provocando que Samantha tragara saliva en secreto más de una vez, y si a ello le sumamos las otras mujeres que de vez en cuando caminaban frente a Samantha... Dejaba en claro el porqué de su vergüenza.

"Mmm en realidad es un poco sorprendente saber que la Maestra tiene esos intereses." - después de observar a Samantha durante un tiempo, Ría llegó a una revelación al ver como los ojos de su maestra seguían inconscientemente los cuerpos de las mujeres que pasaban cerca de ella.

"No me imagino cuantos corazones romperá cuando se enteren de esto." - exclamó Ría con una sonrisa burlona antes de caminar hasta quedar en diagonal a Samantha asegurándose de que la mayoría de mujeres en la sala quedarán a su espalda.

"Pero a mi no me molesta, siempre ayudaré a la maestra en lo que me solicite." - dijo Ría de manera tranquila antes de abrir sus piernas en silencio, permitiendo a Samantha apreciar por completo su hermoso paisaje.

"Agh." - con un pequeño grito ahogado Samantha colapso en silencio, hundiéndose en el agua dejando solo un muy pequeño rastro de sangre de su nariz.

"Oh... Me excedí." - exclamó Ría antes de correr para evitar que Samantha se ahogara.

....

Dos horas después, en el interior de la habitación en la posada Samantha despertó de su feliz sueño, la habitación estaba impregnada con una ligera fragancia a cítricos, y en una esquina se encontraba Ría trabajando en una nueva mezcla dentro de su caldero.

"Mmm, así que despertaste... Lamento lo que sucedió antes, no esperaba que su reacción fuera tan fuerte maestra." - comentó Ría casualmente sin retirar la sonrisa de sus pequeños labios.

"Durante este tiempo le prepare algo para que se recupere, además esto también ayudará a ocultar los últimos rastros de las rosas." - exclamó con un poco de orgullo en su pecho, lo cual provocó ondas en el corazón de Samantha.

Después de todo la apariencia actual de Ría era un poco estimulante ya que aparte de un par de guantes de cuero negro, una liga para el cabello y unas pequeñas bragas negras, ella no usaba ninguna otra prenda en su cuerpo, lo que creo un ambiente erótico mayor a sí no usará nada.

"cof... Cof... R-Ría ¿porque no estas vestida?" - cuestionó Samantha mientras desviaba su mirada, lo que provocó que Ría se sorprendiera ligeramente.

"Ah, eso... En realidad es más cómodo para mí, como una dríada me facilita la absorción de energía de esta forma." - aunque sus palabras eran razonables, Samantha sintió que algo no estaba bien, pero no pudo negar su juicio.

"Sigh. Ya es tarde, debo ir a ver a Bella al templo y también ir con Luvia para la instrucción... no olvides que si algo pasa debes revelar tu conexión con el templo." - al finalizar sus palabras reviso su apariencia, tomó su espada y salió de la casa.

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A partir de este momento la calma regresó a la vida de Samantha ya que no hubo ningún cambio que afectará su vida temporalmente, lo único difícil que experimento fue que los avances de Ría se volvieron audaces con el tiempo terminando en situaciones donde la encontraba durmiendo sobre su cuerpo desnuda, o accidentalmente la acariciaba con la excusa de darle un masaje.

Pero eso fue por parte de Samantha, para otros habitantes la situación siguió degenerándose ante la continua presión de los soldados, llegando al punto de que muchos deseaban que la elfa encapuchada hiciera justicia con ellos.

Sin embargo, sólo hasta que paso una semana ocurrió el segundo incidente, ya que esa mañana un grupo de mujeres ataco y mutilo a tres soldados en un pequeño callejón cuando éstos intentaron abusar de una niña.

En la pared quedo grabado con sangre el símbolo antiguo de los elfos oscuros, el cual era una extraña cresta con forma de arco azul sobre un árbol negro.

Este fue el comienzo de lo que en el futuro seria una revolución ideológica, ya que esa misma tarde una frase se difundió entre la población. - "Si una sola elfa puede hacerlo, ¿porque nosotras no?"

Que terminó dando como resultado a grupos de mujeres, granjeras, prostitutas, etc. Patrullando las calles con palos o cuchillos y mutilando o golpeando a todos los soldados que les hicieron algo.

Estas mujeres más tarde fueron llamadas las "Vigilantes de Black Forest" por los hombres y poetas locales, ya que su influencia continuó creciendo con el tiempo.

Sin embargo aunque eso trajo paz en la ciudad y permitió que Samantha se relajara, el vizconde por su parte terminó frustrado por los atentados en su contra, ya que los soldados asesinados o mutilados eran sus hombres.

Este mismo hombre se encontraba en una enorme sala dentro del ayuntamiento de la ciudad, donde entablaba conversaciones con el gobernador de la ciudad, así como algunos otros altos cargos.

"¡Otra vez!" - protesto con enojo en su voz al escuchar las noticias de su subordinado. - "Con este ya son 50, ¿ahora cuál es la razón?"

"P-parece qué v-violo a una niña de 8 años mi señor." - explicó el hombre con miedo mientras leía el informe. - "Cortaron su miembro y lo introdujeron en su... Al final murió desangrado colgado en el gremio de comerciantes."

La cara de los presentes palideció un poco al enterarse de la forma de morir del hombre, pero al pensar en lo que hizo para merecerlo algunos sintieron escalofríos en la espalda.

"¿Es que acaso todos se han dedicado a violar y robar como viles bandidos desde que llegamos aquí?" - cuando el hombre cuestionó, ninguno de los presentes respondió, ya que para ellos era algo común al llevar a sus hombres a otras ciudades.

"Sigh. No sólo tenemos que buscar los restos de la semihumana y las rosas, sino que también tenemos que tratar con la organización de esa elfa..." - explicó el comandante de los soldados con una mirada abatida al ser incapaz de salvar a sus hombres.

"¿Me permiten darle un pequeño consejo mi señor?" - preguntó un joven dentro de una armadura de cuerpo completo, siendo este el único que permaneció en silencio desde que inició la reunión.

"Adelante sir Kruger, su opinión siempre es bienvenida." - expresó el vizconde con modestia en su tono, totalmente diferente de cuando habló con los demás.

"Desde mi punto de vista solo le quedan dos opciones, si quiere cumplir con sus objetivos o evitar más daño." - los ojos del hombre brillaron de un tono dorado cuando exclamó.

"Es simple, las rosas probablemente ya fueron consumidas, pero aún debe ser posible obtener algunos restos, sólo que las consecuencias no son algo que podamos soportar." - el joven en armadura negó tranquilamente mientras daba su juicio, lo que provocó que los presentes fruncieran el ceño.

"Por otro lado lo de los soldados es más simple, o masacramos el pueblo o nos vamos." - esta vez los hombres se pararon con enojo, pero al ver la expresión seria del hombre se dieron cuenta que no era una broma y todos quedaron en silencio.

"¿Cuáles serían las consecuencias de destruir el lugar?" - cuestionó el vizconde con una mirada oscura en su rostro.

"Al principio no habrá grandes consecuencias, pero probablemente en un año todos estemos muertos." - levantó los hombros casualmente como si de lo que hablara no fuera su propia muerte, lo que provocó que los hombres volvieran a quedar en silencio.

Con resignación soltaron suspiros al mismo tiempo varios hombres cuando la conversación llegó a su fin.

Y mientras todo esto ocurría en la academia un grito rompió la calma cuando un incidente ocurrió, ya que 5 soldados sujetaron a Luvia por la fuerza mientras uno de ellos tomaba a Morgan por los brazos y lo levantaba en el aire.

Por otro lado Samantha estaba viendo la escena apretando los dientes mientras el odio cruzaba por sus ojos, sin considerarlo activo su amuleto nuevamente cambiando su apariencia a la de la elfa de cabello oscuro nuevamente.

De su espalda sujeto dos dagas y oculto su presencia esperando su oportunidad, en este mismo momento el joven en armadura que se preparaba para irse se detuvo en seco y por un momento el pánico cruzó sus ojos, sin advertir corrió contra la pared creando un enorme agujero cuando corrió por las calles.

El vizconde y sus hombres entraron en pánico por un momento antes de decidir perseguir al hombre esperando que las cosas no llegarán a un punto irreparable.

"¡¡¡Suéltalo!!!" - Grito con pánico Luvia al ver como levantaban a Morgan. - "Haré lo que quieran, por favor no le hagan daño... Solo es un niño."

"Jajaja, ¿realmente nos crees idiotas no? Este niño es tan humano como yo soy un dragón." - exclamó el hombre mientras sacaba un pequeño frasco de su cintura, este tenía un extraño líquido verde viscoso.

"No entiendo como pudiste esconderlo tanto tiempo, pero supongo que no esperabas que llegáramos... Ahora ya no tienes salida." - sonrió perversamente el hombre cuando vacío el contenido de la botella en la boca de Morgan quien solo lloraba amargamente mirando a su madre.

Cuando el líquido entró en contacto con el, su cuerpo brillo levemente antes de que su forma cambiará ligeramente.

Este cambio no sólo provocó que Luvia soltara lágrimas de tristeza y desesperación, sino que también provocó que Samantha en la oscuridad se sorprendiera enormemente...

Ya que ante sus ojos el pequeño niño se volvió un Elfo.

Y no cualquier elfo, sino un Elfo Oscuro.